El próximo día 18, habrá elecciones de autoridades municipales. En el Distrito Nacional, con Carolina Mejía actual alcaldesa, se visualiza la reelección.
¿Cómo las mujeres vemos la ciudad? "Carolina la ve con amor y mayor compromiso para seguir transformándola”; es la divisa de su campaña. De ahí su grito de guerra y logo, un corazón por la ciudad. No lo he leído en documento alguno de su propuesta de campaña, pero interpreto que su consigna e insignia son una respuesta a la violencia múltiple -y contra las mujeres- que afectan el mundo y el país. Incluido el Distrito Nacional.
Que la gente se ame, siempre es y será bueno, es la máxima aspiración de la condición humana, por lo que apostar al amor en todas sus manifestaciones es correcto, y anteponerlo a la violencia, es mucho más que un poema. Faltaría que en el período 2024-2028, la gestión de la ciudad de Santo Domingo, D.N., esté marcada por políticas que continúen elevando la calidad de vida de la familia capitaleña, que incluye más derecho a la ciudad, inclusión y bienestar integral; avanzar hacia la eliminación de la brecha social hombre-mujer, que por supuesto incluye el derecho de las mujeres al disfrute de sus espacios públicos e infraestructura y participación en la formulación del presupuesto.
Porque la ciudad no es homogénea. Es diferente para hombres y mujeres, y por tanto la mirada a la ciudad dependerá no solo de la condición de clases, sino también del género de quien la viva, disfrute o sufra.
Ciudad tiene nombre de mujer. Vale la pregunta del cómo las mujeres vivimos la ciudad. ¿La vemos igual que los hombres? La respuesta es, no. ¿Cómo la planificación urbana y de políticas sociales, con los criterios dominantes, ven la ciudad en relación con las mujeres? ¿La ven? ¿Piensan en nuestros intereses al momento de diseñar políticas de ciudad? Si lo piensan, no se nota.
La ciudad no existe en abstracto. Es una realidad social producto del desarrollo de las fuerzas productivas y sus modelos políticos, de desarrollo y de democracia. En consecuencia, está pensada como escenario para el desarrollo del capital y, las ciudades dominicanas, no son la excepción. Con una economía de servicios y un predominio del sector informal entre sus consecuencias, destaca la precariedad del empleo que impacta muy duro en la vida de las mujeres, especialmente madres adolescentes y/o jefas de familia. Por tanto, se demanda con urgencia, política de generación de empleos productivos, pensadas para las mujeres (las más pobres entre los pobres).
Otra mirada de mujer a la ciudad. ¿Viven igual un apagón los hombres que las mujeres con la in- seguridad y violencia ciudadana; su impacto en el transporte o el “andar la ciudad” ? No. ¿Acceso al suelo y vivienda, es igual para mujeres de la Av. Enriquillo y de La Ciénega? No.
A los elementos señalados contraponemos los grandes aportes de las mujeres a la economía de la ciudad y estabilidad familiar, están casi invisibilizados y no reconocidos con sentido de justicia.
Necesitamos más mujeres de compromiso social y político participando en política para avanzar e impedir el retroceso. Además de Carolina Mejía, aprobada como alcaldesa del Distrito Nacional; de Hanoi Sánchez y Danilsa Cuevas, de San Juan y Polo (Barahona); de Amparo Custodio y Mercedes Soto vice alcaldesas de La Vega y Bani, respectivamente; de que sean electas regidoras de alta calificación como Santa Sánchez, Maritzi Gutiérrez y Nely Reyes del Frente Amplio (D.N), entre otras de igual condición y de banderías partidaria diferente.