Situada en el extremo del sudoeste dominicano, Pedernales es una provincia sui generis, parida de contradicciones. Digna de estudio.

La séptima más grande en superficie territorial, con 2,080 kilómetros cuadrados, pero la más pequeña en población, 34 mil 375 de 10,7 millones que es la población nacional, según el X Censo Nacional de Población y Vivienda, 2022.

Rica en minas de bauxita, tierras raras y piedra caliza, pero el empobrecimiento ronda 60 de cada 100 de los seres humanos que la habitan.

Riquísima en biodiversidad, sol y playas, pero sus dos municipios, dos distritos municipios, secciones y parajes,  relegados.

Con las calles más anchas entre las provincias del país, como Juan López, pero la inevitable carretera Barahona-Pedernales es un culebreo insufrible que el Gobierno ha prometido resolver. La reconstrucción iniciada hace años va a paso de jicotea, con resultados, hasta ahora, desesperanzadores de cara al fin del cuatrienio presidencial el 16 de agosto próximo.

En la construcción del tramo Enriquillo-Pedernales, 74 kilómetros, iniciada hace tres años, no se ha colocado una pulgada de asfalto. La profusión de curvas peligrosas, la falta de señalización y las decenas de vacas y otros animales cruceteando, aumentan el riesgo de siniestros viales. Aumenta y estresa el tiempo de viaje.

La comunidad Las Mercedes, agropecuaria y minera, paralela a la carretera de la bauxita de Cabo Rojo, que sube hasta Aceitillar, en el área del hoyo Pelempito, es un referente de la fundación del poblado de Pedernales en 1927. Allí estaba el rancho para la escala de los colonos y monteadores que bajaban desde Duvergé por la sierra Baoruco a la sabana Juan López. Debería ser modelo para la comunidad y los turistas.

Pero ha sido abandonada a su suerte. Su población es mayoritariamente haitiana. La carretera que conecta con la troncal Pedernales-Cabo Rojo, menos de 10 kilómetros, estaba a tiro de asfalto; sin embargo, la olvidaron y ha vuelto a ser sinfín de cráteres rojizos, pese a que, justo al frente, han cogido de pista de buggies para turistas los hoyos dejados por la extracción de la bauxita.

Y sigue en retórica la ruta histórica que conecta con Puerto Escondido y ahorraría al menos dos horas de viaje para llegar a Duvergé y el Lago Enriquillo.

Cerca de Las Mercedes, hacia el sur, en Cabo Rojo, ejecutan el proyecto de desarrollo turístico sostenible. Construyen los dos primeros de nueve hoteles (12,000 habitaciones al final), accesos y obras hidrosanitarias y convierten en terminal de cruceros el viejo muelle (mediados de los 50) usado hasta hace poco para exportación de bauxita y caliza.

Las obras del proyecto turístico fueron iniciadas en 2021, poco después que las administraciones peledeistas recuperaran en un litigio judicial de dos décadas los títulos de propiedad de 362 millones de metros cuadrados de tierras estatales con vocación turística sustraídas a inicios de los 90 por funcionarios del gobierno de Balaguer, políticos, abogados, empresarios y otros vinculados. Las autoridades han dicho que el proyecto se levanta en unos 48 millones de metros cuadrados de ese terreno.

Pero el fundamental proyecto del frente marino en la playa local, diseñado para la gestión de gobierno pasado y ampliado por la actual, sigue patinando en discursos oficiales ante el silencio generalizado de los pedernalenses, pese a que activaría la economía de la comunidad sin dependencia absoluta de Cabo Rojo.

El 4 de enero de 2024 inauguraron la primera fase de la readecuación del muelle con la llegada del crucero con  2,500 viajantes. Y en Fitur-Madrid 2024, celebrada en el reciente enero, el director general de Alianza Público Privada, Sigmund Freund, junto a Turismo, presentó la identidad del destino turístico sostenible Cabo Rojo, poética pieza publicitaria que, sin embargo, escritural ni verbalmente, no sitúa los atractivos en Pedernales, sino en “Cabo Rojo, República Dominicana”.  https://www.youtube.com/watch?v=Yi1T9V24X_Q.

Y en la misma feria turística internacional, él anunció para el 1 de febrero el arribo de nuevo del barco Norwegian Pearl, pese a que ningún indicio de organización para recibimiento había en los predios de Cabo Rojo.

Al final, no hubo tal visita y no ha habido comunicado oficial con la explicación correspondiente. Ni anuncio de reprogramación.

El martes 6 de febrero, movimientos anormales de olas provocaron un socavón en el empalme entre el muelle y el espigón recién anclado. La concesionaria que construye la obra, ITM Group, restó importancia a los daños alegando que el material colocado era provisional, aunque atribuyó la causa a una inmensa surada.

Terminando el primer cuarto del siglo XXI, el municipio Pedernales, por iniciativas privadas, luce un creciente desarrollo urbanístico, existen unos ocho hoteles (algunos con piscinas) y decenas de alojamientos y viviendas tipo Airbnb (air-bed-and-breakfast) que suman unas 1,600 habitaciones. Y, en proceso, un Plan Municipal de Ordenamiento Territorial Turístico para la zona urbana, hecho por Turismo y avalado por la Alcaldía.

Paradójicamente, acechan sin temor a nada ni a nadie, los invasores de terrenos privados. Y el pueblo semeja por momentos la sabana Juan López de 1927, o un corral privado, con decenas de chivos y vacas deambulando, día y noche, por sus calles y parques, depredando sembradíos en solares ajenos sin que nadie actúe en favor del colectivo.