De acuerdo a Sigmund Freund, ministro de Administración Pública y director ejecutivo del Fideicomiso para el Desarrollo Turístico de Pedernales (ProPedernales), Sigmund Freund, el Gobierno ya ha invertido RD$18,000 millones en la construcción del destino turístico que tiene su foco en Cabo Rojo, 23 kilómetros al sureste de Pedernales, municipio cabecera de la provincia de la parte más austral del territorio dominicano, frontera con Haití.
Hay avances notorios con la inversión gubernamental. Sin dudas.
Dos hoteles de unas 570 habitaciones, que serán administrados por cadenas internacionales privadas, ya lucen su estructura básica y, conforme el mismo funcionario, serían inaugurados en el último trimestre de 2025.
La conversión del muelle viejo para embarque de bauxita y caliza (mediados de los años 50 del siglo XX hasta entrado el milenio actual) en terminal turística, coge forma y ha recibido cuatro cruceros, aunque crecen las quejas sobre los pocos beneficios para la comunidad (ínfimo consumo, monopolio del transporte (ITM/Taíno bay), de ventas de artesanías y grupos para animación). El aeropuerto internacional ya ha sido iniciado por la española Acciona, bajo reclamos de pagos de terrenos a agricultores afectados.
La carretera Barahona-Pedernales, única vía de comunicación formal de la provincia (124 km), está en construcción, pero acumula casi una década en ese proceso y cada día resulta más peligrosa por los altibajos, reductores injustificados e inesperados (policías acostado) y falta de señalización en todo su trayecto. A la fecha nadie explica a la comunidad la causa del grave retraso, aunque un simple recorrido durante un día en que no se anuncie próxima visita del presidente Abinader evidenciaría escasos frentes de trabajo y una asombrosa intermitencia.
El acueducto y la planta de tratamiento para el complejo turístico Cabo Rojo han sido levantados en tiempo réecord, menos de cuatro años. Plausible.
El municipio capital Pedernales, como Oviedo, viven, sin embargo, en modo promesas oficiales.
Agotándose el primer cuarto del siglo XXI, esta provincia rica en recursos naturales, que comenzó como sabana Juan López con un grupo de familias inmigrantes desde Duvergé en 1927, carece de todo, pero fundamentalmente de un sistema de alcantarillado pluvial y sanitario con su planta de tratamiento para las aguas servidas o residuales.
Yeso es inaceptable. Contradice el discurso de sostenibilidad y búsqueda del bienestar general para Pedernales y el resto de las provincias de la Región Enriquillo (Barahona, Independencia y Baoruco).
En tanto periodista pedernalense –sin adulonería- he depositado toda la confianza en la promesa de un proyecto de desarrollo turístico sostenible (con participación y desarrollo integral real del pueblo), desde que estaba en fase de ideas sueltas y anuncios oficiales y casi toda la provincia dudaba.
Pero lo he hecho a cambio del desarrollo de los municipios parejo con Cabo Rojo.
En esa perspectiva entran -como he escrito otras veces- la provisión de agua potable a través de grifos en casa y el sistema de alcantarillado pluvial y sanitario.
Su ausencia no solo es sinónimo de atraso, sino que equivale a proliferación de enfermedades hídricas por salmonelas, Escherichia coli (heces fecales), amebas, dermatosis, así como plagas de mosquitos (dengue, paludismo, chinkungunya), ratas (leptospirosis).
La falta de un sistema para la adecuada recolección y disposición de las aguas de lluvias favorece las inundaciones que dañan propiedades y charcos que sirven de reservorios para vectores. Pedernales está ahora más vulnerable a los torrentes porque el caos en el uso de suelo ha bloqueado las correntías naturales hacia el mar. Se construye dondequiera y comoquiera.
La carencia de un colector de las aguas sanitarias y de una planta de tratamiento que permita la reutilización del líquido en otras tareas, lleva a que las de inodoros, fregaderos, lixiviados de letrinas y otras fuentes sean enviadas al subsuelo, infiltren la capa freática y contaminan nuestras ricas fuentes de aguas subterráneas, que son mayores a las superficiales.
Igual que pasa con el anuncio del frente marino en la costa local, la carretera de empalme con Puerto Escondido, Duvergé, por Sierra del Baoruco y la modernización del alumbrado público, con el alcantarillado pluvial y sanitario urge que se pase del discurso a la acción. Ya corre el quinto año de gestión de gobierno.