En los tiempos de las gestiones de gobierno de Joaquín Balaguer había funcionarios que limitaban su rol a diligenciarse espacios en los medios de comunicación para promover un alto rendimiento, pero sin correspondencia con los hechos. Sólo buscaban crearse una imagen de eficientes y eficaces ante los ojos del presidente para evitar la destitución.

Así las cosas, teníamos pueblos que –según los discursos mediáticos de secretarios de Estado, administradores generales y directores ejecutivos- eran verdaderos paraísos en la tierra. Miles de tareas de tierra sembradas de todos los productos y con altísima productividad; puentes modernos, carreteras excelentes, proyectos habitaciones modelos; los mejores acueductos; servicio eléctrico mil por mil. Todo perfecto, pero en  las páginas de los periódicos, en los programas de televisión y en la radio.

A la vuelta de los años, ese tipo de  mentirosos patológicos en la administración pública siguen con vida.

Pasaba en las gestiones de gobierno del Partido Revolucionario Dominicano ocurrió.

En las del Partido de la Liberación Dominicana también había allantosos de ese tipo. Con los presupuestos de las instituciones, vivían del Fam Press, de la Publicity, las ruedas de prensa, envíos de nota prensa y pago a actores de medios electrónicos para que propagaran a diario derroches de halagos y los calificaran como dioses. En los hechos, otra historia.

Y en la actual, de Luis Abinader, esa mala práctica emociona a algunos.

Penoso que así sea.

Aparte del robo del erario, esa es la modalidad más perversa. Desdice de la ética del funcionario, por basarse en la mentira y representar una burla contra pueblos indefensos.

Generalmente, ese tipo de funcionarios termina mal. En el corto plazo, la sociedad descubre su intencionalidad y le pasa factura. Se derrumba la imagen porque los “estrategas” se la han construido sobre arena movediza.

El pensador griego Platón sentenciaba: “Parecer justo sin serlo es la mayor injusticia”.

Aunque el pueblo dice que “árbol que crece torcido, jamás sus ramas enderezan”, y “lo que comienza mal, mal acaba”, el funcionario podría cambiar su suerte, si evalúa en el camino y rectifica a tiempo.

El problema está en que ese tipo de personas comienza mal, sigue mal y termina mal porque suele ser testaruda. Sus oídos solo son sensibles a cuestiones de su conveniencia. La razón es una: el poder le neutraliza la razón y se convierte en arrogante. Eso sí, se excita hasta desplomarse de emoción al escuchar las loas mediáticas paridas por una interpretación equivocada de la comunicación estratégica. Aquella que mitifica los medios, pues, cree que la simple difusión masiva de su discurso manipula a la sociedad. Desconoce que el mejor discurso y el menos caro es aquel que se sustenta en la práctica, en la gestión de la verdad.

El Proyecto de Desarrollo Turístico de Pedernales, que comenzará su ejecución en los próximos días con la visita del presidente Luis Abinader, debería navegar libre de esas alimañas. Velar por ello no sobraría.

Pero se impone ahora que demos un voto de confianza a los funcionarios responsables de las ejecuciones de las iniciativas gubernamentales, sin dejar de observarles. Creer en ellos mientras no se desvíen hacia los caminos malos. Darles tiempo.

Hasta ahora, la gobernadora Miriam Brea, aunque taciturna, no ha parado de gestionar obras con el Presidente y en las instituciones, y les da seguimiento.

En el Consejo de Ministros celebrado recientemente en Barahona, reiteró sus propuestas: carretera Enriquillo-Pedernales, reinicio del Proyecto de Desarrollo del Valle de Juancho (Prodevaj); terminación de la instalación de la línea de 138 kilovatios que conectará la provincia con el sistema eléctrico nacional. Vías de las comunidades agrícolas; acueductos, programas de capacitación técnica, cooperativa pesquera, edificio verde para oficinas públicas, construcción de viviendas, proyecto de desarrollo frente a la playa local, alcantarillado y planta de tratamiento.

Eso es importante porque ella se desmarca de la función decorativa que históricamente, en el país, le han atribuido al cargo. Pero no basta. Necesita que los ministerios y direcciones activen, trabajen sin parar en esa línea. Que -como dice la gente- no mangoneen.

El Instituto Agrario Dominicano ha dicho que el Prodevaj será relanzado con una nueva modalidad; sin embargo, no arranca. Las tierras (gran parte de ellas en territorio de la provincia Pedernales y el resto en Enriquillo, Barahona) esperan la intervención oficial para parir frutos.

La carretera Enriquillo-Pedernales que –conforme han anunciado- será intervenida para ampliarla y eliminar 60 curvas peligrosas a lo largo de sus 74 kilómetros, está paralizada después de un amago. Dicen que socializan con personas de la zona para mover las cercas de los predios en áreas de intervención.

Tampoco arrancan los tractores para reconstruir carreteras y caminos vecinales en las lomas. Ni ha comenzado la edificación de los acueductos que suplirían agua potable a la provincia y a los complejos de Cabo Rojo.

Están detenidos los trabajos de extensión de la línea de 138 kilovatios que conectará la provincia con el sistema eléctrico nacional, y la instalación de la red de fibra óptica que facilitará la conversión de la provincia en “destino inteligente”. Ha sucedido luego que algunas de las torres fueran objeto de atentados. Una asociación de agricultores ha protestado en reclamo de pagos por el uso de terrenos para instalación de torres, pero la Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (ETED) exige que aparezcan los propietarios de las porciones de terrenos específicas donde serán colocadas.

El director ejecutivo del Proyecto de Desarrollo Turístico de Pedernales, viceministro de Cooperación Internacional de Turismo, Carlos Peguero, y el director ejecutivo de Alianzas Público-Privadas, Sigmund Freund, exhiben gran activismo. Son pilares más visibles de la Comisión Presidencial para el Desarrollo Turístico de Pedernales, presidida por Lisandro Macarrulla. Van bien.

Pedernales necesita reverdecer las esperanzas. El Gobierno ayudaría si todas las instituciones involucradas forman un frente y tocan la partitura de la sinfonía, sin desafines. Que el presidente Abinader lo ordene el día de junio en que vaya.