La carencia de voluntad de los anteriores gobiernos profundizó el empobrecimiento en la provincia Pedernales, 307 kilómetros al suroeste de la capital, en la frontera con la macondiana comuna haitiana de Anse -a- Pitre. Le corresponde ahora al nuevo presidente Luis Abinader (2020-2024) romper con esa larga desidia, o ensimismarse con la gran burbuja de promesas incumplidas de los otros. Su segunda visita en menos de una semana, este sábado 29 de agosto (posesionó el 16), representa un buen arranque.
El mandatario pernoctará hasta este domingo 30 de agosto en un hotel de campañas a orillas de la playa, a unos 500 metros de La Cueva Cabo Rojo, o de Los Pescadores, frente a la archifamosa Bahía de las Águilas y sus ocho kilómetros de playa, en el Parque Nacional Jaragua (1983), Reserva de la Biosfera (Unesco, 2002); y, aunque medios se han referido a menudo a viaje de placer, subyace la intención de servir como elemento motivador a los inversores.
El lunes 27 de agosto, el mandatario había viajado en helicóptero hasta el municipio cabecera para verificar los graves daños provocados en la víspera por las ráfagas y lluvias de la tormenta Laura y la repentina avenida del río Pedernales, seco durante décadas por las escasas lluvias y la desprotección, pero con antecedentes de inundaciones peores con cada ciclón.
COMO EL CANGREJO
La involución del pueblo se expresa con el primer vistazo. Jóvenes y adultos mayores deambulando, de arriba para abajo, en busca de los pesos para la comida del día. Decenas de haitianos, entre ellos mujeres, con niños y niñas a rastras, en la misma condición. El desempleo ha tocado fondo. Unos cuantos servidores públicos y de una zona franca de selección de piezas de pacas más los magros subsidios oficiales protagonizan las fuentes de ingreso de Pedernales. Los cuentapropistas abundan, pero las ventas se caen, y quiebran. No hay circulante.
Nada fortuito el dato del Mapa de la Pobreza en República Dominicana, elaborado por la Unidad Asesora de Análisis Económico y Social del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo. Se trata de la provincia con mayor proporción de familias con nivel socioeconómico muy bajo de las regiones Enriquillo, con 36%, (equivalente a 2,581), seguida por Elías Piña, con un 33% (5,077) de hogares en condiciones de pobreza extrema.
Pedernales ha retrocedido un mundo. De nada valieron su bauxita y su caliza, exprimidas sin compasión por la estadounidense Alcoa Exploration Company, desde finales de los años 50 del siglo XX (unos 30 millones de toneladas). Sólo quedan devastación, ruinas y muchos enajenados por la “cultura minera”. Y más pobreza que en la década del 80, en que la empresa se marchó porque el negocio ya no le era tan rentable.
El hospital nuevo (2016), donado por la Comunidad de Andalucía, carece de equipos fundamentales y de especialistas que eviten tantos referimientos a Barahona y el Distrito. No hay un ortopeda-traumatólogo que salve a un accidentado o enyese un dedo, pero tampoco un neumólogo que medique a un paciente crítico de COVID-19. El nosocomio ni siquiera cuenta con un ventilador, ni con unidad de cuidados intensivos.
A los pedernalenses también les han negado el derecho al agua potable. El acueducto local no sólo es deficiente, sino que incumple con los parámetros para garantizar la calidad del alimento. Y en el segundo municipio, Oviedo, antes Trujín, la vida es azarosa. Jamás ha contado con tal servicio. Su gente vive con sed, a expensa de favores coyunturales de políticos. Las diarreas por parasitosis, la hepatitis y las enfermedades de la piel son comunes en toda la provincia.
El Presidente ha anunciado la construcción de un aeropuerto y 3 mil habitaciones hoteleras. Excelente. Pero el desafío es grande. Hay que garantizar agua potable, al pueblo y a los visitantes. Los expertos sabrán de dónde la sacarán porque las superficiales son escasas y las subterráneas salinas. Trascender los discursos es el primer paso.
Más grande es el reto porque su gobierno debe apostar por un turismo que no reproduzca los vicios de otras experiencias: exclusión de los beneficios al pueblo dueño de los recursos naturales y mayor empobrecimiento, prostitución de todo tipo, drogas.
Pedernales urge la reactivación de su economía. Las inversiones turísticas en la zona de Cabo Rojo y en otros sitios de la costa hasta el pueblo, consignados en el Master Plan, ayudarán. Pero todo eso ha de llevarse a la par con la reconstrucción, remodelación, modernización, hermoseamiento y desarrollo del municipio.
Y eso incluye los servicios de salud, agua y electricidad; formación de profesionales, construcción de la autovía desde Pedernales, las carreteras hacia las zonas agrícolas, incentivo a la producción, viviendas dignas para eliminar arrabales, centro cultural y escuela de bellas artes, Proyecto Frente Marino (incluye el malecón), inversión en la protección del medio ambiente.
Si persiste la voluntad del presidente Abinader, para el gobierno no será difícil emprender el camino planteado. Y evitar más pecados contra Pedernales.