Hoy es Domingo de Ramos día en que el señor hace su entrada a triunfar en Jerusalén. Con su entrada los católicos del mundo recordamos uno de los actos más significativos, con los cuales se inician los actos religiosos de la llamada Semana Mayor. Los apósteles en estos momentos recrean la palabra del señor: Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos. Y si alguien les dice algo, respondan: "El Señor los necesita y los va a devolver en seguida".

Tiempo propicio para pausar reflexionar; acerca de nuestra sociedad, nuestras familias; en un momento donde la materialidad del ser parecería determinada todo, y donde la acumulación por la acumulación del dinero; parece ser la meta importante de una parte significativa de la sociedad global y de la nuestra en particular.

Atrás quedaron los valores , los principios, la honra de la familia, el buen hombre, el buen hacer, y el temor a la tacha y a la ofensa moral; que queda indeleblemente marcando nuestra existencia en los archivos de la historia.

Es necesario volver a una sociedad solidaria, a una sociedad humanizada, donde lo más preciado sea la vida humana, y sobre ellas nada; no importa cuán sólido pueda ser el argumento para desconocerla,  o simplemente para arrojarla a una cuneta putrefacta, que desemboca a ninguna parte.

Que el ejemplo del Nazareno, nos conduzca y nos guíe, como ejemplo de amor y sacrificio hacia el prójimo, hacia los pobres de solemnidad, pero no de espíritu. Aquellos que creemos en la vida nueva, en la vida eterna, como producto de una práctica terrenal, iluminada por la santa palabra.

Es momento adecuado para pausar y reflexionar sobre el futuro de nuestra sociedad, sobre el futuro de nuestras instituciones, sobre el bien hacer, sobre el buen gobierno, sobre la familia y sobre todo la palabra del Evangelio es con. Evangelio de los apóstoles que hoy orienta en medio de un mundo convulso Ideal más oscuras, apagadas, vacías porque sólo en ti se encuentra vida eterna.

El señor devela el comportamiento de los malhechores de la siguiente manera: Me rodea una jauría, me asalta una banda de malhechores; taladran mis manos y mis pies. Yo puedo contar todos mis huesos. Ayer como hoy, vidas taladras, las familias desbandadas, en conflicto sin sentido y de equivocada razón.

 

Cuanta riquezas entregadas en nuestras manos, cuanta miel y abundante leche se cumple en la promesa, pero una gran parte ha dado la espalda.

Pero en una eternidad siempre se puede cambiar ( F. Cabral). Y que la resurrección que conmemoraremos el Domingo de Pascua sea una nueva oportunidad para empezar de nuevo, para construir una mejor sociedad.

¡ Pausar y reflexionar!