El primo Rafael Valera estuvo de visita por su cumpleaños al estilo que viajan los emprendedores competitivos: sin desconectarse por completo de las actividades en las que ofrecen un servicio valioso. En su caso es la administración de lotes de estacionamiento y servicios de valet parking en el congestionado centro urbano de San Juan, Puerto Rico, y otras ciudades cercanas.

El viernes, en el mismo momento que entregó su auto en el restaurante de la capital en que pasaríamos un rato con algunos primos, recibió una llamada sobre situación estaba ocurriendo en uno de los lotes que administra cerca del Coliseo José Miguel Agrelot, uno de los más grandes con capacidad para 220 carros. Un grupo de jóvenes en ocho autos ven este enorme lote desierto, con las puertas cerradas sin candado (ya que es usado por personas que trabajan en el sector y pagan una mensualidad) y descubrieron una oportunidad para lo que aparentaba pasar un buen rato bailando, cantando y grabando, una tripleta que es uso y costumbre.  

Sana diversión, en principio, nada que no haríamos de volver a los “años mozos”, pero en propiedad privada sin autorización donde podría estar comprometida su responsabilidad civil y, quien sabe, hasta penal dependiendo de situaciones se pudieran presentar si la policía se veía precisada intervenir (queja de vecinos, accidente). Recibida la información contacta a un supervisor de la empresa que llega al lote y conversa con los jóvenes que explican entraron pensando era propiedad pública, que la intención era grabar un video para promocionar un grupo por redes sociales. No, el lote es privado, a la policía municipal se informó que no se tenía contemplada actividad para esa noche, si esa es la finalidad se puede llegar acuerdo que lo usen por tanto. Es mucho, bien, que tal por la mitad para cubrir costos por imprevistos y gastos póliza seguro. No tenemos, lo sentimos, en otra ocasión pueden solicitar con anticipación y llegar a un acuerdo. Ejemplo de maestría en negociación en tiempo real coordinó desde Santo Domingo.

Hay otra virtud de los emprendedores que también he encontrado en el primo Valera: la entrega personal a los principales proyectos de una actividad. Tiene más de veinte años con su propia empresa de Valet Parking y con propiedad o administración de lotes de estacionamientos sin perder “pié ni pisá” a una atención personalizada en todos los aspectos necesarios para dar un buen servicio.  Eso lo volví a ver en el concierto de Olga Tañón, donde tuvo contacto visual y orientó a cada una de las personas que aceptó su oferta de un espacio en un estacionamiento con más ventajas que el del Choliseo, como los puertorriqueños llaman a ese estadio llenó completo la Mujer de Fuego.

La otra cualidad admirable, no menos importante que las anteriores, es la tenacidad en tratar de descubrir el precio que mejor acomode el bolsillo de los clientes y sus proyecciones del remanente apropiado para continuar dando el servicio. No puede vender como oro molido los espacios porque no vende ni la mitad, pero tampoco los puede poner tan baratos que el parqueo se llene a los diez minutos con los primeros quieren aprovechar la ganga al inicio de una jornada laboral o los 2×1 de tragos en la zona turística de Condado. No, en el puesto de Condado Village es $3.90 una hora, $6.69 dos, 9.48 tres y la escala completa está visible para el colaborador y el cliente. 

He sido testigo que con ese tarifario el parqueo está ocupado en buena capacidad y con una circulación activa que permite atender un número mayor de personas. Exactamente lo que es común en el libre mercado y la competencia: un precio de equilibrio que descubren participantes y es imposible de superar en resultados cuando un tercero impone por decreto al que se deben hacer las transacciones. A tono con ese precio de equilibrio está la advertencia “No hay tiempo de gracia”, mantra que constantemente explica a sus colaboradores de esta forma:

“La fracción de hora se cobra completa porque usar el parqueo por cinco o diez minutos teniendo conocimiento de la tarifa indica que evitan el riesgo de una multa si estacionan sobre la acera o en zona que lo prohíbe. Si les cae un patrullero no pueden salir del problema explicando que solo fueron dos minutos para recoger una hamburguesa, como tampoco pueden entrar en debate si el cobro fuera por máquina. En el Marriot, que está al frente de Condado, no hay cajero en caseta y la primera hora es siete dólares, si cruzaste el brazo y tu diligencia es por pocos minutos pagas la tarifa completa.” 

En el chat de los primos recomendé crear un programa de pasantía en los veranos para estar dos o tres semanas colaborando en su empresa, rescatando así lo que en nuestro caso fue pasar un tiempo en las actividades estaban nuestros tíos de Las Matas de Farfán (ganadería, arroz, panadería y comercio). Gracias a Rafaelito y Maritza por estar de acuerdo en revivir esa tradición duró hasta que casi todos los tíos se mudaron a la capital.  Ojalá más programas e iniciativas que conecten a los jóvenes con emprendedores en actividades competitivas.