Conocí un viejo militante de izquierda que vivía completamente solo, aislado en una playa alejada del pueblo. Harto de discusiones, conflictos y peleas, llevaba años sin relacionarse con nadie. Se había convertido en un hombre frío, solitario y distante, que pasaba los días leyendo, pescando y haciendo alarde de su pasado glorioso.

Un día salió a navegar con su pequeña barca en alta mar. De pronto apareció un bote que chocó frontalmente contra el del viejo militante izquierdista. Este se pegó tal susto que dio un salto y cayó directamente al agua.

Mientras nadaba para volver a subir a su barca, empezó a maldecir al tripulante del otro bote. “Pero, desgraciado, ¡¿cómo has podido chocar conmigo?!  ¡¡Con lo grande que es el mar!! ¡Maldito seas! ¡Ya verás cuando te coja!”. Al conseguir sentarse y recuperar la compostura se dio cuenta de que allí no había nadie más. Era un bote a la deriva. El viejo militante de izquierda estaba empapado, rabioso y sin nadie con quien discutir y a quien culpar.

De pronto, por primera vez en muchos años, emitió una enorme carcajada. Algo en su interior se prendió. Y esa misma tarde se dejó caer por el bar del pueblo. Allí compartió con distintos amigos y excamaradas; volvió a nutrirse, socialmente, de las fuentes inagotables del pueblo. Una gran parte de la militancia de izquierda no hace vida social y si lo hace, lo hace muy restringido.

En el proceso de la lucha de clases, la burguesía en el poder promueve y exalta hasta el más alto nivel el individualismo, destacando el proyecto personal como lo más importante en la vida de todo ser humano. Los deseos y las voluntades individuales siempre son más que cualquier anhelo colectivo. La humanidad es hoy lo que es por la participación colectiva de la sociedad. Ahora bien, ¿sería posible que alguien pudiera vivir sin la necesidad de la sociedad?, ¿cómo sería la vida de los seres humanos sin la participación colectiva en la transformación de la naturaleza en el sentido más amplio de la palabra? El individuo solo es un cero. "El individuo solo es un mito, el individuo a un siendo fundamental, no podrá levantar ni siquiera una viga de cinco metros y menos una casa de cinco pisos. El partido elevará a todo y a cada uno, elevando la vida hasta cielo”. (Fragmento del poema canto a Lenin de Vladimir Maiakovski,el poeta proletario).

Contrario a la tesis leninista de vincularse con las masas, la historia de una parte de la izquierda dominicana ha sido muy débil en ese sentido. Viven aislado y cocinándose en su propia salsa. Forman organizaciones democráticas integradas en su mayoría por los militantes y cuadros de la organización.

A pesar de que la mayoría dicen ser el destacamento de vanguardia de la clase obrera, sus vínculos con los trabajadores son muy débiles. Las mayorías de las organizaciones de izquierda están integradas por militantes y cuadros provenientes en su mayoría del movimiento estudiantil y de los barrios pobres. Un partido marxista leninista no es solo comunista por su doctrina, sino además por la extracción social de sus integrantes.

César Pérez, en sus dos últimos artículos más recientemente publicados en Acento, se ha referido a dos elementos importantes, en el primero dice que la izquierda “no entendió que la democracia, más que un principio o un concepto, es un método”.  Y más adelante agrega: “siempre ha sido así y más hoy, porque el territorio, las calles, se han convertido en el escenario fundamental de la política y no las fábricas, como lo fue hasta los años 70”.

El otro elemento al que se refiere César Pérez es a la “territorialización de la política, arguyendo que ahí los énfasis de la descentralización y potenciación de la política en los espacios locales ha determinado en algunos países importantes niveles de participación y representación de las comunidades en su solución de sus urgencias. Elevando de ese modo la calidad de la democracia de esos estados, que se materializa en mayores niveles de desarrollo político, económico y social de muchos estados. Como sociedad, persistimos en darle la espalda a esa realidad o a incurrir en muchos equívocos”.

La historia del movimiento revolucionario internacional nos enseña que, sin mantener amplios vínculos con las masas, sin fortalecer constantemente esos vínculos, sin saber escuchar atentamente la voz de las masas y comprender sus necesidades más torturantes, como dice Arismendi Diaz Santana, “sin ser capaz, no solo de enseñar a las masas, sino también de aprender de ellas”, el partido de la clase obrera no puede ser un verdadero partido de masas, capaz de arrastrar consigo a las masas de millones de la clase obrera y de todos los trabajadores en sentido general.

El partido es invencible si como dice Lenin “sabe ligarse, aproximarse y, hasta cierto punto, si querer, fundirse con las más grandes masas trabajadoras, en primer término, con el proletariado; pero también con las masas no proletarias. Esos vínculos del Partido con las masas, a los que Lenin hace referencia, se desenvuelven en los ámbitos ideológico, político y organizativo.

Pero el Partido de la clase obrera no es una instancia o estructura extraña a las masas; sino es fruto de un alto grado de desarrollo de la conciencia de la clase obrera, es el instrumento político indispensable para alcanzar el poder y su emancipación, se nutre de hombre y mujeres provenientes del proletariado, que tienen conciencia de la necesidad de organizarse y luchar para poner fin al sistema capitalista de explotación, y saben que para lograrlo es a través de la conquista del poder.

“Esos hombres y mujeres que se unen al partido lo hacen porque ven que su política representa los intereses de los trabajadores y el pueblo y miran que su acción practica es consecuente con los dictados teóricos que pregona”. Para el partido poder crecer en el movimiento de masas, es necesario que los trabajadores, campesinos, jóvenes, intelectuales de izquierda, docentes, pobladores de barrios populares conozcan la política de la organización.

Esto implica la necesidad ineludible de desarrollar de manera permanente y sistemático un intenso trabajo de acercamiento, de relación directa con las masas, de discusiones con estas de sus problemas y de las propuestas que el partido tiene en ese sentido.

El PCT ha exhibido una política correcta en el sentido teórico sobre la necesidad de dar repuesta a la tarea de la revolución dominicana.  En la resolución política de su séptimo Congreso concluyo indicando que “el momento de la revolución es de acumulación de fuerza, que había un proceso lento y sin una tendencia perceptible todavía; pero que existían muchos factores de carácter objetivo, materiales, que bien trabajados y orientados políticamente, pudieran madurar y configurar una mejor situación.

Para aprovechar esa situación, el séptimo Congreso entendió que el desafío era:” desarrollar la organización y la lucha amplia de las masas, procurar oleadas sistemáticas, en calles y plazas públicas, como forma fundamental de la prostestas,reducir el predominio de los contravalores dominantes en la sociedad; vencer la sensación de derrota histórica; asumir en la practica la creencia de que  se puede avanzar en el sentido del cambio y la revolución”.(Resolución política del séptimo Congreso pagina 10,2011.

En el IX Congreso la tarea fundamental estaba dirigida en activar una alianza amplia opositora para contribuir a echar al PLD del poder, y con este hecho, general una nueva ambientación política que, a su vez, abriera condiciones para una nueva transición política democrática en el país; cumplida esa tarea, el PCT realizo su X Congreso para dotarse de una nueva táctica y orientación para la nueva situación a la que ha contribuido a crear con la derrota del PLD.

Se trata de la Resolución política asumida por el X Congreso; la cual” consiste en unir y movilizar las reservas democráticas y patrióticas de la nación; concretarla en una opción política popular, democrática, progresista, de izquierda amplia y diversa en su composición, que se proponga hacer relevo al gobierno actual y cerrar el paso al danilismo y el leonelismo y a otras derivaciones del litoral de la derecha en el 2024.”

“Esa opción debe estructurarse en, y tener como protagonista a la sociedad; en el debate sobre los principales problemas nacionales y sus soluciones; movilización cívica de los trabajadores y demás sectores populares, e integrar en su composición y orientación a los diversos eslabones del progresismo y la izquierda. El núcleo fundamental de esta resolución esta inspirada en movilizar a la sociedad política, como cuestión principal y garante de que la unidad vaya más allá de los grupos organizados, aunque los incluya con toda su importancia; logre constituir un espacio al que concurran las voluntades progresistas y de izquierda no organizadas; para así superar el maleficio de las muchas, casi todas las experiencias fallidas”. (Resolución política del X Congreso del PCT).

Con esa resolución, el PCT se coloca a la vanguardia del movimiento progresista y revolucionario, porque “la cuestión de privilegiar la sociedad política progresista, como la base social o el sujeto de la fuerza de la revolución; es el contexto para resolver el problema de la correlación de fuerza.  Bajo esa premisa y tomando como referente la experiencia del proceso histórico de la revolución, el PCT concluye que son las masas las fuerzas motrices del cambio y la transformación, esto está formulado a la perfección en el dicho: “las masas construyen la nueva sociedad, el partido la hace conscientes”, que constituye una importante síntesis marxista leninista.

Hay que considerar esta cuestión con un todo, como una acción revolucionaria que tiene un único objetivo: “no podemos permitir no solo la vuelta atrás, con el peledeísmo en su diferente versión, sino tampoco quedarse con los que están”. "La revolución y el cambio debe marchar, avanzar, elevarse cada vez más. ¡Que esto lo entiendan los revolucionarios! De lo contrario habrá peligros”.