1.- Para vivir en un país subdesarrollado, dominado por minorías nativas y el imperio de occidente, hay que permanecer despierto, ser perspicaz, muy agudo.

2.- Aquel que se comporta sin sacar de abajo habilidades, es posible que en América Latina y el Caribe termine siendo víctima de falta de madurez, pecando de insensatez, estar de alocado.

3.- No es más que exponerse a un riesgo, creer que estamos compartiendo hoy, en nuestro país, con el ser humano que conocimos y tratamos en otras épocas de la comunidad dominicana.

4.- La mujer y el hombre auténticos del pasado, ya están en extinción. El connacional de estos momentos está presto para fingir afectos y emociones. Cuadra perfectamente con la deslealtad.

5.- En el ambiente familiar, empresarial, político o de amistad, nadie está libre de peligro o miedo, porque acecha la inseguridad. La desconfianza se ha impuesto sobre la creencia, el crédito.

6.- Resulta sumamente difícil estar moviéndose en un sitio donde las personas cambian de parecer conforme sea su conveniencia. Aquí abundan por montones los tránsfugas, acomodaticios, chaqueteros y contemporizadores.

7.- No es solamente en el mundo de los negocios, la politiquería y en los vínculos sanguíneos donde comprobamos la existencia de la falsía. La encontramos en todas las relaciones sociales, aunque identificada como hipocresía, practicante de la doblez o simplemente pérfido, desleal.

8.- En cualquier espacio donde nos encontramos departiendo con esa persona de la nueva conducta y generación, ahí sobresale la forma de comportarse el sinuoso, el taimado, listo para presentarse como sincero, pero escondiendo su actitud culebreante, de ladino.

9.- Es más que complicado entenderse, armonizar y de cualquier forma avenirse, hacer química con ese individuo ausente de vergüenza, respeto y consideración hacia a aquellos con los cuales trata de establecer amistad.

10.- Desde cualquier ángulo que examinemos la forma de comportarse el material humano de ahora, en lo ético y moral, los resultados no son nada agradables, porque no producen satisfacción, solo disgustos, tristeza.

11.- Ciertamente, hay una parte de la comunidad dominicana que se siente a gusto, de buen agrado, a sus anchas, conforme para que todo siga igual, que nada cambie.

12.- Históricamente, las clases sociales en decadencia se identifican con la moral del régimen económico degradado por completo, y aquí no está ocurriendo la excepción.

13.- El medio social y político nacional es adecuado para desigualarse: unos, los que quieren y les conviene que el pueblo dominicano siga siendo fuente de enriquecimiento oprobioso, y otros, los que aspiran a una comunidad de gente de honor, dignidad y decoro.

14.- En nuestro país, la situación política y social, demanda de fuerzas sociales en ascenso, aquellas que están llamadas a representar el porvenir, a que comiencen a ocupar el lugar que les corresponde para regatearle el poder del Estado, a quienes lo detentan para satisfacer apetencias desmedidas.

15.- Gente nueva en el quehacer político, económico y social, deben traer un renovado gobierno, que ponga al ser humano como lo más importante, con una ética y moral ajustada a la decencia.

16.- Corresponde a mujeres y hombres sensibles del país hacer conciencia, decidirse por encabezar la lucha por cambios verdaderos, comenzando por poner a su lado a todos aquellos que aquí desean adecentar la vida pública, partiendo de una modificación del ordenamiento socioeconómico vigente, causante de todos los males económicos y sociales que nos lamentamos padecer.