Nórdico corresponde al norte o relacionado con él. Si se trata de los países del norte de Europa, lo constituyen 10 países, incluyendo a Reino Unido, Irlanda, Estonia, Letonia y Lituania. Mas se ha reservado el nombre de Países Nórdicos a aquellos también septentrionales que comparten rasgos que los han llevado a ser motivo de atracción y estudio.
Países Nórdicos desde esa connotación son Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. A veces y atendiendo al mismo propósito diferenciador se les confunde con los Escandinavos; pero en sentido estricto tal denominación solo aplica a los paisas ubicados en la península de Escandinavia y a esa península pertenecen los que hablan una de las tres ramas de las lenguas germánicas, se trata de Dinamarca, Noruega y Suecia.
Volviendo con los Países Nórdicos junto al hecho de ser 5 de los 11 países del mundo con los mayores Índices de Desarrollo Humano-IDH-, se destaca la democracia, la que bien puede ser, como se ha dicho, de los factores que explican el notable desarrollo.
Un componente común a resaltar de la democracia, es la muy reducida relevancia del personalismo político. Recuerdo cuando estando en Helsinki, capital de Finlandia, expresé ante amigos fineses mi sorpresa al ver junto a la muy poca ostentación del palacio de Gobierno, además la tan discreta y más que modesta presencia militar; a lo cual reaccionaron diciéndome: se trata de funcionarios públicos, más allá de las jerarquías, por lo que no amerita un tratamiento especial.
Se diría que, dado que entre los Países Nórdicos conservan aun reinados como en Dinamarca, Noruega y Suecia, que eso mismo podría ser una muy clara expresión de personalismo político; ante lo que procede traer el referido caso del entonces rey Gustavo Adolfo de Suecia cuando un periodista extranjero le inquirió ante el hecho de que estaba en la sala de espera de un hospital público, a lo que respondió diciendo: no es un caso de urgencia, por lo tanto, debo hacer mi turno.
Lo referido en relación al poco peso del personalismo político se manifiesta muy claramente en la fortaleza democrática ante el tan normal y no estridente funcionamiento de los procesos electorales; como salir de su trabajo para ir a votar y luego reintegrarse. Así como lo fácil que una o un dirigente, habiendo sido hasta primer ministro, al concluir se pierda en el anonimato.
La democracia bien gestionada es un gran valor. Procede estudiar detenidamente la democracia de los Países Nórdicos, entendiendo para quienes dirijan el Estado el profundo sentido de la locución latina primus inter pares, primero entre iguales.