A inicios de marzo de 2023, el Silicon Valley Bank (SVB) fue intervenido por las autoridades de Estados Unidos debido a una corrida bancaria. Es decir, el banco fue cerrado porque muchos ahorrantes comenzaron a retirar sus depósitos en un muy corto período, sin que el banco tuviera los activos líquidos para hacer frente a estas solicitudes de pago.

En el caso de SVB, para hacer frente a las demandas de retiros por US$42,000 millones que recibieron (en un solo día), primero pudieron utilizar sus activos en efectivo y equivalentes para pagar (US$13,803 millones). Como esto no era suficiente, comenzaron a vender parte de sus bonos. Esos bonos, que en libro tenían un valor, los vendieron a un precio menor, y les generó pérdidas por US$1,800 millones. Viendo que, de seguir vendiendo más bonos, iban a generarse más pérdidas, la gerencia del SVB decidió hacer una emisión de acciones para capitalizarse y obtener fondos frescos para hacer frente a los retiros de fondos. No obstante, este intento fracasó, lo que generó más temor entre las empresas con fondos depositados en el SVB y más solicitudes de retiro.

El problema que experimentó SVB cuando trató de vender sus bonos y obtuvo un valor inferior al que estos tenían cuando los compraron, se explica por las alzas de las tasas de interés que ha realizado la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos. Si las tasas de interés suben, el precio de los bonos existentes baja. El precio baja más fuertemente mientras más largo es el plazo de vencimiento del bono.

En este ambiente, y considerando que la Reserva Federal volvió a subir su tasa de política monetaria (tasa de fondos federales) en su reunión de marzo de 2023, surge la pregunta de ¿qué otros bancos americanos pueden tener problemas de liquidez?

Para responder a esa interrogante, Erica Jiang, Gregor Matvos, Tomasz Piskorski, y Amit Seru publicaron un artículo titulado “Monetary Tightening and U.S. Bank Fragility in 2023: Mark-to-Market Losses and Uninsured Depositor Runs?” en marzo de 2023. Primero, los autores evaluaron el valor de mercado de los activos (préstamos hipotecarios y bonos de distintos tipos) de unos 4,844 bancos de Estados Unidos. En base a esto, calcularon la pérdida que le ha supuesto a esos bancos los efectos de aumentos de tasa de interés y la caída del valor de las viviendas. Las estimaciones son interesantes. Los 4,844 bancos americanos tenían pérdidas no realizadas por US$2.2 trillones (millones de millones de dólares), un promedio de US$28.6 millones por banco.

Sin embargo, había mucha variabilidad dependiendo del tamaño del banco. Para aquellas entidades con activos menores a US$1,384 millones (unos 4,072 bancos pequeños), la pérdida promedio estimada fue de US$22.3 millones, equivalente al 9.1% de sus activos. Para los bancos con activos mayores a US$1,384 millones (bancos grandes) y que no son sistemáticamente importantes, las pérdidas promedio eran US$308 millones, igual a 10% de sus activos. Para los activos grandes y que eran sistemáticamente importantes (unas 29 entidades de intermediación financiera), las pérdidas promedio se estimaron en US$837 millones, equivalentes a 4.6% del total de activos.

Altas pérdidas no realizadas no necesariamente implican un problema para un banco. Solo lo sería si el banco debe vender los bonos a valor de mercado (por debajo del valor de compra) antes de su vencimiento o si debe vender su cartera hipotecaria a un precio inferior al registrado en libro. Esto sucedería solo si se produjera una corrida bancaria.

Una forma de medir el riesgo de una corrida bancaria es describir la proporción de depósitos sin garantizar en relación a los activos de un banco a valor de mercado. Al tener alta probabilidad de perder todo o una gran parte de sus ahorros, los dueños de depósitos no asegurados son los que retiran sus fondos de los bancos cuando ven alguna señal de insolvencia. El banco que corresponde a la mitad de la distribución presentaba una proporción de 24% de sus depósitos no asegurados en relación a sus activos a valor de mercado. El SVB presentaba 92% en este indicador, dentro de los 30 más elevados de todo Estados Unidos. Este fenómeno explica por qué SVB tuvo una corrida bancaria y por qué quebró: sus ahorrantes amplificaron los retiros por temor a perder sus fondos debido a que estos no estaban asegurados.

De acuerdo al estudio de Jiang y sus coautores, es difícil estimar cuántos bancos más pueden estar en riesgo de colapsar. SVB era de los que mayor proporción de depósitos no garantizados tenía, aunque no era el de mayores pérdidas no realizadas. Por el momento, y luego de la quiebra del Signature Bank, no ha habido otros bancos americanos que tuvieron ser intervenidos por las autoridades.

Parece ser que las medidas extraordinarias tomadas por las Reserva Federal (como la creación del Bank Term Funding Program que permite que un banco en necesidad de liquidez (dinero), tome dinero prestado a la Reserva Federal, poniendo como garantía o colateral los bonos en que tiene inversiones a precio de 100% y no a precio de mercado como era la regla) y disponga de ese préstamo por un año) lograron calmar a los depositantes y frenaron el efecto contagio de corridas bancarias observado en marzo.