Otro presidente en Perú es destituido y ya suman 6 en apenas cuatro años. Es un fenómeno digno de analizar para hacerlo, en nuestro programa de televisión Ajedrez Sociopolítico, conversamos con la abogada Silvia Verónica Mejía Salas quien nos ayudó a comprender el fenómeno.
Nos comentaba que esto surge en el contexto del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y el poder que asumió la dirigente opositora Keiko Fujimori en el Congreso que conllevó a una fragmentación del país.
De hecho, esa fragmentación quedó evidenciada en los resultados de las elecciones donde resultó electo Pedro Castillo que se definieron en balotaje por un estrecho margen en donde Castillo obtuvo el 50,22% contra un 49,78% de Keiko Fujimori.
Lograr la cohesión social ha sido difícil porque tampoco existe la cohesión política. El congreso y el gobierno no logran ponerse de acuerdo y esto crea caos porque ambos poseen mecanismos para anularse el uno al otro.
Desde que se incluyó la figura de la vacancia en 1993 en la constitución del país ha sido utilizada como un arma de doble filo por congresistas que parece aman la inestabilidad.
El Congreso cuenta con el mecanismo de la vacancia y el presidente cuenta con el mecanismo del cierre del Congreso. Esto hace que la gobernabilidad del país sea muy difícil pues, justamente, ambos hicieron uso del mecanismo que poseen el pasado miércoles, aunque al final se impuso el Congreso.
Su sucesora, la recién juramentada Dina Boluarte, se convierte en la primera presidenta en la historia de Perú, pero también en el sexto jefe del Estado peruano desde 2016 (Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti, Pedro Castillo y Dina Boluarte).
Castillo asumió la presidencia en julio de 2021 luego de imponerse a Keiko Fujimori con estrecho margen. Desde entonces vivió varias crisis de gobierno que le obligaron a reemplazar su cartera de ministros en más de una ocasión.
En tres ocasiones el Congreso había intentado sacarlo del poder declarando su vacancia del cargo por "permanente incapacidad moral" para gobernar.
La convocatoria del Congreso para discutir la destitución de Castillo, que estaba prevista antes de la declaración del gobierno de excepción, se basaba en la supuesta incompetencia del mandatario para gobernar pues en año y medio de gestión había nombrado cinco gabinetes y unos 80 ministros.
Sobre el mandatario pesan varias acusaciones de corrupción que involucran a miembros de su familia, pero que -en algunos casos- también le tocan directamente. De hecho, en octubre pasado, la fiscalía presentó una denuncia constitucional contra el mandatario, a quien señala por supuestamente liderar "una organización criminal" para enriquecerse con contratos del Estado y obstruir las investigaciones.
Para la destitución de Castillo era necesario el voto de dos tercios de los 130 miembros del Congreso, unos 87 parlamentarios, y fue aprobada con el respaldo de una holgada mayoría de 101.
Al final todo se convirtió en una lucha de las élites contra las clases bajas, según lo percibe el pueblo, pues Castillo representaba ese sector empobrecido, un maestro campesino que ganó la simpatía.
Esta nueva destitución, según nos comentaba Silvia Mejía, encuentra a Perú sumergida en la quinta ola de contagios de Covid-19 pues, precisamente, esa inestabilidad política ha evitado que se enfrente la pandemia con eficiencia.
Además Perú atraviesa por una de las sequías más grande de su historia afectando sobre manera el cultivo de la papa. También ya se están presentando conatos de violencia en el país.
Como vemos las secuelas no son buenas y esperamos que este país hermano encuentre el sendero de la estabilidad lo antes posible.