En el periodo pos trujillista, los estudiantes universitarios continuaron tomando parte activa en la vida política nacional, lo que incluyó fuertes tensiones y enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales y policiacas del país. Así ocurrió, por ejemplo, en enero de 1962 cuando se decretó un cerco a la (UASD) luego de que decenas de estudiantes se declararon en huelga de hambre para exigir la renuncia de Balaguer y del secretario de las Fuerzas Armadas. En las calles de la ciudad se sucedían cruentos enfrentamientos entre las fuerzas policiales y el pueblo que exigía la renuncia de Balaguer, obtenida finalmente el día 17 del propio mes.

Las tensiones y rivalidades en el interior de la universidad, también se manifestaban entre las organizaciones estudiantiles que aunaban a los universitarios de acuerdo con sus intereses políticos e ideológicos. Una parte de ellos, por ejemplo, se afiliaron a la agrupación de orientación social cristiana denominada Bloque Democrático Revolucionario Universitario (BDRU), la que después pasaría a llamarse Bloque Revolucionario Universitario Cristiano (BRUC) y más tarde Bloque Revolucionario Universitario Camilista (BRUC); nombre este último que lo identificaba con el cura guerrillero Camilo Torres. Por su parte, los de posición más izquierdista se afiliaron al Movimiento Independiente Universitario (MIU) y al Grupo Fragua, este último compuesto por “… ‘marxistas’ del PSP y, especialmente ‘castristas’ del 1J4” (Gleijeses 365). Otro grupo estudiantil se nucleó en el Frente Universitario Revolucionario Radical (FURR) de estrecha identificación con el PRD.

Durante el breve gobierno de Bosch, las organizaciones estudiantiles integraron la lucha por el mantenimiento del fuero universitario en la nueva constitución, reclamo que contó con el respaldo de los estudiantes secundarios. Una parte de los miembros de la Asamblea Constituyente se pronunciaron por reconocer de forma absoluta la autonomía universitaria, mientras los representantes del PRD lo condicionaban a la posterior aprobación del congreso. Estas posiciones lastraban las organizaciones estudiantiles, quienes se adherían a una posición u otra en dependencia de sus intereses y compromisos políticos.

Las tensiones durante el gobierno de Juan Bosch se suscitaron, además, luego de que este decretara la reducción del presupuesto universitario, alegando que sus profesores, apoyándose en la autonomía, habían elevado sus salarios de forma excesiva. Afirmó que los ocho millones de pesos que recibía la institución como presupuesto anual no eran necesarios, puesto que: “Con tres millones de pesos la universidad puede mantenerse.” (Martínez Almánzar, 104).

La posición de Bosch lo condujo a una tensa situación con la comunidad universitaria, en la que sobresalieron los alegatos presentados por el Consejo Universitario, la Asociación Dominicana de Profesores Universitarios y la Federación de Estudiantes Dominicanos. Esta última, afirmó en una comunicación al presidente: “La Federación de Estudiantes Dominicanos no puede permitir que se haga una reducción en el presupuesto de la Universidad, de ocho a tres millones de pesos, mientras el presupuesto de las Fuerzas Armadas que es de casi cincuenta millones de pesos, no se ha tocado” (Martínez Almánzar, 106).

En opinión de Juan Francisco Martínez Almánzar: “La actitud hostil que mantuvo Bosch frente a la universidad contribuyó a que distintos sectores de la Academia no salieran a defender el Gobierno constitucional en momentos que se incrementaban los rumores en torno a un Golpe de Estado (Martínez Almánzar, 126)”.

Esta opinión, sin embargo, contrasta con la posición asumida por una parte de los estudiantes, quienes de inmediato protestaron por el acto ilegal y mostraron sus posturas a favor del gobierno constitucional. En lo adelante, fueron múltiples las demostraciones del estudiantado dominicano para expresar su posición de apego a la legalidad constitucional. Las más importantes fueron los llamados a la huelga de hambre, enfrentamientos con la policía, mítines y protestas en el campus, espacio que sufrió un permanente cerco, asedio y agresión por parte de los agentes policiales.

Sobre esta situación, Belmonte aseguró: “La Universidad Autónoma de Santo Domingo manifiesta su gran agitación. Estudiantes dirigidos por el Frente Universitario Radical Revolucionario (FURR), de tendencia marxista-aprista- revisionista, y por los estudiantes marxistas-leninistas del periódico “Fragua”, intentan desencadenar una huelga general en la Universidad, protestando contra el escaso ardor revolucionario” (Belmonte, 201).

Dentro de las posiciones que asumió el estudiantado universitario, es notable su incorporación a la guerrilla “14 de junio” que se levantó en armas en noviembre de 1963, bajo las órdenes de Manuel Aurelio Tavares Justo (Manolo). Según afirma el historiador Franklin Franco Pichardo, entre los mártires de esta insurrección cerca del 40% era de origen universitario (estudiantes o graduados). Para respaldar sus palabras ofrece una lista “… completa de los mártires universitarios caídos en la insurrección de noviembre de 1963 y de los participantes que aún viven y (de los que) fallecieron después (Franco Pichardo, 288-289)”.

Varios de estos jóvenes universitarios murieron en las acciones combativas que sostuvo la guerrilla o fueron asesinados por el ejército cuando su líder decidió descender de las montañas acogiéndose a las garantías ofrecidas por el Triunvirato[1]. Los actos de sepelio constituyeron muestras de respaldo a los caídos, protagonizados por jóvenes dominicanos, sobre todo pertenecientes a la Agrupación Patriótica “14 de junio” (Martínez Almánzar, 155).

En los meses posteriores a estos hechos las complejas condiciones políticas del país, no solo se manifestaron a nivel social, sino que en el interior de la (UASD) la situación también se mantuvo en extrema tensión. Se manifestó, por ejemplo, en la oposición entre las organizaciones estudiantiles, sobre todo entre las agrupaciones de izquierda y la Acción Dominicana Independiente (ADI) considerada de extrema derecha.

[1] Esta acción produjo la primera crisis interna del Triunvirato al provocar la salida de su presidente Emilio de los Santos.