Cartel publicitario de la «Oppenheimer» que trata de  un pasado politizado por el macartismo.

Uno de mis regalos en el Día del Padre 2023 fue la invitación a “un cine de gran pantalla” para ver una película de 3 horas hecha con un presupuesto de US$ 100 millones: Oppenheimer.

Mi hijo deseaba explicaciones a la historia del argumento, lo que me trajo muchas remembranzas y que él deseaba que las compartiera con mi esposa Margot y su cónyuge, Nicole. Y mi hijo Miguel Sulion tenía razón.

Porque lo primero que busqué fue la fuente documental en la que se basaba la verosimilitud de los hechos narrados.

El resultado de la pesquisa fue encontrar que el libro de Kai Bird y Martin Sherwin titulado «Prometeo Americano» fue merecedor del Premio Pulitzer 2006, dedicado a la literatura en la categoría de “biografía” y que Cristopher Nolan la lleva al cine en 2023.

Un crítico, Nolan Rada Galindo (en el siguiente enlace: https://hipertextual.com/2023/07/oppenheimer-libro-adaptacion-inspiracion-christopher-nolan), señala que “la influencia de este libro en la película es tal que los autores son mencionados en los créditos de la cinta. ¿Qué sugiere esto? En su guion, Christopher Nolan se apegó mucho a la biografía para mostrar lo contado en la película. Por tanto, más allá de alguna licencia creativa para favorecer el relato o una interpretación de los acontecimientos, la mayor parte de Oppenheimer está basada en hechos comprobables y verosímiles.”

En otro momento, el articulista señala: “Una característica importante de Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer es que se trata de un libro de no ficción. Es decir, está compuesto por investigación periodística y documental, y no por recursos ficcionales o imaginativos. Se estima que uno de sus autores, Martin J. Sherwin, pasó al menos veinte años recabando información sobre el científico para luego volcarla en la obra. Fue así como dio con aspectos y episodios de la vida personal de Oppenheimer que no eran tan conocidos.”

Nuclear Energy (1964–1966) (LH 526) es una escultura en bronce por Henry Moore en el campus de la Universidad de Chicago en el sitio del primer reactor nuclear del mundo, Chicago Pile-1. La primera reacción en cadena nuclear fue producida en este lugar el 2 de diciembre de 1942.

Esta escultura se encontraba -en mis tiempos de estudiante en Chicago- en el camino de la Biblioteca a mi apartamento. Es una primera remembranza que me produjo la película de Nolan.

Años después, en un viaje auspiciado por JICA (la agencia japonesa de cooperación internacional), visité el lugar donde cayó en Hiroshima la bomba atómica, a la que ayudó Oppenheimer a crear.

El domo del observatorio astronómico marca el lugar donde cayó el 5 de agosto de 1942 una de las dos bombas –llamada “Little Boy” – que recibió Japón por orden del presidente Truman. La otra fue en Nagasaki. Nolan presenta en  la película el desdén presidencial ante el dolor de conciencia expresado por Oppenheimer en la entrevista que sostuvieron. Es otra remembranza que me produjo Nolan.

La siguiente me llega de la mano con la persecución del Sen. Joseph McCarthy, cuando Nolan presenta las largas sesiones interrogando a los asociados de Oppenheimer en todas las etapas de su vida por su pasado en causas comunistas, como la Guerra española.

Dice Wikipedia: “El término macartismo, ​ mccarthismo, maccarthismo o macarthismo se utiliza en referencia a acusaciones de deslealtad, comunismo, la subversión o traición a la patria en las que no se tiene el debido respeto a un proceso legal justo donde se consideren los derechos humanos del acusado.”

Gonzalo Franco, en Hipertextual (en el enlace siguiente: https://hipertextual.com/2023/08/teoria-conspiracion-oppenheimer-asesinato-kennedy), lanza la posible teoría conspirativa de que el administrador del Proyecto Manhattan, Lewis Strauss, participó en el asesinato de Kennedy al “sugerir” un motivo: el senador John Kennedy obstaculizó su nombramiento ministerial en la Cámara Alta.

En palabras de Franco: “John F. Kennedy, el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, murió en el año 1963 por el impacto de varias balas. Lee Harvey Oswald fue detenido y asesinado dos días después, por lo que no pudo ser juzgado. La comisión encargada de investigar el asesinato concluyó que Oswald había trabajado solo. Pero 15 años después, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos dictaminó que todo podía haberse tratado de una operación mucho más compleja.

Una hipótesis lo suficientemente atractiva como para desatar decenas de teorías sobre quién o quiénes fueron realmente los asesinos de Kennedy. Ahora, Nolan ha arrojado —con o sin intención— un nuevo nombre a la lista: Lewis Strauss. El político es interpretado por Robert Downey Jr. en la película. Y en el último tercio se desvela que en realidad es una persona tremendamente vengativa y calculadora. Su primer encuentro con Robert Oppenheimer tiene lugar en una vista pública en la que el científico logra ridiculizarlo ante todos los testigos.

Herido en su orgullo y obsesionado con aquel momento, Strauss tejió durante años una compleja red de mentiras y confabulaciones. Desde las sombras, filtró todo el pasado comunista del padre de la bomba atómica con el fin de destruirle la carrera y el reconocimiento público para siempre. Pero todo se desmorona cuando David Hill, interpretado por Rami Malek, interviene en su contra ante el tribunal que debe votar su ascenso al puesto de secretario de Comercio de los Estados Unidos. Ese trabajo era el gran sueño de Strauss, su máxima aspiración. Y destapada su estratagema contra Oppenheimer, su castillo de naipes cede irremediablemente.”

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Con las ganancias que obtendrá con la película, Oppenheimer ¿financiará una secuela con el desarrollo de esta nueva teoría conspirativa y dejarnos caer en la trampa de los conspiracionistas? No quiero llegar a tener esas nuevas remembranzas.