El 22 de noviembre de 1963, fecha fatídica del asesinato del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, el más joven y el primer católico en la Casa Blanca, el recién juramentado presidente demócrata Lindon B. Johnson, el mismo que envió los Marines a invadir Santo Domingo el 28 de abril de 1965, condecoraba con el Premio Enrico Fermi, al Científico Robert J. Oppenheimer. Johnson era el vicepresidente hasta ese día.

El motivo del reconocimiento del gobierno norteamericano se debió al interés de rehabilitarlo políticamente , luego de haber caído en desgracia en el año de 1954, no obstante ser el padre de la bomba atómica y haberle prestado notables servicios a la nación norteamericana, con la victoria definitiva en la Segunda Guerra Mundial, que ya habían logrado los soviéticos, antes que ellos, y la rendición incondicional del Japón, luego del genocidio del lanzamiento de sendas bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de mayoría cristiana, Hiroshima y Nagasaki el 6 de Agosto de 1945, llevadas a bordo de un bombardero B-29 de la Fuerza Aérea Norteamericana, llamado Enola Gay, cumpliendo órdenes del presidente Harry S. Truman.

Al terminar la guerra, Oppenheimer fue nombrado el jefe consultor de la recién creada AEC, o Comisión de Energía Atómica y utilizó esa posición para apoyar el control internacional de armas nucleares oponiéndose a la carrera armamentista entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Sus actitudes frecuentemente provocaron la ira de los políticos hasta el punto de que en 1954, se le despojó de su nivel de seguridad, perdiendo el acceso a los documentos militares secretos de su país. Poco a poco, su capacidad de influir fue disminuyendo, aunque continuó dando charlas, abiertamente en contra del desarrollo de la bomba de hidrógeno, y trabajando en física e impartiendo docencia.

Robert Oppenheimer nació en Nueva York el 22 de abril de 1904, hijo de Julius S. Oppenheimer un rico importador de telas y alfombras, alemán, que había emigrado a los Estados Unidos en 1888, y de Ella Friedman, judía, de gran inclinación hacia las artes. Estudió en el Ethical Culture Society School.

Durante sus años de estudio fue un alumno muy versátil, con buena aptitud tanto para las ciencias como para las artes, que llamaba la atención de sus compañeros no solamente por su facilidad para aprender y aventajar con gran agudeza a sus compañeros de clase y maestros, sino también por ser reconcentrado y mantenerse inmerso en profundas cavilaciones científicas que anotaba en fórmulas matemáticas y físicas que le resultaban incomprensibles a los demás alumnos. Había ingresado a la Universidad de Harvard en 1922, antes de cumplir dieciocho años de edad, graduándose Summa Cum Laude en Química en tan sólo tres años de estudio.

Durante sus estudios en Harvard, Oppenheimer se interesó en la física experimental y en termodinámica, materia dictada por el profesor Percy Bridgman, y como para la época no había en los Estados Unidos centros de física experimental de clase mundial, continuó sus estudios en Europa, realizando un post grado en el Instituto Cavendish, dirigido por Ernest Rutherford. Allí descubrió que su fuerte era la teoría física, no la física experimental.

En 1926 ingresó a la Universidad de Gottingen para estudiar física con el científico de origen también judío Max Born, obteniendo su doctorado en Física a los veinticuatro años de edad, Oppenheimer también allí sobresalió por su inteligencia y agudeza mental.

Con un conocimiento y unas habilidades científicas tan impresionantes, Oppenheimer resultó el candidato ideal para dirigir, desde 1942, el Proyecto Manhattan, que era el nombre en clave de los planes  de los Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, iniciado durante la Segunda Guerra Mundial, para desarrollar la primera bomba atómica, y que había tenido su génesis en el llamado “Comité Uranio” del Presidente Franklin Delano Roosevelt  en  1939, antes de entrar en la Segunda Guerra Mundial, como reacción a la fisión nuclear descubierta en 1938 por los científicos alemanes Otto Hahn y su alumno Fritz Strassman en su laboratorio de Berlín, ambos también de origen y cultura judía.

Oppenheimer dirigía aquella comunidad científica, formada por químicos, físicos y de las ciencias informáticas, bajo la supervisión y controles de seguridad del Coronel Leslie R. Groves, del Ejército Norteamericano, quien acabara, en 1943, los trabajos de construcción del Pentágono, dando el primer picazo el 11 de septiembre de 1941, exactamente sesenta años antes de los atentados de Nueva York.

El objetivo fundamental era construir la llamada super bomba antes que los alemanes, quienes tenían el “proyecto Uranio”, porque si ellos la hubiesen conseguido primero, la historia sería otra. Los rusos por su parte también andaban detrás de la super bomba con su proyecto en clave “Operación Borodino”, batalla fatal de la derrota napoleónica en Rusia en 1812, inmortalizada por Tchaikovsky en su famosa Obertura.

El científico Viktor Wesskopf expuso, años más tarde el entusiasmo con que Oppenheimer abrazó el proyecto Manhattan para producir la bomba, con estas palabras, que son un ejemplo de liderazgo y trabajo en equipo:

“Él, Oppenheimer no dirigió desde la oficina central. Estaba presente intelectual y hasta físicamente en cada paso decisivo. Estaba presente en el laboratorio o en las salas de seminario, cuando se medía un nuevo efecto, cuando se concebía una nueva idea. No era tanto por las ideas que aportaba algunas veces, sino que su influencia principal venía de algo más. Fue su presencia continua e intensa, que produjo en todos nosotros un sentido de participación directa; creó aquella atmósfera única de entusiasmo y desafío que impregnó el lugar durante todo su período.”

El primer ensayo atómico exitoso ocurrió en el desierto de Alamogordo, en Nuevo México. El artefacto se llamó Trinity y se trataba de una bomba -A de plutonio del mismo tipo que “Fat Man” (hombre gordo) que sería lanzada sobre Nagasaki días después. En la actualidad este lugar está marcado por un monolito cónico negro de silicio resultado de la fundición de las rocas y de la arena bajo el efecto del calor, al momento de hacerse la explosión experimental de la bomba. Oppenheimer recordó y cito, un párrafo del Vagavad Gita, “Ahora me convertí en la muerte, la destructora de mundos“.

Pero las posturas y opiniones del padre de la bomba que había hecho estragos en dos ciudades japonesas, no fue bien visto por el estado profundo, los mercaderes de la guerra que postean en Wall Street, ni por el complejo militar industrial, del que, al despedirse de la presidencia, el General de cinco estrellas Dwight David Eisenhower, alertara, por lo que se comenzó a aplicar una especie de conjura en su contra.

El plan contra Oppenheimer se hizo manifiesto en  1954, aunque se estaba gestando años antes, luego de ser nombrado Director de la CEA, aunque durante los trabajos de investigación que dieron origen a la bomba atómica y al momento de informar al Presidente Demócrata Harry S. Truman, quien había jurado al cargo en enero de ese mismo año tras la muerte del cuatro veces electo Franklin Delano Roosevelt, del éxito de las pruebas, la comunidad científica que trabajaba en el proyecto no dudó en darle todo el mérito.

Esto se debió a varias causas, primeramente, a la negativa, a que comenzaran a proliferar arsenales de bombas con una capacidad destructiva nunca antes vista en la historia y al genocidio hecho a Japón, gracias a su invento. Pensó que luego de construida debería guardarse aunque se hiciera pública su posesión, como estrategia de disuasión, porque ya Alemania se había rendido, en mayo de 1945, tras la supuesta muerte de Hitler el 30 de abril, y la rendición japonesa ya era un hecho. Por lo que la mayoría de los padres de la bomba consideraron innecesario el uso del arma.

¿Debía ser EUA el primer país en usar tan terrible arma? Hay que pensar claramente y establecer que las armas, de acuerdo a su capacidad letal, tienen un poder disuasivo, para convencer al posible rival de que no resulta conveniente enfrentar a quien posee el arma. Estados Unidos, si usaba la bomba, entraba en la historia, como de hecho entró, además de que, con una demostración de poder semejante y novedosa, reafirmaba su nombre de potencia militar mundial, además de ganarle la carrera por la bomba a la Unión Soviética, convirtiéndose así en la primera potencia con poderío nuclear porque las demás estaban todavía detrás de construir la superbomba y había que demostrarle al mundo su capacidad destructiva, sin importar las víctimas civiles.

Harry S. Truman, sucesor a la presidencia cuando murió Roosevelt, nombró a un comité científico militar, del que formaba parte Oppenheimer, para que evaluara los posibles efectos de la explosión de una bomba atómica. El informe de la comisión recomendó que se lanzara sobre algún blanco japonés, sin advertencia previa, por lo que fueron lanzadas sobre dos ciudades, blancos civiles, no sobre objetivos militares en el curso de una guerra.

En la orquestación de la conjura no faltaron los celos profesionales y la lucha de intereses encabezados por el físico Edward Teller, quien veía grandes beneficios económicos en aumentar la producción de bombas e ir a la delantera en la carrera armamentista frente a la Unión Soviética, produciendo y detonando la primera bomba de hidrogeno, llamada “Mike” el 1 de noviembre de 1952, en el atolón de Enewetak, al norte del Pacífico.

A ello se unió los antecedentes de Oppenheimer de haber tenido amores con una activista comunista llamada Jean Tatlock, hija de un profesor de literatura de la Universidad de Berkeley, que aparece en la reciente película de Chris Nolan, además de haber apoyado en su juventud económicamente los movimientos comunistas, gracias a haber heredado trescientos mil dólares en los años treinta, una verdadera fortuna en tiempos de la gran depresión que inició en  1929, lo que le permitió a Oppenheimer apoyar hasta a los Republicanos de la guerra Civil española, unido a que el Director del Buró Federal de Investigaciones, FBI, J. Edgar Hoover, guardaba datos de Oppenheimer y de todos los personajes relevantes de los Estados Unidos durante todo el tiempo que estuvo al frente del FBI, cuarenta y ocho años, desde el 10 de mayo de 1924 hasta el 2 de mayo de 1972, fecha de su muerte.

Además, Oppenheimer no escapó tampoco de las investigaciones del Senador Joseph Mc Carthy, abanderado del anticomunismo y compilador de la famosa lista negra, que arrastró mucha gente notable a los tribunales, con todo y el show en los medios de prensa.

En su papel como consejero político, Oppenheimer se ganó muchos enemigos. El FBI dirigido por J. Edgar Hoover había estado siguiendo sus actividades desde antes de la guerra, cuando mostró simpatías comunistas como profesor radical y estaban deseando proporcionar a los enemigos políticos y profesionales de Oppenheimer pruebas incriminatorias sobre sus supuestos vínculos comunistas.

Entre estos enemigos estaba incluido el judío Lewis Strauss, un comisionado de la AEC, que por mucho tiempo había albergado resentimiento contra Oppenheimer, tanto por su activismo contra la bomba de hidrógeno como por haberlo humillado ante el Congreso algunos años antes. Strauss y el senador Brien Mc Mahon, autor en 1946 de la Ley de Energía Atómica, secundados por Edward Teller, el formulador de la acusación, recomendaron al presidente republicano, General Dwight David Eisenhower, (1952-1956,1956-1960) a revocar la credencial de seguridad de Oppenheimer, negándole acceso a documentos, planes y estrategias de seguridad nacional estadunidense.

Esto llegó tras la controversia sobre si algunos de los alumnos de Oppenheimer, habían sido comunistas en la época en que habían trabajado con él en Berkeley. El hermano de Oppenheimer, Frank, fue obligado a testificar ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas, que presidía el Senador Joseph Mc Carthy, donde admitió haber sido miembro del Partido Comunista en los años treinta, pero rechazó dar los nombres de otros miembros. A consecuencia de esto Frank fue despedido de su puesto universitario, y al no poder encontrar trabajo en el campo de la enseñanza, se dedicó a la ganadería en su finca de Colorado.

Todo  este lodo calló, incluidas sospechas de ser agente enemigo, sobre Oppenheimer, el hombre que a la fecha de los hechos, había prestado los servicios más valiosos a Estados Unidos y sus intereses globales, aunque no se pronunció condena alguna en su contra, salvo la inhabilitación, por la acusación sustentada por Strauss Director de la CEA, el padre de la superbomba vivió sus siguientes años dedicado a la enseñanza y a la investigación científica, habiendo sustituido a Albert Einstein, quien no inventó, en sentido estricto, nada para beneficio de la humanidad, en el Institute for Advanced Study, de Princeton, New Jersey, en 1947.

La URSS, sin embargo, detonó su primera bomba nuclear el 29 de agosto de 1949. Oppenheimer, fumador empedernido, murió de cáncer pulmonar el 18 de febrero de 1967, algo menos de cuatro años después de su rehabilitación política hecha por la concesión del Premio Enrico Fermi el 22 de noviembre de 1963. Lyndon Baines Johnson fue reelecto presidente por el Partido Demócrata, en 1964, y es el hombre que metió a Estados Unidos y el mundo, en los dolores de cabeza de la guerra de Vietnam.