-Porque: “Que algo parezca difícil no quiere decir que nadie más sea capaz de hacerlo”. 
-Fija tu rumbo a una estrella y podrás navegar a través de cualquier tormenta. Da Vinci.

Desconozco si se producirá otra oportunidad como esta, pero, con la esperanza puesta en que la historia se repite, solo nos queda esperar el incierto momento en que esto ocurra. Por más lerdo que alguien sea, estoy seguro de que sabe al tema que me refiero, es decir, a la gran oportunidad de producir cambios reales y verdaderos que redunden en la definitiva revolución institucional en nuestro país, ya que, por encima de la clase política que hemos desarrollado, el poder político, todos sabemos donde radica. 

Es ahora, ya que el país no puede continuar expandiendo su división territorial, lo cual, en vez de crear beneficios y “derechos”, como lo argumentaron en su momento los “onorables” aquellos, la resultante es todo lo contrario. Se ha producido un gigantismo de todo el Estado, sustentado en el erario que, de así continuar, adicionándole a esto el desgraciado clientelismo, indiscutiblemente que será imposible que esta maquinaria se sostenga en el tiempo, y, solo el caos se vislumbra en el horizonte, ya que cada día son incontables las agresiones que recibe el Estado, como ese de querer pensionar a alcaldes, regidores y otras aromas, con un ínfimo tiempo sirviéndole al Estado. 

Son muchas las cosas que se pueden cambiar definitivamente ahora, a saber: ¿Qué nos tiene más hundidos en la miseria económica, moral e institucional? ¿Serán las acciones o falta de acciones de la criminal y corrupta policía nacional? ¿la corrupción y la permisividad que produce el mamotreto del código de justicia que nos gastamos? o, ¿el clientelismo político llevado a cabo por los “onorables”, tanto por las leyes que hacen, cuyo cumplimiento conlleva el sangramiento del presupuesto nacional, incluyendo, claro está, el famoso e indelicado barrilito y el cofrecito? Todo esto, sin dejar de lado, los llamados diputados del inoperante, desacreditado y proveedor de un desvergonzado blindaje, que lleva por nombre ¿PARLACEM? Y ni hablar de los llamados diputados nacionales, toda una desvergüenza ética para aumentar el parasitismo político. 

Y, señor presidente, sí, porque esto solo usted puede hacerlo. Recordarle que usted puede convertirse en el presidente legendario, del cual, y al cual habría que referirse, cuando algo se refiera al desarrollo de la nación, es decir, el presidente que permanecería presente y por siempre en nuestra historia, con un antes y un después.  

Pero, por igual, podría ser todo lo contrario, es decir, el que pudo y no lo hizo, y, aquel que tenga la próxima oportunidad, de hacer -si es que se produce-, sabrá muy bien que hacer, debido a que las lecciones vergonzosas, por dejar de hacer, son las que más se graban en la memoria del ser humano. 

Las expectativas, en muchos casos, son fatales y más, cuando uno mismo es que las ha creado, ya que los resultados nunca llegan a colmar las mismas y menos, cuando haces cosas que no encajan con los propuestos, lo cual trae confusión y frustración y esto, repugnancia. Por eso, y ante tantos intereses particulares, aún y estos sean supuestamente políticos, que en la realidad son personales, el encontrarse rodeado de tantas amenazas particulares, siempre es bueno recordar que la lealtad que se ha comprado ya sea con dinero o puestos dirigenciales, normalmente, tienen menos valor del precio que se ha pagado por ella. 

Y no me voy a extender más en este asunto, porque a buen entendedor pocas palabras, pero, no sin antes recordarle que cuando se desea hacer algo por el país, por la nación, a fin de que sobreviva a todos los intereses particulares o espurios, lo que se debe hacer, simplemente, es hacer lo que sea necesario, pero hacerlo. Así nomás. ¡Sí señor!