La controversia sobre la manipulación de la opinión pública es tan vieja como el concepto mismo, lo que se comprueba en la crítica de Platón a aquellos ciudadanos cuyas palabras en el ágora de la Antigua Grecia, lugar de origen de la opinión pública, iban más rápidas que sus pensamientos.

Para el filósofo alemán Jürgen Habermas, el más destacado estudioso de la opinión pública de nuestro tiempo, es de vital importancia que el Estado democrático cuente con la legitimación popular de la opinión pública.

Como se sabe, la opinión se denomina pública no sólo porque es del público, sino también porque implica la res pública, la cosa pública, es decir, argumentos de naturaleza pública: los intereses generales, el bien común, los problemas colectivos.

Motivado por la importancia de la opinión pública en el funcionamiento del Estado, Bertrand Russell, en su reconocida obra El poder, la calificó como una forma de poder omnipotente.

En ese sentido, el citado autor, sostuvo que todas las demás formas de poder, como son el sacerdotal, el real, el desnudo, el revolucionario y el económico, se derivan del poder de la opinión pública.

Dentro del contexto del tiempo en que fue escrita la referida obra, Russell puso como ejemplo lo siguiente: “Los ejércitos son inútiles si los soldados no creen en la causa por la que luchan o, en el caso de los mercenarios, si no tienen confianza en la capacidad de su comandante para llevarle la vitoria… Puede decirse, pues, que la opinión es el poder decisivo en los asuntos sociales”.

Siguiendo ese mismo orden, podemos afirmar que el poder de la propaganda del Estado, conducida por el gobierno de turno, siempre tiene una alta efectividad, la cual es mayor cuando la oposición es débil.

Toda propaganda, sin importar que provenga del gobierno o de los partidos de oposición, trae consigo siempre el virus de la manipulación de la opinión pública. Como sostiene Nicola Mateucci, en el Diccionario de Política de Norberto Bobbio, “en el estado contemporáneo se produce la falta de distinción entre el estado y la sociedad civil, dado que uno está compenetrado en el otro, por lo cual se forma una clase dirigente que interesada en el dominio, puede fácilmente manipular la o. pública”.

Nadie ha manipulado con tanto éxito la opinión pública como el Partido de la Liberación Dominicana, el cual, principalmente, por ese motivo, gobernó la República Dominicana durante 16 años consecutivos.

Durante los gobiernos morados del presidente Leonel Fernández los principales medios utilizados para difundir la masiva y sistemática propaganda gubernamental fueron la televisión, como es natural que ocurra en la llamada democracia de video de Sartori, y la radio. En cambio, en los dos mandatos hegemónicos del presidente Danilo Medina, además de la televisión y la radio, jugaron un papel de gran importancia el internet y las redes sociales.

En ese contexto, tanto los gobiernos de Leonel Fernández como los de Danilo Medina, estos últimos asesorados por Joao Santana, a través de los medios tradicionales, el internet y las redes sociales, manipularon, desde el poder, a la opinión pública.

Finalmente, es tiempo de avanzar hacia la creación de una opinión pública correctamente informada, para mejorar la calidad de nuestra democracia.