El pasado viernes 26 de abril del año en curso, se conmemoró el Día Mundial de la Propiedad Intelectual. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), establece en su portal web www.wipo.int que la protección de dichos derechos mejora la vida de las personas en todo el mundo, ya que la utilizan para convertir sus ideas en activos. Ello permite generar beneficios económicos y sociales que optimizan la calidad de vida de la gente.

Pese a los avances y esfuerzos en la República Dominicana, aún el Estado y los empresarios no logran comprender la relevancia del tema. La realidad es que la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial (ONAPI), dentro de las razones por las que se ha mantenido operando es porque recauda tasas que financian sus operaciones. Esa no es la cruda y difícil realidad de la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA), que, sí necesita más apoyo estatal para llevar a cabo la labor de difusión, promoción y protección en todo el país, no solo en algunas demarcaciones.

Quien suscribe este artículo de opinión, publicó el 2 de agosto de 2022, el libro “Propiedad Intelectual, Competencia y Consumo”, en el que plasmó lo que entiende es una solución impostergable para beneficio de la creatividad e innovación en la República Dominicana: la ineludible fusión de ONAPI y ONDA. La idea consiste en reformar legal e institucionalmente las Leyes 20-00 sobre Propiedad Industrial, 65-00 sobre Derecho de Autor, tomando en cuenta las modificaciones vertidas por la 424-06 de Implementación del DR-CAFTA. Sería una gran oportunidad para actualizar en materia de inteligencia Artificial (IA) y vincular a sectores interesados.

Por consiguiente, lo que se pretende es que se cree la Dirección General de Propiedad Intelectual (DGPI). En este proceso, la OMPI puede acompañar al país, ya que sus recomendaciones y cooperación es primordial dada su gran experiencia. Lo cierto es que ONDA luce rezagada y un impulso de este tipo propiciaría un gran empuje para el sector, ya que permitiría un gran dinamismo entre los usuarios que encontrarían al amparo de una misma institución y normativa la gestión y protección de sus derechos intelectuales.

Además, quien ha visitado ambas instituciones puede dar testimonio de lo sostenido. Algunos pondrán resistencia por cuestiones muy particulares, pero la idea no es desaparecer la ONDA, sino que ONAPI la asuma en todo sentido de la palabra, es decir, incluyendo su personal y que se pueda reestructurar su fisonomía institucional, porque, a decir verdad, ONAPI está mejor organizada en todo sentido de la palabra. No hay razón alguna para que las entidades de la industria creativa del país estén separadas. Hasta el 2017, ONDA estuvo adscrita al Ministerio de Cultura, pero ya se encuentran desde ese mismo año al Ministerio de Industria, Comercio y MIPYMES (MICM).

Asimismo, una gran ventaja que tiene ONAPI, es que cuenta con edificaciones propiedad del Estado, donde se puede construir verticalmente más espacios para brindar sus servicios. Obviamente, el presupuesto de ONDA sería transferido a ONAPI con la finalidad de asumir los gastos operativos (nómina). La propuesta consiste en que se mantenga la figura de un Director (a) General, pero que se designen dos subdirectores (as) técnicos (as) para cada área de la Propiedad Intelectual: un Subdirector (a) Técnico (a) en materia de Propiedad Industrial, y otro, Subdirector (a) Técnico (a) en materia de Derecho de Autor. Para las áreas administrativas, podrían nombrarse otros en virtud de la ley, pero no tendrían el carácter de técnicos que si deberán calificar por méritos.

En ese orden, se estaría logrando una sola agenda en materia de Propiedad Intelectual, porque la protección, asesoría y acompañamiento de la creatividad nacional encontraría refugio en un mismo lugar. Hay que recordar que desde 2012 el país cuenta con una Estrategia Nacional de Propiedad Intelectual, que se circunscribe a uno de los ejes de la Ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo (END).

En fin, solo cabe pedir a la Asociación Dominicana de Propiedad Intelectual (ADOPI), que asuma esta propuesta como suya para fines de un correcto tratamiento institucional. Si la misma se comparte con la OMPI, es seguro que se contará con su apoyo en todo sentido de la palabra. En la actualidad, existe la Academia Nacional de Propiedad Intelectual (AMPI), una inciativa de la OMPI y asumida por ONAPI por razones obvias, pero que muy poos conocen. El MICM también debe tener un papel relevante en dichas discusiones, dada su naturaleza. Hay que sensibilizar a la clase política para que asuma el tema a corto y mediano plazo. Solo a través de la creatividad e innovación se desarrollan los pueblos.

¡Ya es tiempo!