Los bombardeos que desde hace semanas el Estado de Israel ejecuta sobre el pueblo palestino están matando a socorristas, trabajadores de las Naciones Unidas y civiles que tratan de llevar ayudas humanitarias a los refugios y centros médicos en Gaza.

Los reportes muestran 11 mil muertos y 1 millón de desplazados en varias semanas de conflicto, un número muy elevado. Los medios de prensa internacional reportan más de 100 miembros de los organismos internacionales, humanitarios y de socorros víctimas de los ataques israelís.

De toda la población fallecida el 40 % son niños, niñas y jóvenes. Mientras que un 20% corresponde a mujeres y un 40% a hombres que han muerto por las ofensivas de Israel.

Los ataques a hospitales, ambulancias, socorristas y civiles que nada tienen que ver con los atentados del 7 de octubre es inhumano; de 35 centros médicos que operaban del lado palestino dando servicios a los heridos, en la actualidad 16 han sido afectados.

La Cruz Roja y la Federación de la Cruz Roja informan que miembros de los organismos humanitarios y organizaciones de socorro están muriendo como consecuencia de los ataques.

El derecho humanitario internacional no apoya la violencia en sus diferentes formas. Condena las acciones violentas sin importar de dónde proceda y no justifica castigar a un pueblo en nombre de la paz.

“Las medidas que adopten las Naciones para luchar contra el terrorismo deben respetar la Carta de las Naciones Unidas y cumplir las obligaciones que les incumben en virtud del derecho internacional, en particular el derecho internacional de los derechos humanos…” (Naciones Unidas, 2022).

Lo que ocurre en Gaza es una barbarie que deshonra el derecho de los tratados humanitarios internacionales.  Nadie debería morir, ni civiles inocentes, ni mucho menos quienes brindan ayudas a los heridos, refugiados y desamparados.

La asistencia humanitaria es un derecho internacional que está siendo mancillado en la Franja de Gaza.  No existen límites. Todos los acuerdos y convenios humanitarios lanzados al zafacón, un retroceso para las Naciones Unidas.

Los organismos de emergencias y asistencia humanitaria, en todo el mundo, deben condenar las acciones que hacen retroceder años de avances en materia humanitaria.  Que las dolorosas escenas de destrucción y muertes hagan reflexionar a los países y a los bandos en conflagración por el derecho a la asistencia humanitaria.

No se justifica que las personas sean alcanzadas por bombas mientras hacen algún traslado de ayuda, o cuando llevan medicinas, agua, frazadas o alimentos a los que sufren por la guerra.

Solidaridad a los organismos humanitarios de emergencias y de protección civil; expresar la necesidad de proteger a los civiles y trabajadores humanitarios ubicados en Gaza.

Los corredores humanitarios deben operar para que fluyan las ayudas y se pueda asistir a los más vulnerables, sin importar la nacionalidad y las creencias religiosas.  Que las entregas de alimentos, medicamentos, frazadas y agua lleguen a los que sufren y están al borde de la muerte.