“La soledad no es un vacío, sino una plenitud que se abre al abismo del ser; una herida luminosa que nos conecta con lo inefable”. Basilio Belliard

En un atrevimiento lector me he visto tentada a explorar la Temporalidad y Soledad de Basilio Belliard, una obra introspectiva que nos enseña el sentido del tiempo y la soledad en la vida humana a través de reflexiones y ensayos. Profundizando los temas existenciales que abarcan desde el sentimiento de aislamiento hasta la fugacidad del tiempo.

Este homenaje a Octavio Paz es más que un ensayo literario, expresa un diálogo íntimo entre el autor y el Premio Nobel Mexicano, una meditación existencial en la que este no solo interpreta a Paz, sino que lo reimagina desde una perspectiva caribeña entretejida de imágenes sensoriales que están cargadas de sensibilidad y lirismo.

La arquitectura conceptual de esta obra -una serie de ensayos interconectados- abordan las preocupaciones poéticas y filosóficas de Octavio Paz, retomando la ruptura del tiempo lineal y la soledad como condición inherente al ser humano y además un eje transformador del lenguaje. En su interpretación progresiva cada capítulo marca amplios contextos históricos y culturales, sin dejar atrás la experiencia individual.

Profundizando la mirada aprecié como la parte más significativa de este ensayo poético, el análisis del poema El Arco y la Lira, donde el maestro Belliard proyecta la comprensión de Paz respecto de la poesía como un puente entre el tiempo y la eternidad, logrando establecer una magistral conexión entre esa concepción y las raíces filosóficas, evocando con ello la presencia de Martin Heidegger y Heráclito de Éfeso en el pensamiento de Octavio Paz.

Basilio (como le llaman sus amigos) no solo descifra este simbolismo, sino que le añade una capa de profundidad al comparar esas ideas con la propia experiencia temporal del caribe.

Otro recurso para destacar en este libro es el tratamiento del tiempo como una construcción múltiple. Belliard nos proyecta como Paz logra descomponer la noción del tiempo lineal para proponer una temporalidad cíclica, donde el presente, pasado y futuro convergen en un instante eterno. Es como si buscara conectar estas ideas con las experiencias del lector, vinculando sutilmente la soledad con una puerta hacia el autoconocimiento.

Este mocano se las trae, en otras palabras, el poeta nos dice que la soledad es un espacio de creación y resistencia y que, aunque a veces sea dolorosa, es un motor de autodescubrimiento. Al final nos propone un diálogo entre culturas y generaciones más allá del tiempo, no se limita solo a lo académico, construye un puente entre Paz y los lectores contemporáneos con un estilo literario de claridad conceptual y un lenguaje profundamente evocador.

Marcado por la profundidad filosófica el autor recurre a preguntas fundamentales sobre el propósito del tiempo, dejando leer, además, un estilo que incorpora la poesía en prosa y ofrece la mezcla generosa entre esta y el ensayo, suscitando emociones y aportando profundidad a las ideas.

El profesor Belliard -que además de poeta y ensayista es crítico literario- no solo se confirma como un lector minucioso y apasionado de Octavio Paz, también como un escritor capaz de captar la esencia poética de su obra y reinterpretarla con voz propia.

Esta obra es una invitación que con lirismo inconfundible e imágenes sensoriales nos estimula a redescubrir la poesía como una herramienta para entender la soledad, el tiempo y nuestra propia humanidad.