Durante un discurso a la nación del pasado 21 de febrero, luego de respaldar la independencia de las "Repúblicas" de Donetsk y Luhansk, Putin dijo: “En el 1990, cuando se discutió la unificación alemana, Estados Unidos prometió a los líderes soviéticos que la jurisdicción o la presencia militar de la OTAN no se expandiría ni un centímetro hacia el Este, y que la unificación de Alemania no conduciría a la expansión de la organización militar de la OTAN”. Al pronunciar estas palabras Putin anunciaba y justificaba sus intenciones de agredir a Ucrania, y a la vez se exculpaba del genocidio que iría a cometer al vecino país.

Sin embargo, la verdad suele ser tan diferente a las acostumbradas mentiras del presidente ruso y peor aun cuando esas mentiras son “papagayeadas” por los ignorantes o por aquellos que, sin saberlo, sirven al tirano del Kremlin como su «Quinta columna». Empero, cuando se está en la historia como testigo presencial, difícilmente se pueda engatusar a quienes conozcan la realidad de los acontecimientos.

  ¿Qué convino la OTAN con Gorbachov?

Empecemos aclarando que no existe ningún documento oficial por escrito de dicho acuerdo, y que la versión rusa de que Occidente prometió que no habría ampliación de la OTAN hacia otros países del Este, a cambio de aceptar la unificación alemana durante el gobierno del presidente soviético Mijaíl Gorbachov, es totalmente a temporal; puesto que ni se sabía en aquel entonces lo que pronto iba a pasar con la ex República Democrática de Alemania (RDA).

Ahora bien, es cierto que el tema de la no expansión de la OTAN estuvo dentro de los debates   con Gorbachov en febrero de 1990, cuando viajaron a Moscú el secretario de Estado de EEUU James Baker y, enseguida después, ministro alemán de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher. Ambos cancilleres sugirieron a su homólogo británico, Douglas Hurd, que había que declarar públicamente que “la OTAN no tiene la intención de expandirse hacia el Este”, pero esa publicación nunca se realizó.

A pesar de que Gorbachov siempre fue muy firme en sus postulados, y para él sería inaceptable cualquier extensión de la OTAN, terminó convencido por Baker, cuando éste le hizo entender de que era mejor una Alemania en la OTAN que dejarla por la libre. El presidente soviético pareció aceptarlo, ya que dio la luz verde para empezar el proceso de unificación.

No obstante, en Washington el Consejo de Seguridad Nacional concertó que no sería factible una Alemania unificada y que no estuviera en la OTAN. Tanto Baker como Bush acabaron convenciendo a Helmut Kohl de adoptar el ingreso a la OTAN de la Alemania unificada. A su vez, Gorbachov y su ministro de exteriores, Eduard Shevardnadze, llegaron a proponer una estructura pan-europea de seguridad, que incluyera el ingreso de Rusia en la OTAN. Esto nunca sucedió, pues a medida que transcurría el tiempo, Gorbachov se veía en fuertes presiones internas de una Unión Soviética –Estado y sociedad– en descomposición, y para frenar esta situación necesitaba dinero que Alemania estaba a disposición de facilitar para relocalizar los soldados soviéticos que iban a salir de la Alemania socialista. A cambio, Gorbachov terminó aceptando, lo que en un principio parecía inaceptable, la unificación de Alemania y por efecto su ingreso a la OTAN el 3 de octubre de 1990.  Podríamos calificar esto como un gran éxito diplomático para Occidente en la historia del siglo 20.

El tema de la expansión de la OTAN, fue perdiendo interés principal con la primera guerra del Golfo del 1991 por la invasión de las tropas de Saddam Hussein en Kuwait y la posterior desintegración de la Unión Soviética. También, la derrota de Bush frente a Clinton hizo que, con la llegada de una nueva Administración, cambiara la política exterior de Washington. Clinton impulsó la ampliación de la OTAN que deseaban fervientemente los países candidatos de la ex-órbita soviética. Es menester mencionar, que estos países por aquiescencia nacional y casi absoluta, ingresaron voluntariamente a la OTAN, y con razones bastantes obvias que sólo podemos afirmar con lo que está pasando en Ucrania en estos momentos.

 

En conclusión, ¿qué si se prometieron y “desprometieron” cosas? no se sabe a ciencia cierta y lo demás es pura especulación. Pero sí sabe que nunca formalmente se hicieron acuerdos. Mas, si se hubiera hecho algún acuerdo formal, con la entonces Unión Soviética, hoy no tendría validez porque dicho acuerdo perdería legitimidad por la inexistencia del país en cuestión <la URSS>. Todo fueron pactos verbales y no demasiado claros. Lo único escrito fue la llamada Acta Fundacional Rusia-OTAN del año 1997 (dos años antes a las primeras nuevas ampliaciones de la Alianza a partir de 1999), cuando se le propuso a la Rusia de Boris Jelzin un acuerdo para construir una relación de colaboración en materia de seguridad entre su país y la OTAN, donde Rusia incluso ganó un asiento permanente en la sede de la organización en Bruselas.

Al asumir Vladimir Putin el poder en Rusia en el 1999, inauguró su toma de posesión con su primera agresión a Chechenia. Este gesto de agresión de Putin causó el distanciamiento entre las relaciones rusas con la OTAN, y por consecuencia esto provocó un alto grado de desconfianza entre los países miembros de la alianza militar. Para aquella ocasión el entonces presidente checo, Vaclav Havel, dijo: "Creo que ha habido tal problema ruso durante muchos siglos, es que Rusia no sabe exactamente dónde comienza y dónde termina. Aunque es el país más grande del mundo, todavía siente que es un poco pequeño y que siempre está amenazando a los pequeños vecinos que lo rodean".

Probablemente, si Rusia se hubiera unido a la OTAN como se lo propusieron en 1997, es posible que nunca hubiera agredido a Chechenia, Georgia, la Crimea y ahora a Ucrania. Pero Vladimir Putin, el ex oficial de la KGB que servía en 1989 en Alemania Oriental, llegó a Moscú lleno de resentimiento y hoy con nostalgia dice: “la Unión Soviética ha perdido su posición en Europa”.