Hay noticias que se reciben con el mayor grado de asombro. Quien se mete en las redes se entera como si asistiera ante un espectáculo, una serie de mal gusto o una película aceptable, de esas que no surgen todos los días. Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay, dijo en la CELAC, y me pareció bien que lo hiciera, que no quería que el organismo se convirtiera en un club de amigos.
Se refería, qué duda nos cabe, a Cristina Kirchner, a Maduro y a los demás presidentes que tomaron ese organismo, o que podrían tomarlo, como eso mismo: un club. Sin embargo, olvida Lacalle Pou, para que se vea que no es santo de mi devoción tampoco, que ya tenemos un BRICS y otros organismos que sería dramático mencionar ahora. Esa ideología de grupo es vieja en la historia de la humanidad, como es viejo el lavasaquismo, la inercia y los movimientos políticos estratégicos que ya quedaron retratados en obras lejanas.
Acaba Henri Kissinger, ya hace varios meses, el año pasado, de publicar su libro Leadership que ha sido tomado con pinzas por algunos. Lo que dice Kissinger (fuera del libro) al abordar el tema de Ucrania, ha sido interpretado con virulencia por algunos: “olvida Kissinger esto y olvida lo otro”.
Como para ponerle la tapa al pomo en cuestión de flujo de información, y para construir con los años otros sucesos que terminarán sin explicación, se nos informa que la fuerza aérea norteamericana desplegó una inusitada fuerza militar en la última semana, en el Yukón, para derribar unos “globos espías chinos”, o para decirlo más claro unos objetos no identificados (UFO, por sus siglas en inglés), algo que según algunos nos retrotrae a lo que ocurrió en Roswell, Nuevo México el 2 de julio de 1947. Muchos se despertarán y habrá mezcla de todo tipo en cuanto a argumentos y al análisis del devenir que, en materia ufológica, toma luces de apabullante realidad noticiosa. Si uno se mete en los buscadores, comprobará la gran cantidad de información sobre el tema y esto se ha disparado con los acontecimientos de la última semana. Estos objetos nadie sabe lo que son ni de dónde vienen, decía alguien por ahí.
Los titulares de algunas noticias, para que se vea, nos hablan de crispación entre China y Estados Unidos por el asunto de estos globos espías –en caso de que efectivamente lo sean–, aunque otros objetos no fueron determinados como chinos. Habrá que esperar a que China diga en los próximos minutos si era cierto que eran balones suyos y cómo pudieron entrar en el territorio aéreo norteamericano. Como se ve, el mundo comienza a tener la estampa de una serie televisiva y pronto se sabrá por dónde van algunas teorías que como las de Kissinger, aspiran a tener aplicación en la realidad monda y lironda.
Los objetos derribados en Alaska y en Canadá formarán parte de la interesante historia que nos abre un nuevo capítulo al que estaremos atentos con Glen VanHerck, Kirby y Biden a la cabeza.