El país tiene casi un 47 % de cubierta boscosa, pero la escasez de agua comienza a ser un grave problema nacional. No sorprende, por tanto, que el gobierno haga esfuerzos para reforestar las cuencas hidrográficas. Pero la recuperación de nuestros ríos no será plena hasta tanto hayamos encontrado una solución al problema de la extracción de agregados de sus cuencas para la industria de la construcción y para otros usos. Es posible que habrá que decidir si importar arena de Marruecos o usar la que tenemos a borbotones en las Dunas de Baní.
El problema es mundial. “La explotación de arena y grava se lleva a cabo en todo el mundo y representa el mayor volumen de extracción de materiales sólidos a nivel mundial. Asimismo, estas materias primas son las más consumidas en el planeta después del agua (aproximadamente un 70-80 % de los 50.000 millones de toneladas de materiales extraídos cada año)”.
“En las dos últimas décadas se ha triplicado el consumo de arena, según la ONU. El creciente aumento de las construcciones en casi todo el mundo es el mayor responsable. La extracción de este material causa, además, grandes prejuicios en los ecosistemas donde se encuentra. Es momento de replantearse el uso masivo de este material que está destruyendo mares y ríos”.
Las autoridades están hasta ahora centradas en la protección de las cuencas hidrográficas para salvar las fuentes de agua. “El agua es un recurso que debe protegerse de manera integral, lo que significa que la sociedad, las instituciones, las dependencias y los gobiernos tienen un papel que cumplir en su cuidado, por lo que proteger el agua es una alternativa óptima para la sustentabilidad y el beneficio común de los habitantes”. El actual gobierno recién anunció una “Jornada Nacional de Reforestación” durante tres fines de semana consecutivos para reforestar 320,000 hectáreas. “Se llevará a cabo en las principales cuencas hidrográficas del país como el río Yuna, Nizao, Yaque del Norte, Yaque del Sur y en los afluentes que irrigan el Gran Santo Domingo”.
Sin embargo, el otro lado de la moneda del agua y los ríos no se ha logrado contener adecuadamente. La depredación de las cuencas para extraer agregados para la construcción es “un toro que no se ha cogido por los cuernos”. Son muchos los impactos negativos de la depredación de nuestros ríos para satisfacer la demanda de arena. “La extracción de arena y grava de las cuencas afecta gravemente el ecosistema: se rebaja el lecho de los ríos, genera lagunas y ramificaciones del cauce, erosión de los márgenes y contaminación de los predios agrícolas que estén río abajo”. “La extracción afecta a la biodiversidad, la turbidez del agua, los niveles freáticos, el paisaje y el clima a través de las emisiones de dióxido de carbono generadas por el transporte. También tiene consecuencias socioeconómicas, culturales e incluso políticas.”
ChatGPT señala que, además, la depredación mencionada “puede provocar una disminución en la cantidad de arena que llega a las playas y costas. Esto puede ocasionar la erosión costera, la perdida de playas y la reducción de la capacidad de protección costera frente a tormentas y eventos climáticos extremos. La disminucion del caudal y la intrusión salina en los ríos y acuíferos costeros son algunos de los efectos negativos asociados.” En otro orden, “la extracción ilegal de agregados genera conflictos entre diferentes actores, incluyendo comunidades locales, empresas y autoridades.”
De manera que la extracción de arena afecta no solo las fuentes de agua sino también a la industria de la construcción y eventualmente al turismo. Por esa razón las autoridades prohibieron el pasado ano la extracción de arena de los ríos, exigiendo el uso de minas secas. El destacado ingeniero Manuel Gómez Achecar (PhD), en un artículo publicado el 14/7/97 en el Listin Diario, pidió esa prohibición. Afirmaba existen lugares donde pueden extraerse agregados sin tocar los ríos. “Desde hace muchos anos se ha insistido en el uso de “canteras secas”, es decir, aquellos agregados que pueden ser extraídos y procesados provenientes de colinas, promontorios, depósitos coluviales, o montañas rocosas cuya explotación no incida en el abatimiento de la capa freática de los valles y tierras vecinas, ni tampoco incida en el desequilibrio del ambiente. Un ejemplo es la cantera “Las Lavas” en Santiago cuya explotación de sus depósitos coluviales no es cuestionable, siempre que el control del ambiente sea mantenido”.
En el articulo de marras, un clásico de antología, el doctor Achecar identifica varias otras partes del territorio. 1) En la cola del embalse de Valdesia, tanto aguas arriba como aguas abajo, existen millones de m3 que pueden ser usados con la vigilancia y el control de las autoridades. 2) La cola del embalse de la Presa de Hatillo sobre el río Yuna.3) En las montañas calizas de la zona sur, aunque sea dinamitando en algunos de los sitios.
El doctor Gómez Achecar alerta, además, que: “Una manera de reducir drásticamente el uso de los agregados aluviales como material de base en las autopistas, carreteras y caminos vecinales en construcción actual y futura es a través de un cambio drástico en el diseño standard de pavimentos. En todas las áreas donde el caliche es abundante, su uso como subbase y base estabilizada con cemento y/o ceniza puzolánica (Planta de Itabo) disminuiría sustancialmente la demanda de extracción de agregados de ríos”.
Naturalmente, algunas empresas constructoras llevan a cabo la extracción de arena en lugares autorizados. Por ejemplo: “Las empresas Alba Sánchez & Asociados y Agregados Nizao, del Grupo Bisonó, defendieron el sistema de extracción de agregados de la construcción que realizan en la comunidad Semana Santa del municipio Yaguate, en San Cristóbal, tras asegurar que cumplen con todos los requerimientos de manejo.” “No extraemos un solo grano de arena del río Nizao. Estamos explotando una cantera totalmente seca que la arrendamos a una propiedad privada, en la que aplicamos un plan de manejo.” Informaron que desde los años 1988 a la fecha se han manejado con criterio y la mina desde donde extraen material en la actualidad está entre 150 y 400 metros de distancia del cauce del río Nizao”.
Por lo visto en lo anterior es posible que no sea necesario acudir a fuentes de arena no explotadas hasta ahora para conjurar el problema de la extracción ilegal de arena de los ríos. Sin embargo, queda claro que se requiere una estricta vigilancia y control por parte de las autoridades competentes. Pero es tiempo de que el país vaya ponderando la necesidad de encontrar alternativas a las existentes. La mas obvia es el uso de las enormes reservas de arena que representan las dunas de Baní La otra alternativa a considerar es la importación de arena de Marruecos, tal y como lo hace Cancún para enfrentar el problema de la erosión de sus playas.
El artículo 5 de la Ley 64-00 de Medio Ambiente reclama ese análisis. “Es responsabilidad del Estado, de la sociedad y de cada habitante del país proteger, conservar, mejorar, restaurar y hacer un uso sostenible de los recursos naturales y del medio ambiente, y eliminar los patrones de producción y consumo no sostenibles.” No debemos esperar a que nos roben para poner candado.