Recientemente, el Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) presentó un monográfico sobre el perfil socioeconómico de los dominicanos en los Estados Unidos. Sus hallazgos muestran un interesante contraste entre la percepción y la realidad de nuestro estatus demográfico en la nación americana. El instituto de investigación está cumpliendo 30 años desde su fundación.
Con frecuencia señalo que, en la nación dominicana, asiduamente definen a los que vivimos en el exterior resumiéndonos a dos cifras básicas: cuántos somos y cuánto enviamos. Tristemente, todo aquel que pretende exponer sobre el patrimonio más importante de la nación dominicana, la diáspora, parece ser incapaz de extender la conversación o investigación más allá de los titulares que fijan esos dígitos. Ignoran, además, la estructura de nuestra composición, nuestras reales riquezas y, sobre todo, nuestro enorme interés de ser partícipes en el desarrollo de nuestra nación de origen.
Para comprendernos, es importante que los de allá y los de aquí, se nutran de los detalles demográficos que nos definen más allá del dispositivo electoral y las emisiones de divisas con las que se nos caracteriza. El estudio realizado por el Instituto de Estudios Dominicanos (DSI) de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) es un perfecto ejemplo para ello. El instituto que encabeza la doctora Ramona Hernández, quien además compartió autoría del monográfico titulado “Dominicanos en los Estados Unidos: Un Perfil Socioeconómico -2022”, con el doctor Francisco Rivera-Batiz y la economista Sidie Sisay, es una excelente fuente de información, para lograr superar ese lapsus, sobre quiénes son los dominicanos que viven en el país americano. El informe es el primer estudio detallado de la situación socioeconómica de la población dominicana en los Estados Unidos.
El monográfico fija contextos mixtos de alerta y aliento, contrastando el crecimiento político y social que trasciende lo que muchos aun consideran el epicentro de la comunidad dominicana en el exterior, Nueva York.
En sus hallazgos, se denotan los desplazamientos recientes de la comunidad dominicana, confirmando que ésta ya no es regional ni mucho menos monolítica en ubicación territorial, ni económica, ni temática. A cambio, aprendeos que la dominicanidad sobre el territorio americano es una diversa, plural y resiliente. Con nuevos y mayores potenciales en áreas no tradicionales, donde hace apenas una década los dominicanos residentes en Estados Unidos aún no se habían ubicado. Lo que se visualiza es una evidente dispersión de la diáspora.
En lo referente a nuestra dinámica poblacional, se nos informa mediante el monográfico, que ésta, ha crecido a un ritmo más acelerado que el resto de la población del país. Incluso, la afirmación va más allá. Esta fija por igual que ese crecimiento, no se ha frenado en los últimos años. Y aunque la población dominicana nacida en Estados Unidos ha ido en un brusco aumento en la última década, el crecimiento poblacional de aquellos que se definen como dominicanos, sigue atado a la inmigración. Entre el 2010 y el 2020 más de 400,000 migraron desde República Dominicana hacia Estados Unidos. Este flujo se transfiere a cifras récords que de transacciones de remesas. Las segundas y terceras generaciones per se, no guardan el suficiente vinculo como para sostener las transmisiones que hemos visto en los últimos años.
El Estado de New York sigue siendo el epicentro, con un estimado de 897,584 personas que se identifican como dominicanos; seguido de New Jersey con 352,385 y Florida con 270,383. Entre las nuevas comunidades en crecimiento, se identifican las radicadas en los Estados de Carolina del Norte con 38,700; Georgia con 31,400 y Texas con 27,700.
Una de las cifras que resaltó el estudio es la que estima que 63,900 dominicanos se trasladaron desde su residencia del Estado de Nueva York a otras comunidades, en el periodo entre el 2017 al 2020. Unos 7 de cada 10 de esos más de sesenta mil, se reubicaron en solo tres Estados. En New Jersey, un 30% de ellos, mientras que en Pensilvania unos 26% y en Florida otros 15%. Los dominicanos se están desplazando a áreas donde existen mayores posibilidades de emprendimiento y donde el costo de vida les permite vivir más holgado económica y espacialmente.
Estas son cifras que guardan un enorme potencial si su inclusión en el desarrollo de la nación dominicana es honesta y claramente detallada. De lo contrario, son números que solo le podrán ser útil a postulantes públicos en los Estados Unidos.
En 1980 73.4% de todos los dominicanos vivían en New York. Pero ya para el 2010 la proporción de dominicanos residentes en la Gran Manzana se había reducido a 40.6%. Ya en 2019 era un 33.3%.