La escritora Melba Escobar ha publicado un artículo donde aborda un problema social con una importante arista ética: nuestra concepción del espacio público. (https://elpais.com/america-colombia/2022-05-13/la-presencia-de-lo-publico.html).

Escobar describe una experiencia muy conocida en América Latina: existe una carencia de lugares públicos para el ocio compartido (parques públicos, bibliotecas con actividades atractivas, cine-clubs, teatros, museos, entre otros), así que nuestras ciudades estimulan el ocio pagado, especialmente el de los establecimientos privados.

La situación descrita no es solo un problema urbanístico. Como afirma la autora, en las ciudades donde el disfrute se asocia básicamente con la capacidad de pago existe una actitud vital que fomenta la jerarquización de las personas en función del dinero.

En estas ciudades, prevalece un paradigma de ciudad que privilegia una imagen individualista y elitista de los seres humanos en vez de una concepción comunitaria de la vida humana.

El referido paradigma está asociado también a una concepción de la naturaleza y de la función del Estado, al que no se concibe como el responsable de la creación y la protección de un sistema del bienestar que incluya educación, salud y esparcimiento públicos de calidad.

Por el contrario, se concibe que los referidos bienes son responsabilidad estrictamente personal y conseguirlos expresa el resultado de un mérito adquirido que otorga el derecho a sentirse superior con respecto a quienes no pueden disponer de los recursos para obtenerlos.

En el fondo, dichos bienes no son el resultado de méritos estrictamente personales, sino el producto de una combinación de variables no controladas por los individuos y que en gran medida responden a circunstancias sociales.

Uno de nuestros grandes males consiste en asumir los derechos como mercancías a las que se les adjudica un precio, no como el resultado de un imperativo antropológico: la dignidad de todas las personas. Y como señala Escobar: “es muy diferente habitar un país donde los derechos tienen un precio, a uno donde están garantizados para todos”.