No dark sarcasm in the classroom. Teachers leave them kids alone (Pink Floyd).

Si existe algo que podamos llamar el diseño del futuro, eso es la educación. Toda acción educativa, formal o informal, consciente o no, es un esfuerzo por darle forma al futuro inmediato y hasta de largo plazo. Lo que somos hoy como individuos y sociedad es en gran medida el resultado de las actividades educativas que nos forjaron hace tres, cuatro y más décadas atrás. En la medida que diseñamos las estrategias de enseñanza y seleccionamos los contenidos, escogiendo adecuadamente los docentes y los recursos para el aprendizaje, literalmente estamos apostando porque el tiempo personal y social tome un rumbo y no otros, escogemos construir un modelo de social y no otros posibles.

¿Quiénes enseñan? Los hogares, las comunidades, las escuelas, los medios de comunicación, la propaganda comercial y política, las iglesias, las organizaciones sociales…en resumidas cuentas, todos los que comunican ideas, valores, comportamientos, competencias e información sobre la realidad en su sentido más amplio. Se espera de la escuela que sea la instancia con mayor influencia sobre la formación de los niños, niñas y adolescentes, incluso de los adultos que acuden a capacitarse técnica y profesionalmente, pero es un hecho que gracias a las tecnologías informativas de todo tipo a la que tenemos acceso el espacio escolar pierde espacio y relevancia en la vida de todos. En muchos casos sigue teniendo primacía, pero disminuida por lo anteriormente señalado.

¿Quiénes aprenden? Todos. La naturaleza humana es esencialmente un proceso continuo de aprendizaje y enseñanza, tanto a nivel de ideas, como de experiencias, aprendemos de todos los que nos rodean y nuestros discursos y comportamientos son formativos para los que nos rodean. Lo que llamamos culturas, en su diversidad y complejidad, es el resultado de ese proceso de interacción de unos y otros, enfrentando problemas y adaptándonos a diversos medios. La pandemia, que todavía no ha terminado, ha sido un proceso rico y variado de aprendizajes y enseñanzas, que indudablemente marcará a las presentes y futuras generaciones, posiblemente por muchas décadas.

Educar no es amaestrar. Educar no es juzgar. Educar no es crear mecanismos de control sobre los estudiantes. No hay sistema educativo que pueda prevenir la irrupción, la rebeldía, la invención. ¡Gracias a Dios! Se le brinda a los niños, adolescentes y adultos todo tipo de ideas, técnicas y experiencias, y ellos harán con eso cosas que ni imaginamos. Si la educación pudiera contener los cambios generacionales estaríamos todavía en la edad de piedra. Hasta el papa lo tiene claro y le pidió a los jóvenes “Hagan lio”.