En el mundo de hoy no hay otro modo de que seamos sujetos conscientes y empoderados del contexto en que vivimos sin que nos percatemos del poder del lenguaje y atendamos a su llamado ; sin que, de alguna manera, todos nos consideremos ser la encarnación y prolongación de aquellos lejanos personajes.
Entre los elementos fundamentales de la retórica aristotélica, interesa destacar aquellos que parten del locutor. En la comunicación es inevitable proceder de acuerdo con las preguntas y las respuestas pragmáticas implícitas en los actos de lenguaje.
Es preciso hablar y escribir, también pensar, sabiéndose su quién soy, su para quién, su qué; también su para qué, su por qué, su cómo, su dónde y su cuándo. Sin embargo, lamentablemente, aún en su mayoría, los humanos no hemos aprendido esa lección, y actuamos, nos expresamos y comunicamos sin adecuación, pertinencia y eficacia.
No es tan sencillo, pero no podemos prescindir de ese aprendizaje si queremos ser personas y pueblos persuasivos, de diálogo y de paz. Esas cuestiones han sido renovadas y replanteadas por la retórica moderna en el tratamiento de la comunicación.
De esa manera, retornamos la filología de siglos atrás, en la cual se era cada vez menos especialistas y más deseoso de romper los moldes de la academia, de las ciencias, de los géneros, de los manuales. De los conceptos y los criterios limitantes del libre albedrio del ser humano, a expresarse a su manera.
Esa filología era practicada en los siglos XIX y XX por el saber humanístico de entonces con autores, en el mundo hispánico, como Méndez Pidal, Menéndez Pelayo, Amado Alonso y Henríquez Ureña; en la línea del antecesor Francisco Cáscales en siglo XVII, quien en su obra Cartas Filológicas describe el amplio y abigarrado universo del lenguaje tocado por esa disciplina:
“Cartas filológicas
Es a saber, de letras humanas, varia erudición, explicaciones de lugares, lecciones curiosas, documentos poéticos, observaciones, ritos y costumbres y muchas sentencias exquisitas. Auctor el licenciado Francisco Cascales.”
Las manifestaciones del lenguaje de diferentes tipos y épocas conectan con las ciencia de hoy, con los usos modernos y actuales; a la imagen de encuentros que se alinean en la continuidad temporal y espacial del ser humano y su lenguaje.
Lenguajero es una palabra poco usada actualmente. Pronunciarla implica un retorno a una aspiración representada en la antigüedad por el exegeta, el hermeneuta y el retórico; en la edad clásica por el filólogo y por el lenguajero en la Edad Media .
En la Edad Media el Camino de Santiago, una de las más importantes de las peregrinaciones cristianas de todos los tiempos, vio emerger a un personaje esencial: el lenguajero.
Los peregrinos necesitaban de la traducción y de la confesión y comunión. Un sacerdote llenaba los dos cometidos en esa ruta hacia la tumba de Santiago el Mayor en catedral de Santiago de Compostela, Galicia,
“Xacopedia, enciclopedia virtual sobre el Camino de Santiago”, describe así a ese personaje:
“En el servicio procuraban colaborar los numerosos religiosos extranjeros que a través de los siglos formaron parte de la catedral, pero no será hasta los siglos XV y XVI cuando se crea un cuerpo específico de confesores con este objetivo, en las principales lenguas de la peregrinación, motivo por el que se conocieron como linguarum, del que deriva el término ‘lenguajero’ o ‘linguajero’. Tuvieron su sede los lenguajeros en la capilla de A Corticela y estaban pagados por la fábrica de la catedral y el arzobispo.”
“En el Camino //// La figura del lenguajero ha estado presente a través de los siglos en otros puntos del Camino Francés. Sin tener la consideración alcanzada en Santiago, es frecuente la colaboración en la confesión de sacerdotes con dominio de idiomas en distintas iglesias y momentos de la Ruta.”
En la novela La rana viajera del autor español Julio Camba, aparece el personaje el lenguajero en el Camino de Santiago, pero con funciones ampliadas: era guía en la ciudad y el intérprete de hotel:
“Luego, los peregrinos se iban a ver las reliquias, guiados por el lenguajero, una especie de intérprete de hotel, que sabía decir en varios idiomas piedra, corona, cuchillo, hacha, sombrero… Unos peregrinos viajaban a sus expensas; otros venían implorando la caridad. La mayoría llegaban rotos, sucios, mugrientos y enfermos.”
En esas referencias puede observarse que el papel principal del lenguajero no es el sacramental, sino el lingüístico, el de traductor. Él es esa persona conocida como linguarum, lenguajero’ o ‘linguajero’; guía en la ciudad y el intérprete de hotel, que sabía decir en varios idiomas piedra, corona, cuchillo, hacha, sombrero…”. Su característica es la de dominar “las principales lenguas de la peregrinación”, tener “conocimientos de idiomas”, “dominio de idiomas”.
De aquella herencia restringida al Camino de Santiago y a funciones relacionadas con la iglesia, en los tiempos modernos pervive el lenguajero como el traductor de hoy. Pero, también, como quien conoce o domina lenguas extranjeras; el usuario de la lengua y el conocedor y estudioso de la lengua. Vale decir, hoy, el filólogo, el lingüista, el profesor de lenguas y el escritor. Y, en términos generales, el humanista.
En las fuentes actuales consultadas en español y en francés, el término lenguajero tiene funciones de sustantivo y de adjetivo. La acepción más neutra y común de la palabra lenguajero es: relativo al lenguaje. Y, en ese sentido, se refiere a: lenguaje, lengua, idioma, habla, discurso, dialecto, etc.
Con frecuencia se usa como adjetivo. Es menos usual como sustantivo. Se usa “el lingüista”, no “el lenguajero”, para designar al especialista de la lengua al conocedor de lenguas. No aparece el lenguajero como sustantivo que designa un oficio.
En el Diccionario de americanismos, RAE, aparece: “lenguajero. Persona indígena que conoce su lengua vernácula o retiene cierto léxico.”
El adjetivo lenguajero se opone al de lingüística, conmutando con este último en determinados contextos de la expresión. “Langagier se opone a la lingüística "que se relaciona con el estudio de las lenguas"; sin embargo, la lingüística se usa con más frecuencia, incluso en el sentido de "relacionarse con el lenguaje”. (Lenguajero significa “que se relaciona con el estudio de las lenguas" (Cnrtlhttps://www.cnrtl.fr).
Lenguajero es también sinónimo de lingüístico en dos empleos: como uso de la lengua y como estudio de la lengua.
Leo: “Traducciones principales de "langagier" en español: lingüístico, lingüista, profesional de la lengua. … fr. De o relacionado con el idioma. (https://es.glosbe.com › Diccionario francés-español)
El diccionario francés Larousse relaciona ese término con el uso de la lengua por los hablantes: “lenguajero, lenguajera. adjetivo. Que se refiere al lenguaje considerado en el uso que hace del mismo el hablante.” (Laroussehttps://www.larousse.)
“Langagier es un término utilizado para expresar las relaciones que pueden existir con la expresión oral de un adulto o un niño, el uso del vocabulario, su capacidad de hablar, formular ideas.” (Diccionario francés. Actualizado el 01/06/21
Así, en ese uso, se habla del “funcionamiento lenguajero y, por lo tanto, de adquisición del lenguaje. … “. (Daniel Gaonac’h, Caroline Golder · 2005)
Son válidas expresiones de este tipo:
” El repertorio lenguajero de una persona se refiere a todos los recursos …” (…https://migrants-fle-quilt.fr ›)
"Nuevas formas de poder lenguajero"(…https://www.cairn.info › revue-lang…)
“Le interesan los modos lenguajeros”. ( Maxipoche 2014 © Larousse 2013)
“Actuar para el desarrollo lenguajero (o del lenguaje): todos los interesados …” (https://unescochair-ghe.org ›)
Efecto de la formación musical sobre las competencias lenguajeras (habilidades lingüísticas) en niños CE2. en fr.
La palabra lenguajero es usual para significar la relación con la lengua en múltiples sentidos y funciones, sin que los fenómenos que describa sean estrictamente lingüísticos. Así la usa Lacan en psicoanálisis; así también se usa en teoría poética, en enseñanza de la lengua, en análisis del discurso.
En una página de feibu @lenguajeria · Comunidad, se afirma que: "Lenguajería” es una página creada para la difusión de temas relacionados con el lenguaje y la Literatura.”
Así, como en esa página, yo solo soy un lenguajero que habla de lenguajes en la Lenguajería que representa esta nota filológica: expresión más amplia y abarcadora que el concepto de lingüística. Es una litote o atenuación de los hechos de lengua hacia lo translingüístico.