Se supone que en este mes de abril se deberán impartir en el pais las pruebas PISA, por tercera vez desde el 2015. Estas pruebas fueron establecidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico-OCDE- institución creada en Europa que realiza estudios que permiten comparar a los paises del mundo en decenas de indicadores de gobernabilidad y desarrollo, entre ellos la educación. Estas pruebas se aplican en mas de 80 países del mundo a estudiantes de 15 años de edad, sin importar el grado que cursen.
República Dominicana se integró a esas pruebas en el 2015; la segunda vez fue en el 2018 y las que correspondían al 2021 fueron pospuestas para este año, a causa de la pandemia. En el 2018, sólo 12 paises de América participaron: Canadá, Estados Unidos, Chile, Uruguay, Costa Rica, México, Brasil, Colombia, Argentina, Perú, Panamá y República Dominicana. Fue reconocida la valentía del país al integrarse voluntariamente a esas pruebas, ya que los resultados eran previsibles, después de décadas de descuido de la educación. Sin embargo, al tomar una decisión como esa, el país asumió una responsabilidad, no frente a los demás países, sino frente a nosotros mismos, una nación con muchas fortalezas y que no le gusta a aparecer en los últimos lugares.
El Instituto Dominicano para la Educación de Calidad-IDEC- en su informe sobre los resultados del 2018 (pág.27) afirma "Los resultados obtenidos por la República Dominicana fueron malos en todas las áreas. En Ciencias, el porcentaje promedio de la OCDE fue de 493 puntos, mientras que los estudiantes de República Dominicana obtuvieron una media de 332 puntos, ocupando el último lugar entre los países participantes; en lectura la media de OCDE fue también de 493 y la media de los estudiantes dominicanos de 358, sólo por delante de la antigua República Yugoslava, Macedonia, Argelia, Líbano y Kosobo; por último en matemáticas, la media de la OCDE fue de 490 puntos y la media dominicana fue de 328 puntos, con los peores resultados entre todos los participantes "
De acuerdo a una exposición de la profesora Santa Cabrera, del IDEICE, organismo estatal responsable de esta y otras evaluaciones, las pruebas PISA del 2022 estarán enfocadas en las matemáticas, aunque también incluye la lectura y las ciencias. Las capacidades que serán medidas en matemáticas son, fundamentalmente, resolución de problemas y pensamiento lógico. Las pruebas harán énfasis en las habilidades de: creatividad, investigacion, auto iniciativa, pensamiento sistémico y uso de la información, entre otras.
El panorama nacional no presenta muchas probabilidades de lograr un desempeño mejor. De hecho, dados los dos años de pandemia y el hecho de que todavía no se restablece el horario de las escuelas públicas, es muy probable que el desempeño de la mayoría de los jóvenes de 15 años haya sido afectado. Sin embargo, aunque un poco tarde, las autoridades educativas y la comunidad docente, deberían dedicar tiempo y esfuerzo a la preparación de los estudiantes para esas pruebas.
No se trata de darles clases que no se dieron; estas pruebas miden capacidades acumuladas en toda la educación inicial y primaria y no simples conocimientos memorísticos. Se trata de trabajar en factores de tipo psicológico, culturales, motivacionales y herramientas prácticas que permitan lograr mejores resultados. De hecho, en lugar de tanta propaganda inútil, el gobierno debería promover una movilización nacional para motivar mejores resultados.
Sobre todo, se trata de despertar en los estudiantes, maestros y familias el orgullo de ser dominicano, el espíritu de competencia que tenemos, por ejemplo, en los deportes, el empuje que mostramos para enfrentarnos a retos y levantarnos de las adversidades, el enfoque en nuestras fortalezas y no en lo que nos hace falta. Eso lo hacen los paises que han tenido notables avances en educación.
Una de las fallas que se han identificado en las anteriores pruebas es una gran cantidad de preguntas que los estudiantes dejan en blanco, algunas de ellas totalmente fáciles, lo cual podría deberse a falta de motivación para el esfuerzo, debido a que ellos saben que el resultado no tiene implicación para sus notas. Tampoco la tiene para los maestros, ni para los supervisores, los técnicos o para las autoridades. Es cierto que estas pruebas no tienen ese objetivo y así deben mantenerse, pero cuando se coloquen entre los puntos a ser tomados en cuenta en las evaluaciones sistémicas y particulares, es posible que haya un cambio de actitud, indispensable en toda meta de mejora. También podrían ser parte del sistema de incentivos. Que se deje atrás el tiempo de premiar por títulos y certificados y se pase a premiar y reconocer por resultados.
Tengo información de que expertos nacionales que trabajaron en las anteriores pruebas elaboraron y entregaron recomendaciones y herramientas para la preparación de los estudiantes, pero no hay indicadores de que, ni las autoridades nacionales, ni las regionales o las escuelas estén dedicando tiempo extra de calidad y esfuerzos enfocados en mejorar el logro del país. La mayoría de los estudiantes esta afectada por la pérdida de docencia, las clases a distancia, las huelgas, el escaso compromiso de los docentes y la ineficiencia de las autoridades para resolver en forma oportuna y eficaz simples problemas administrativos.
Todavía hay tiempo para desarrollar una campaña y hacer algo para mejorar. Ojalá que los temores no se hagan realidad. Ojalá que el país no vuelva a quedar en lugares tan vergonzosos como en las anteriores pruebas. Roguemos a la Virgen de la Altagracia.