La economía tiene dos ramas importantes: la MACRO y la MICRO. La primera, que trata sobre los agregados económicos, siempre sobresale sobre la segunda ya que es lo que al ciudadano más le interesa. La inflación, las tasas de interés, los tipos de cambio, los déficits internos, los balances, el crecimiento, etc.
A diferencia, la microeconomía es la disciplina que estudia el comportamiento económico de empresas, hogares e individuos y su interacción con los mercados. Analiza cómo toman decisiones para asignar sus recursos limitados a las distintas necesidades o maximizar sus ganancias e ingresos.
Este articulo quiere reconocer el trabajo de las microeconomistas sin títulos, que hacen magia con el dinero.
Me refiero a la mujer en el hogar, la que decide a diario como asignar sus limitados recursos para satisfacer múltiples necesidades, a pesar de los abusos que a veces sufren de su pareja por el hecho de aportar el dinero para los gastos.
Y eso también se aplica a las madres solteras que hacen milagros combinando el trabajo con los quehaceres domésticos.
Aunque eso está cambiando rápidamente porque las mujeres cada día se superan y sobrepasan a sus parejas en ingresos y en estudios universitarios, su aporte como amas de casa es generalmente despreciado.
Vamos a darle número a esos aportes. Si los ingresos de una familia provienen de una de las dos parejas, con un empleo que devenga 35 mil pesos mensuales mientras la otra pareja realiza las labores del hogar, comparemos el aporte de cada uno.
Tomemos como ejemplo ilustrativo una familia de 5 miembros, que tiene tres hijos en edad escolar.
La ama de casa tendrá que administrar esos 35 mil pesos de ingreso de su pareja (menos los descuentos de la seguridad social si es empleado formal y si el marido no gasta una parte en putas y parrandas), para alimentar a 5 personas haciendo de tripas corazón para buscar los mejores precios del mercado.
Y si compran en el colmado apenas le da para comer una vez al día.
Además, preparar los niños para la escuela donde podrán desayunar gratis, llevarlos y traerlos personalmente, comprar los libros y uniformes en cada ciclo escolar, cuidar de su salud y acompañarlos al médico cuando es necesario, comprar medicamentos y mantener la casa limpia, la ropa lista, la vestimenta diaria, organizar camas, mesas, lavar los trastes y tirarse al hombro las carencias para llegar al final de mes donde tendrá que pagar la renta, si la casa no es propia y la luz.
¿Cuánto vale todo eso?
Pongámoslo de otra forma. La pareja trabaja y gana otros 30 mil pesos. O sea, el ingreso familiar es de 62 mil con las deducciones. En tal caso necesitan contratar una empleada. ¿Cuánto costaría?
Entre sueldo, seguridad social y alimentación de la empleada (16,000), transporte y vestimenta para el trabajo (5 mil pesos) y mayor desperdicio en la comida y en el consumo de energía (otros 5 mil pesos).
Pero quedan pendientes varias cosas. Si el niño se enferma uno de los padres deberá llevarlo al médico y ausentarse del trabajo, y la madre casi siempre es la seleccionada, lo que tiene un costo laboral.
O sea, el aporte económico de esa ama de casa si estuviera todo el tiempo en el hogar equivale prácticamente al salario que recibe si estuviera empleada por 30 mil pesos. Pero eso nadie lo valoriza.
Y eso no es todo. Después del trabajo son muchas las tareas que la mujer tiene que realizar a pesar de tener una empleada, sin contar que, en el fin de semana, en vez de descansar, tiene que hacerlo todo.
¿Y la empleada doméstica qué? Con los 10 mil pesos que ganan como salario mínimo, gracias a una reciente disposición presidencial, tendrá que pagar transporte, mantener a su familia y buscar a alguien que la ayude con los niños mientras está ausente en la semana. La abuela o una hermana.
En el 2021 habían registradas 245 mil empleadas domésticas mayormente trabajando en familias con ingresos sobre los 100 mil mensuales. Son más que los empleados que trabajan en zonas francas.
Esas mujeres, merecen un título honorifico de economía porque casi nadie les reconoce lo que aportan al PIB por sus destrezas para administrar los pocos recursos que reciben para cubrir un sin fin de gastos, sin contar el trabajo que ella misma tienen que realizar dentro del hogar.
Y si es la mujer que trabaja y el hombre se queda en casa, el divorcio o separación es cuestión de tiempo.
Con los precios por las nubes una ama de casa es una verdadera especialista de la microeconomía porque maneja el dinero mejor que muchos profesionales con títulos.
Hay incontables análisis estadísticos que explican cómo calcular el valor económico de las familias en el hogar, pero lo hicimos de la manera más sencilla para que lo entiendan.