NO a la reforma constitucional porque el temor a que haya un ministerio publico independiente es un riesgo demasiado alto. Nos acostumbramos a que una llamada del presidente deje sin efecto una acción legal contra un influyente político, un poderoso hombre de negocios o un amigo y colaborador del partido. Después de Abinader vendrá un presidente que acabará con esa locura.
NO a los fideicomisos, porque eso es beneficiar al sector privado o privatizar bienes públicos, un perfecto disparate. El Estado ahora resulta que es un buen administrador de sus bienes como lo fue en la época de Trujillo, de Balaguer, de Salvador, de Guzmán, de Leonel, de Hipólito y de Danilo. Despolitizar la administración de esos bienes es inaceptable por lo que es mejor dejar todo como esta. Basura, estupidez, ignorancia, intereses espurios y politiquería barata, porque el Estados lo único que ha hecho con los bienes públicos es precisamente enriquecer a políticos y empresarios corruptos, desangrando al pueblo dominicano.
NO a la Reforma Laboral porque se trata de eliminar conquistas de los trabajadores cuando es ese código laboral obsoleto lo que tiene los salarios de los trabajadores a nivel de miseria y al 55% de las empresas operando en la informalidad.
NO a la reforma del agua, porque este es un bien público y es como el aire que debe ser gratis. ¿Privatizar el manejo del agua, un fidecomiso o mejorar su uso y administración con un enfoque renovador? Eso sería suficiente motivo para que los partidos opositores intenten un complot contra el gobierno. Mientras tanto no falta mucho tiempo para que el Gran Santo Domingo tome agua desalinizada, la mierda brote por las alcantarillas y los pocos ríos del país terminen secándose.
NO a la Reforma del Estado porque eso implica cerrar muchas instituciones parasitarias y dejar en la calle a pobres empleados públicos. Sigamos disfrutando de ese gigantismo estatal, de esa obra maestra de la administración peledeísta que aumentó la nómina en mas de 400 mil empleados en 16 años.
NO a la reforma eléctrica porque hay tantos intereses envueltos que siempre hay un NO para todo. Sigamos gastando 900 millones de dólares anuales (RD$55 mil millones) subsidiando ese sector que ese dinero después se paga. Buenos pendejos.
NO a las nuevas normativas de la DGIII para la Incorporación, Permanencia, Exclusión y Declaración Jurada en el Régimen Simplificado de Tributación (RST), evitando que muchos profesionales liberales se beneficien de la doble exención o que sigan facturando millones de pesos en ingresos y reportando el 10%.
No a la reforma de la ley electoral o de partidos y cuidado si intentan reducir los millonarios aportes necesarios para garantizar la “democracia”.
NO a la Reforma Tributaria. &#%*$@. Maldita reforma porque eso es echarle leña al fuego.
NO REFORMEN UN CARAJO QUE ESO ES INNECESARIO Y ESTAMOS BIEN COMO ESTAMOS. Pero ahí no termina todo.
NO existe ese crecimiento. Es maquillado por el BCRD.
NO hay inflación externa, eso es culpa del gobierno.
NO hablen de tanta transparencia que eso lo retrasa todo. Obras, compras, servicios. Mejor seguir como antes cuando la OISOE hacía un hospital, una autopista, un puente o un elevado en apenas unos meses.
NO contratar obreros haitianos en ninguna actividad y dominicanizar los empleo en la construcción, en la agricultura o en el turismo. En tres meses nos quedaremos sin construcción, sin turismo y sin agricultura. Cuánta estupidez y cuánta ignorancia.
El país, en apenas año y medio, ha dado un cambio gigantesco medido por cualquier vía que se quiera y eso ha merecido el reconocimiento de la mayoría de los dominicanos silentes, de la comunidad internacional, y de nuestros compatriotas en el exterior.
Pero esas opiniones maliciosas de los agoreros de siempre, que tienen la negatividad como forma de vida y la politiquería como su negocio favorito terminarán enterradas en el olvido. Solo es cuestión de tiempo.