Correo al equipo de la Premiación Nacional Fiera del Libreto “E. Leopardo Jitter” 2022
¿Cómo les va? Este es un correo para narrarles un poquito de mi experiencia en la premiación XXV del Centro Leopardo.
Luego de agradecerles la invitación a esta flamante premiación, debo admitir que me retrasé, pero todo el mundo sabe lo que es cruzar Santo Domingo centro hasta la zona colonial en medio de los trancones del rush hour. Ya cuando llegué guayando goma, juyendo me parqueé. Desde ahí empecé a ver su equipazo de colaboradores en sus funciones.
Al entrar, lo primero que vi fue a la Sra. Leopardo, en un suit de seda cruda fabuloso azul marfil saludando a cada uno de sus invitados. El salón que tenía un gran montaje y despliegue estaba tan repleto que se colocaron sillas extras. Entró Marcelita Biaggini, la tía de cariño más elegante que conozco y la felicité por su reciente cumpleaños.
And ladies and gentlemen, arrancó el evento con las excelentes palabras del MC, seguido de un discurso de honor de la Sra. Leopardo y de nuestra ministra de Cultura. A todo esto, por las citas de filósofos y pensadores se fue apoderando de mí un fuerte sentimiento y me fui imaginando que yo sería el ganador. Agarré my phone y escribí un curso más rápido de lo que te alcanza un chancletazo, mientras se seguía proyectando una película de la trayectoria de los XXV años de los premios de la Fiera del Libreto, hasta que se me empezaron a salir las lágrimas de la emoción pues nunca en mi vida me he ganado un premio. Y cada día para mí me es más fácil meterme en el papel del artista en que me he convertido, a lo que ustedes están acostumbrados probablemente.
Y llegó el tan esperado momento de anunciar al ganador, que en esta edición fue… tan ta tan.. ¡El escritor P. Gámez Bourbon!, autor de la novela «Morirse en Bélgica» y yo, literalmente, me quería morir por el hecho de no ganar el único premio al que había aplicado en mi vida. Menos mal me había vestido con una camisa negra de La Martina y un pantalón negro de lino chino que compré en Wuhan, para complementar mi look me puse mis perlas mallorquinas. Listo ya para el funeral.
Entonces que «No me toquen las palmas que me conozco», salí disparado a buscar una copa de vino blanco para poder bajar el nerviosismo de no haber ganado.
Me regresé con dos copas de vino blanco; una para mí y otra para mi amiga que estuvo presente todo el tiempo:
-¡Ay! Brigitte, tú sabes, como fundraiser que fui, coordinando eventos para una fundación NGO, y “opinionado de profesión”, me tomo la libertad de sugerir que la ceremonia fue un poco breve, que de los concursantes se debió haber proyectado por lo menos un top 10 de los más sobresalientes, en sus distintas categorías… ahhh y que los jurados sean más variados para no decir de un mismo género literario.
Brigitte escuchaba y un amigo que estaba oyendo agregó que también los otros concursantes podrían malinterpretarlo como un concurso burocrático, pero todo va cambiando a su debido tiempo. Ahí aproveché y miré a mi alrededor. Sentí que algunas personas me miraban más de lo habitual. Pienso que me observaban de una forma que me dio a entender que habían leído “El Manuscrito”.
Seguí bebiendo vino para poder entrar en el ánimo de la fiesta. Ya se me estaba pasando un poco el pique de esos que se me fueron pegando de los parisinos. Me puse a socializar. Ahí estaba la senadora de Santo Domingo, Zafira, la cual me llena de admiración y le fui a dar dos besos. Le comenté que le enviaría “El manuscrito”. De paso, fui a felicitar al ganador:
–Félicitations pour ton raconte…- y también le mencioné que quería leer su novela, ya que está basada en un hecho real y es una historia más «contemporánea», dígase no de la época de Trujillo sino del Balaguerato.
Y de repente, así como un rayo de luz, llegó la diseñadora Jacinta Thin Del Mondo, pionera en el país por sus trajes de bioseguridad, y a quien no veía desde el medio de la pandemia, cuando fuimos a colaborar con su gran causa de conseguir sábanas para los hospitales que estaban repletos de pacientes de Covid. We chit chattedabout lo importante que es apoyarse entre artistas y le comenté sobre todas las demostraciones de amor que había recibido de los artistas participantes en mi novela.
Fue en ese momento que me abordó una joven adulta, culta, que se sentía tan bien de conocerme pues, me comentó que “El Manuscrito” había sido la novela más controversial de este año, lo que me puso a pensar en que fue leída por muchas personas.
-You are such a talented writer…- agregó. -Y queremos leer «El Manuscrito» en nuestro book club, por ser una novela diferente casi trilingüe con ilustraciones de artes de los artistas de este país.
Y yo simplemente le agradecí:
-Esto que me dices, Yimena, es mi premio de esta noche. – y la abracé.
Ahí fue que entendí que el premio mío es el de sentirme ya como un ganador por este heartfelt feedback que estaba recibiendo de una crítica respetada en el país.
Saliendo del evento me topé con la ministra de Cultura, Miranda Gemma, a quien le comenté que nunca olvidaría los tiempos en el cual ella salía de su Citroën blanco, dando pasarela de estilo al entrar a Peperoni I. Se recordó, sonriendo y agregué que cuando estaba con Miranda II, estudiando en la PUCMM, me sentía con ella joven.
Me despido de ustedes, todo el equipo del Centro Leopardo, reiterando que ha sido todo un honor concursar.
PD: Como todos saben, un leopardo o un puma es un héroe que se define por sus hazañas y/o espíritu de sacrificio. Para mí, eso es lo que define a la familia Leopardo, su ardua labor por la cultura de este país y, por ende, entiendo ese debería ser el valor por el cual se debería recibir el premio de esta Institución. Pues como él mismo Sartre escribió: «La felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace».