1.- En diferentes etapas de su vida política, los pueblos pasan por momentos difíciles en el orden social y económico y es entonces cuando sale a flote toda una serie de taras que ponen de manifiesto la enfermedad del sistema social imperante.
2.- Por lo regular, un ordenamiento económico basado en la desigualdad está acompañado de toda una serie de máculas que lo manchan por todas partes, las cuales a su vez crean malestar, irritan a la generalidad de los que componen la sociedad.
3.- El estado de descontento, el hastío del pueblo dominicano ante la situación de descalabro es el resultado del cansancio generado por tantas y tantas cosas desagradables que han ocurrido y ocurren sin que en lo inmediato se vea solución.
4.- El sistema social que padecemos los dominicanos y las dominicanas, al estar fundamentado en la desigualdad, está unido en forma indisoluble a corrupción, perversión, desenfreno, degeneración y otros vicios que le son propios.
5.- Muchas personas, en estado de ahogo por la intranquilidad en que vivimos, buscan aliviarse de cualquier manera para superar su desaliento; tratan de encontrar una alternativa a los fines de liberarse de la desmoralización motivada por la descomposición social que las está llevando al abatimiento.
6.- Es difícil vivir en un país donde no hay seguridad personal ni de bienes; la vida tiene un precio en las tarifas de los sicarios; el narcotráfico influye en la economía y la política; los asaltos y atracos forman parte de la cotidianidad; los instrumentos legales favorecen a los delincuentes de cuello blanco y sucio; el fenómeno de la corrupción es más poderoso que todas las instituciones; enfermedades previsibles afectan a miles y matan a decenas; la degradación moral permea a toda la sociedad.
7.- Los privilegios que traen consigo las diferencias sociales motivan desaliento y disgustos que, unidos a los males sociales, crean en el seno de la sociedad un ambiente propicio para la desmoralización.
8.- Los fenómenos sociales tienen solución cuando son enfrentados con acciones colectivas, por el actuar certero de las masas populares, correctamente dirigidas por sus más consecuentes líderes.
9.- La exasperación va apoderándose poco a poco de amplios segmentos de la sociedad, que consideran que cualquier medio es correcto para hacerle frente a la situación. De ahí que algunos grupos caen en abrazar la errada tesis de que el fin justifica los medios.
10.- El entorno en el que nos encontramos no es el ideal para personas educadas en el proceder con moralidad; lo que las impulsa a procurar cambio en la situación actual.
11.- Por muy loable que sea una actividad política destinada a enfrentar un fenómeno social la misma está condenada al fracaso si no se ejecuta en el momento oportuno y con los métodos apropiados. Lo meritorio, lo encomiable se determina por el logro alcanzado.
12.- La desfachatez irrita, pero no se combate bajo estado de ira. El impudor y el tupé se rechazan motorizando acciones de personas de vergüenza y honor. Por muy descarados que actúen los vagabundos, su proceder perturbador e infame nunca llega a predominar en la sociedad por muy averiada que esté.
13.- Por muy profundo que sea el descalabro moral actual, no podemos caer en la desesperación y desaliento; debemos accionar para superar esta situación, sin caer en el desconcierto; no debemos actuar influenciados por la turbación y el desbarajuste.
14.- El pueblo dominicano ha pasado por momentos difíciles y los ha superado; y ahora saldrá nuevamente adelante, confiando en sus propias fuerzas; su ánimo, su deseo de una vida mejor se ha de imponer con el esfuerzo de los que aquí son los más; con el vigor que le da la justeza de su lucha por construir un mejor país.
15.- Por muy difícil que se presente la situación de desmoronamiento social, las convicciones cívicas y democráticas de nuestro pueblo tienen que ponerse en tensión para enfrentarlas, accionar, para oponerse con firmeza y solidez hasta que logremos recuperar lo decente, recatado y púdico.
16.- Ante la embestida que ha hecho aquí la corrupción, arropando la sociedad entera, en lugar de timidez y debilidad, a ella hay que demostrarle que tiene adversarios, contrincantes dispuestos a hacerle frente, acometer para eliminarla conjuntamente con el sistema que le sirve de soporte.
17.- Lo mejor del país quiere reivindicar su derecho a vivir bajo un estado real de derecho, no en una ficción de garantías. Aquellos a los cuales repugna lo asqueroso, el deshonor, la perversión y todo lo que huele a corrupción deben mantenerse firmes.
18.- Los procesos sociales transformadores son la obra de los que están dispuestos al rechazo, a la impugnación de lo vigente nocivo, que genera disgusto por decadente, indecente y reprensible.
19.- Mientras más difícil es la situación de un país, con más serenidad hay que actuar porque una acción bajo impulso imprevisto nos conduce al desatino, a hacer disparates que hacen daño al proceso de adecentamiento social.
20.- Debemos ser realistas, dejarnos de hipocresía. Lo ocurrido el pasado sábado en la Zona Colonial es la expresión de la sociedad enferma en la cual estamos viviendo y debemos cambiarla por una sana, que sea decente, adecuada para gente honesta.