En las narraciones del Licey, cuando el equipo obtiene un triunfo, el narrador Franklin Mirabal ha hecho famosa la frase “fue el Licey que ganó”. La utilizaré en orden inverso para explicar el fenómeno del triunfo electoral de Donald Trump en los Estados Unidos.
Apenas se anunciaron los candidatos para las elecciones de Estados Unidos dije que ganaría Donald Trump. Muchos me dijeron que era muy temprano para hacer ese tipo de vaticinio, pero ahora trataré de explicar lo más sintetizado que pueda mi posición respecto al triunfo.
El electo presidente de Estados Unidos no es un candidato cualquiera, Trump representa los valores y discurso de esta sociedad. Es un fenómeno que no corresponde a un país, sino occidente y podría decirse que él lo inició.
En la actualidad existen quienes hablan de posglobalización y el principal fenómeno para explicarlo es que muchos países han decidido regresar a su base natural, cuidar sus fronteras, volver a poner aranceles y cerrarle las puertas a los migrantes, de hecho, este último punto fue el espíritu del Brexit.
Donald Trump no es un candidato, es un modelo y ese modelo comenzó a ganar fama y adeptos justamente con él, pero no es hechura suya, sino de Steve Bannon. El modelo Donald Trump comenzamos a verlo en Brasil con Bolsonaro, en Italia con Meloni, en Argentina con Milei y en el posicionamiento que ha tenido Vox en España, por poner algunos ejemplos.
El principal problema que muchas personas están viendo en Estados Unidos es el de la migración (incluso los migrantes), sobre todo la migración desproporcionada que ha llegado vía la frontera con México y ante esa realidad se necesitaba un discurso como el de Trump.
También encarna el discurso más fuerte del modelo conservador, por eso generan mucha atracción en el mundo cristiano por su oposición a las tres causales, la negación de la Agenda 2030 y lo que llaman ideología de género, todo esto sustentado en un discurso nacionalista que eleva las pasiones. Biden-Harris estaban haciendo todo lo que la sociedad contemporánea rechaza, por eso Trump es presidente.
El auge de la ultraderecha es el resultado de una estrategia que enfrenta los valores democráticos en un contexto en el que se conservan valores autoritarios. La democracia ha encontrado límites para alcanzar la libertad plena, ha visto crecer nuevos sujetos a los que por principio ha de reconocer, mientras que la ultraderecha, apelando a la mentira, a la idiotización de la masa, ha promovido un discurso mesiánico que conforme los resultados, del propio Trump, Bolsonaro y Milei, para quedarme en la región, su apuesta es a la desaparición del Estado, el enaltecimiento de las grandes corporaciones y a la anulación de la libertad democrática, en nombre de la libertad de mercado. Trump representa la decadencia del imperio y el sacudimiento de las instituciones democrática.
Los partidos políticos dominicanos están trabajando para que, en cualquier momento, surja un personaje con Donald Trump.