La inseguridad energética que ha provocado la guerra en Ucrania y el alto costo de la energía podría llevar a las empresas comprometidas con la transición hacia el cero neto a desacelerar su carrera, pero, en realidad, esta es una oportunidad para aprovechar el crecimiento verde y moverse con valentía hacia adelante.

 

El aceleramiento hacia el cero neto es lo que están haciendo las empresas más avanzadas del mundo, y me ha dado mucho sastisfacción confirmar que AES Corporation, lejos de amilanarse en su compromiso hacia la descarbonización, ha pisado el acelerador para lograr sus metas más temprano.

 

La experiencia global demuestra que las empresas que desarrollan ventajas competitivas en medio de las crisis salen más rápido de ellas cuando empieza el ciclo de recuperación y, aunque se trate de una pequeña ventaja desarrollada en la crisis, luego resulta en un efecto multiplicador del crecimiento en los tiempos de tranquilidad.

 

Hoy día, las tecnologías verdes y digitales son el terreno más fértil para la construcción de nuevos negocios y oportunidades de crecimiento. También es un hecho verificado que las empresas que se adelantan a la tendencia del cero neto están teniendo mayor éxito. De ahí que innovadores verdes estén surgiendo en casi todos los sectores, desde el transporte (Einride, Northvolt, Tesla) hasta la nutrición (Beyond Meat, Impossible Foods).

Para aprovechar estas oportunidades, las grandes empresas pueden tener dificultades para moverse con la agilidad de estos innovadores, entonces optan por crear spin-offs o start-ups independientes, incubadas dentro de la empresa matriz,  pero se aseguran de proveerles el acceso a sus activos, a sus capacidades y a sus relaciones. Al mismo tiempo, la compañía nodriza también se asegura de conceder a la empresa emergente la autonomía y la libertad necesarias para tomar sus propias decisiones.  Es lo que ha hecho Grupo Universal con la creación de Unit, la primera aseguradora 100% digital de República Dominicana.

 

El cero neto no se trata solo de reducir las emisiones de carbono, sino también de garantizar la sostenibilidad a largo plazo y la resiliencia frente a futuros desafíos. Esto significa invertir en infraestructuras sostenibles, tecnologías limpias y energías renovables. También significa trabajar con los gobiernos y otras empresas para establecer marcos regulatorios y políticas que fomenten la transición hacia un futuro más sostenible.

 

En ese sentido, las empresas tienen el gran reto de conseguir que los gobiernos, como contrapartes imprescindibles,  se muevan con la agilidad en la toma de decisiones que estos asuntos ameritan, conforme a una cultura de gestión de riesgos y a la conciencia ambiental que se requiere para alcanzar los objetivos globales de cero neto.

 

A veces percibimos el calentamiento global y el cambio climático como ideas etéreas y remotas, pero no es así. Son problemas ambientales que ya tenemos encima, que nos están matando, literalmente, y causando enormes pérdidas económicas, a veces de forma gradual e imperceptible y otras veces como una catástrofe climatológica imposible de ignorar.

 

En República Dominicana padecimos de cerca uno de estos desastres, cuando el pasado 4 de noviembre cayó en tres horas el  50% de todas las lluvias previstas para ese mes completo. Como resultado de ese fenómeno, se produjeron grandes inundaciones en Santo Domingo, que provocaron pérdidas de  vidas y de propiedades. Se estima que por ese siniestro el sector asegurador pagó más de mil millones de pesos a sus asegurados, adicionales a los aproximadamente seis mil millones que pagó por los daños causados por el huracán Fiona, en la región este, apenas dos meses antes.  Estos casos no solo provocaron pérdidas inmediatas para las empresas y las familias, sino que serán la causa de altos aumentos en las pólizas de seguros en todo el país durante este año 2023.

 

Todos los ciudadanos hemos terminado pagando por las inundaciones del 4 de noviembre, toda vez que el gobierno anunció el pago de más de 46 millones de pesos como bonos a los dueños de vehículos que solo tenían el seguro de ley o que sus seguros no cubrían el riesgo de inundaciones.  El ministro administrativo de la presidencia, José Ignacio Paliza, informó que esos recursos “serán desembolsados de los capítulos del presupuesto nacional destinados a emergencias”. Es decir,  46 millones  de pesos aportados por los contribuyentes.

 

Las actuales tormentas invernales en California van por el mismo camino. Hasta ahora, las tormentas de este invierno han estado en gran medida en línea con las del pasado, excepto en su ritmo implacable, ha dicho Michael Anderson, climatólogo estatal de California. "Aquí es donde nos están golpeando este año: estamos viendo muchas grandes tormentas con bastante rapidez".

 

Este tipo de eventos catastróficos serán más frecuentes, pero menos predecibles; se desarrollarán más rápido, pero de formas más variadas. Precisamente por esos y otros desafíos ahora es el momento de acelerar la transición hacia el cero neto y aprovechar las oportunidades que el crecimiento verde ofrece. Las empresas que se adelanten a la tendencia podrán tener más éxito en el futuro y contribuirán a un mundo más sostenible y resiliente.