En 1913, en París, Francia, fue publicada La Sangre (Librairai Paul Ollendorff), con un subtítulo que no viene al caso; un año antes, Pro-Psiquis (1912) por Ricardo V Sánchez Lustrino, ambos libros, uno en prosa elegante y el otro en una prosa de cafetín. La Sangre creó un estereotipo de personaje bien caracterizado con los rasgos del político ¿neorromántico?  Por decir algo de la época. Neorromántico en este contexto podría querer decir: idealista, nacionalista, anarquista, socialista y anticlerical. Era como se entendía la práctica política y el pensamiento de la época.

En ese mismo orden, en la primera década del siglo XX, F. Nietzsche ya era conocido en Santo Domingo. Un pensador revolucionador del pensamiento alemán, en primer lugar y luego del occidente, con su lema: “Filosofía del martillo”, que también se prestaba al nacionalismo en boga en esos comienzos y término del Siglo XIX y luego el XX.

El autor fue traducido al español por casas editoriales de España y como América Latina era un buen destino para las ventas de los libros, tanto publicados en España, como Bélgica, Holanda y Francia, esas casas editoriales tenían sucursales en México, Argentina. En todos los catálogos de esas editoriales abundaban las traducciones de todas las “corrientes del pensamiento”: anarquismo, socialismo, etc., desde a finales del siglo XIX hasta entrando las tres primeras décadas del siglo XX. Esas casas editoriales tenían sus sucursales en México y Argentina, para resaltar dos países de amplio abanico de influencia cultura en los demás países de habla castellana, incluyendo a Santo Domingo. De ahí provenía las inquietudes de los jóvenes de la pequeña burguesía comerciante de origen español (como terminarían siéndolos décadas más tarde, otros grupos de emigrantes, ya no de la pequeña burguesía, sino jóvenes estudiantes de diferentes estratos sociales).

Todavía Nietzsche estaba caliente en su tumba cuando ya sus libros estaban traducidos al español en España, en las primeras décadas del siglo XX. Quizás traducido en vida al español, sus grandes textos como Así Hablaba Zaratustra, El Anticristo, para resaltar dos libros de hoguera del pensamiento nietzscheano, nada más hay que imaginar ese volcán, sus larvas en el celebro de un joven antillano, que se agravó ante el naciente nacionalismo, digamos de la sociedad dominicana y años más tarde con la Intervención Norteamericana del 1916-1924. Con ese cruce de una filosofía vitalista y el de las ideas entusiastas del dominicano, un tanto bohemia (lo resalto por su libro Pro-Psiquis), con sus ribetes de anticlericalismo y antiyanqui  (a lo Vargas Vila) este último, quizás influenciado por Nietzsche.

Lo que se quiere resaltar aquí es que ya una juventud ardiente entre la bohemia, la poesía y la vida exaltada del comienzo del siglo XX y el anterior hasta el ascenso del Trujillo al poder, andaba prendida de esas ideas, por lecturas de Nietzsche de cuarenta grados “reinterpretándolo” dentro del desorden de ideas, de toda índole, en sus cabezas. Uno que otro dejó constancia de esa “influencia” al poeta en prosa que fue Ricardo V. Sánchez Lustrino en su libro Pro-Psiquis (1912), con su estilo polemista, conversacional y bohemio, publicado en Valencia, España, por la Casa Sempere y Compañía, editores. Para tener una idea del contenido del libro, el autor se hace acompañar de un lema, no bien se abre el libro: “Como Voltaire, yo contra todos” y dentro de las obras por publicar destaca: un Zaratustra Femenino, que nunca llegó a publicar.

Pro-Psiquis (sin fecha de publicación. Usual de las editoriales de esa época) es un libro misceláneo, lleno de bohemia de toda índole, con todas las corrientes del pensamiento vigente: nacionalismo, positivismo, socialismo y un largo etc., con nombre y apellido de esos jóvenes en sus fervorosas discusiones, un contra todo y a favor de todo, escrito por un joven ardiente de la pequeña burguesía comerciantes, fallecido de forma temprana.

Lo ha destacar aquí es que de F. Nietzsche se leyó, con la influencia también del estilo del poeta, novelista, publicista y hasta vanguardista el colombiano, José María Vargas Vila.

Una de las ideas que embargaba al autor de Pro-Psiquis, Sánchez Lustrino, era la del Superhombre nietzscheano. Así que, temprano en el siglo, F. Nietzsche cobró su primera “víctima” del pensamiento bohemio de nuestra convulsa juventud de a comienzo del siglo XX, postrado ante las lecturas y meditaciones del genio alemán del pensamiento filosófico contemporáneo, en un libro más cerca de la poesía que de la prosa de pensamiento.  En conclusión, Pro-Psiquis pasa a ser el primer libro con influencias nietzscheana en el país, a la manera en que influye muchas veces las lecturas desordenadas de F. Nietzsche.