1.- No tengo la menor duda de que es sumamente ingeniosa la forma como un pequeño grupo ejerce absoluto control sobre la mayoría de la población. Tal es el caso de la democracia representativa dominicana.
2.- Con mucha sutileza al pueblo dominicano lo han mantenido acariciando una democracia que no le garantiza nada material ni espiritual, vida ni muerte con dignidad.
3.- De la manera más socarrona, a los ciudadanos y a las ciudadanas, con mucha astucia, les invitan para que cada cuatro años procedan a depositar un papel en un cajón o urna, para así autorizar a una minoría a gobernar impune.
4.- En las estratagemas electorales, los electores dominicanos no tienen libertad o facultad de elegir entre el sistema que les oprime u otro que les libere de la opresión. No hay opción, es algo así como tú lo tomas o lo dejas.
5.- La forma como está organizada la democracia en la República Dominicana es para que electoras y electores lleguen a las urnas sin posibilidad alguna de rechazar el modelo económico que, por estar sostenido en la desigualdad, no tiene nada de democrático, es excluyente, discriminatorio e injusto.
6.- La ciudadana o el ciudadano, una vez recibe la boleta para ejercer su derecho al voto, carece de alternativa para quitarse de encima el régimen social de la minoría. Obligatoriamente, ha de elegir el orden social vigente, no importa lo despreciable que sea.
7.- El sistema electoral que organiza la democracia dominicana es tan simulador que pone a los pobres a favorecer con sus votos al que ha de ser el gobierno de los ricos, para que los siga explotando.
8.- Una democracia de apariencia es la que resulta de cada certamen electoral dominicano, porque le muestra a los oprimidos la parte exterior de un modelo económico que no se corresponde con el que es en realidad.
9.- Cuando el elector dominicano llega a su colegio, está embelesado, porque de tanta propaganda se ha dejado embobar para que, con la mayor docilidad, santifique la democracia que ha mantenido al pueblo dominicano condenado a la marginalidad.
10.- La esperanza que tenemos es que el día ha de llegar, que esperamos sea más temprano que tarde, cuando lo mejor de nuestro pueblo, ya hastiado de tanto ser burlado, se va a zapatear y una vez despabilado comenzará a construir su democracia.
11.- Lo primero que los dominicanos y las dominicanas deben aprender es que la democracia no puede ser uniforme, igual para los pobres que para los ricos; semejante para la mayoría y la minoría; homogénea para los hambrientos y los saciados. Cada clase social tiene su democracia, y la dominicana no es del pueblo ni de los necesitados.
12.- Ciudadanas y ciudadanos dominicanos, no deben desconocer que mientras estén cautivos por la democracia de los de arriba, de la minoría nacional, siempre serán víctimas de su propia sumisión, y permanecerán en estado de presidiarios.
13.- El pueblo dominicano no debe esperar más, y comenzar a quitarse del lado los obstáculos que impiden que construya su propia democracia, una que sea suya, auténtica y popular.
14.- De seguro que la gran mayoría de nuestro pueblo está hastiada de tanta burla, engaño, trampa, hipocresía y simulación; desprecio, opresión, pobreza y un millón de etc., de taras y lacras.
15.- Así como después de la mañana, llega la tarde, de igual manera, con toda seguridad, las masas populares van a cambiar la democracia de minoría por la de la mayoría, pero hay que enfrentar a los que son menos, para que venga y pronto.
16.- Es un deber, una obligación, una necesidad, empujar, unificar fuerzas motrices para construir una democracia de mayorías, en la cual el verdadero pueblo disfrute de plena felicidad.