I.- Los acomodados al sistema actual

 

1.-   El conocimiento que cada quien tiene de sí mismo, su conciencia, le permite entender lo que más le conviene, así como lo que es posible hacer o no hacer. El discernimiento guía a la sensatez.

 

2.- En el medio social dominicano están presentes personas que, sin estar afectadas de la mente, se sienten impedidas de luchar contra el sistema social dominante. Se creen permanecer frenadas en sus decisiones.

 

3.- Lo más difícil para un ser humano es caer en el sometimiento ideológico;  tener que acatar en contra de lo que le dicta su conciencia.

 

4.- La capitulación mental es algo común en sociedades atrasadas y dependientes. Para declararse vencido por el orden establecido, no hay que hacerlo constar en un acto notarial, porque el entregado con su sumisión así lo demuestra.

 

5.- Estamos en un país adecuado para conocer a los que, al rendirse ante el orden establecido, procuran esconder su doblez.

 

7.-  Los incondicionales al poder político y social, simulan estar equivocados en sus pronunciamientos. Pero no, lo hacen muy bien encaminados, conscientes de su deshonestidad intelectual.

 

8.-  Una cosa es estar desorientado, mal aconsejado, y otra muy diferente es conducirse  teniendo conocimiento de la perversidad como actúa.

 

9.- Algunos, en determinados círculos sociales vinculados con las alturas del poder político dominicano, se interesan por hacer sentir mal a quienes se mantienen firmes en su forma de actuar y pensar. Ellos son los que escriben y  mandan mensajes hirientes a los que en este país tratan de ser coherentes.

 

II.- Aquellos que encubren su falsía

 

6.-  Aquellos que han escogido la sumisión ante el sistema, se ocupan de enfrentar a quienes adversan  la forma como está organizada la injusta sociedad dominicana. Ellos hacen de epígonos sistémicos.

 

10.- Porque  estamos rodeados de camaleones, de turpenes que cambian de conducta según sea su conveniencia económica, debemos permanecer avistados, completamente cautelosos, lo que entraña estar al corriente de lo más mínimo.

 

11.- Nunca, jamás debemos olvidar que nos movemos en un espacio de simuladores, que dicen no gustarle la política, pero la que no les agrada es la contraria al sistema, no así a la que ellos   justifican, porque el artificioso está para hacer de comediante.

 

12.- Está ahí, al doblar de la esquina, ese que hace creer que habla con sinceridad cuando dice que no es político, que solo se dedica a trabajar y a compartir con sus nietos.

 

13.- Pero, mentira suya. El es un descarado, cobarde, falso, simulador, sinuoso y sumiso, que esconde su atadura al sistema con ropaje de inofensivo, piadoso y bonachón.

 

14.- Algunos incondicionales vergonzosos sistémicos, de diferentes formas se dedican a sobar el orden social vigente en el país, mediante escritos y discursos, con la falsa creencia de que manoseándolo con dulzura lo eternizan.

 

15.- A los farsantes, aliados  del modelo económico predominante en el país, hay que tentarlos para saber lo que persiguen con su proceder; incitarles para darnos cuenta qué buscan que con su actitud. .

 

16.- Que nadie se crea libre de ser víctima del fingimiento de sentimientos. En este país  al más inteligente le arreglan la cama para ponerlo a dormir de manera placentera,  aunque luego despierta acostado sobre una hoguera.

 

17.-  Estamos compartiendo con personas que no son auténticas, porque  la doblez ideológica, de conducta y proceder, decidieron mantenerla,  para seguir la vida  con hipocresía.

 

18.- Ha dejado de ser acogedora la conversación sobre política, porque en verdad no sabemos cuándo hablamos con la persona de convicciones, o estamos frente al impostor, a ese infeliz  que piensa por encargo.

 

19.-  Debemos confiar en aquellas personas  añejas en el accionar político, que han demostrado que son de una sola pieza; auténticas; que no doblan la cerviz ante  el dinero y los  halagos.

Ideas finales

 

20.- La sociedad dominicana, mientras más se deteriora en lo social, ético y moral, más abunda en ella el individuo que se dobla, practica la hipocresía y hace del fingimiento una cultura para que sea habitual en el proceder  de la actual y próxima generación.

 

21.- Más temprano que tarde, se impone construir  un nuevo orden social que venga acompañado  de un ser humano irreprochable, listo para renegar la actual forma de comportarse el dominicano y la dominicana de ahora.

 

22.- La sociedad dominicana a la cual debemos aspirar, no sería de santos ni de demonios. Basta que esté integrada por personas  formadas en la integridad, que sean  ejemplos de probidad.