Escuchamos decir con frecuencia que en la República Dominicana existe una carencia de líderes, no solo a nivel político, lo mismo ocurre en las organizaciones del sector privado y la sociedad civil.

 

A pesar de lo que parece estar ocurriendo, soy de los que cree que no todo está perdido, pues comienzan a verse muestras esperanzadoras de conductas diferentes, no obstante, esto es necesario asegurarse un liderazgo sano y positivo que piense y actúe de manera bien intencionada y responsable a favor de un mejor y más prometedor futuro para la nación y su gente.

 

Este liderazgo debe incluir representantes de todos los sectores de la sociedad, pues se necesita del influjo positivo de todos para que las cosas puedan realmente cambiar.

 

Los países que han progresado y se han desarrollado, entre los cuales tenemos ejemplos de todo tipo, desde pequeñitos hasta enormes territorios, así como de reciente formación y muy antiguos, con abundancia de recursos naturales y sin prácticamente ninguno, pero con algo en común, la suerte de haber encontrado líderes con la visión correcta y el interés de ser buenos y honestos administradores de los bienes públicos.

 

Algo que es importante destacar, es la conducta y la actitud de los habitantes de esos países, sus poblaciones han tenido en común, que se caracterizan por ser personas con integridad, deseos de superación, respeto a las leyes, orden y limpieza, que han sido un complemento esencial en el logro del progreso.

 

En las mencionadas materias los dominicanos salimos mal parados, porque existe una extendida cultura del no cumplimiento de nuestros deberes y obligaciones, que se comprueba cotidianamente, en la violación de las regulaciones de tránsito, el irrespeto a los derechos de los demás, en el lanzamiento de basura por todas partes y en el apropiarse de espacios públicos para beneficio particular, sólo por mencionar los más frecuentes.

 

Nos parece que hemos tenido una mezcla de liderazgo que no llena nuestras expectativas, con una ciudadanía irrespetuosa e incumplidora.

 

En la educación está el inicio de la solución de todos estos problemas, tenemos que educar a la población para que esta pueda dirigir con conocimiento su destino, de esta manera la construcción de una nueva realidad no quedará en manos de una élite, pues todos somos necesarios para poder construir un mundo diferente;  creemos que es imprescindible llevar a la mente de las nuevas generaciones que es más importante saber que tener, aunque los ejemplos que ven a su alrededor hagan difícil el convencerlos.

 

Esos líderes que necesitamos tienen que sentir la presión de una sociedad que los vigila y les exige actuar con honestidad y corrección. Hoy en día cuando los hechos que frecuentemente se destapan nos indican que parecen haberse derrumbado todos los límites afirmamos que son más necesarios que nunca liderazgos con sentido de integridad de aquellos que son capaces de tomar decisiones dolorosas aun cuando haya consecuencias para ellos mismos.