Todos los planes precedentes de salud, tuvieron dificultades para abordar la formulación como la segunda fase y momento cumbre del proceso de planificación del sector salud. Se quedaron en el tintero porque no crearon los pasos para concretar la Visión concertada por los actores como asimilación del futuro deseado para la salud dominicana. Los planes precedentes no tuvieron visión de desarrollo.
En el Laboratorio de Aceleración y Exploración de futuros del PNUD, Argentina; el Instituto de Creación de Futuros de EUA, el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) y en el Plan Estratégico de Santiago , se sabe que si la formulación es estratégica, traza la ruta para dirigirse con inteligencia social, hacia la visión construida por todas y todos.
Esta fase se compone de escenarios de actuación. Asimismo de los principios rectores para garantizar la ética y las conductas esperadas de la acción; visión convertida en sueño concretable de República Dominicana en salud; igual objetivos estratégicos que conducen la acción; y proyectos estructurantes y productos entregables derivados de éstos. La formulación pretende crear la narrativa del futuro preferido o plausible de la salud dominicana.
En nuestro caso se definió el escenario tendencial y deseable de la Nación, valorando lo que acontecería si primero, no se implementa este plan estratégico salud 2030 y segundo qué avances lograría la República Dominicana, si lograr operacionalizar esta estrategia. Igualmente, se expone como se construyó de forma concertada la Visión 2030, los objetivos estratégicos, los proyectos estructurantes, las victorias rápidas, las iniciativas de aumento de escala y los productos entregables.
La planificación estratégica en salud realizada trata de hacer converger la direccionalidad estratégica y la planificación. Intenta apoderarse de un supuesto que conduce a la admisión consciente de que el Estado y su administración pública aisladamente, no pueden lograr el desarrollo. Por eso requieren de una alianza estratégica con las sociedades que pretenden dirigir y que pagan los impuestos para financiar ese desarrollo.
Además, esta planificación estratégica vincula el corto y el mediano plazo, para que las acciones de hoy concurran con las de mañana, creando redes, sistemas y regímenes de actuación continua, concurrente y colectiva, entre Estado, sociedad civil y sector privado. Esta planificación estratégica del desarrollo tiene como órgano rector al Ministerio de Salud, pero por ser “estratégica” no puede pertenecer a ningún sector. Es de todas y todos.
De la sociedad civil por su activa vigilancia y presión social. Del sector privado con responsabilidad corporativa por su contribución a la salud como vía, escenario y fin del desarrollo. Del Estado por ser el órgano regulador y rector del desarrollo impulsado desde el gobierno y con la responsabilidad de velar el derecho a la salud de los dominicanos.
Si la formulación es estratégica es porque suma y multiplica un concierto diverso de voluntades. Porque hace importante la construcción colectiva del futuro deseado y anhelado por todas y todos. Una buena formulación estratégica evidencia, que las buenas políticas públicas contienen factores asociados al poder y la sociedad desde su origen, objetivos, importancia y explicación en los medios de comunicación y redes sociales.
El actual Plan Estratégico Nacional de Salud 2030 hace converger la política y las políticas públicas, aunque no pueden ser valoradas como categorías sinónimas. El plan expresado como política pública expresa las soluciones más racionales de cómo se manejan asuntos de carácter colectivo del desarrollo de la salud. La buena política pública orienta el quehacer gubernamental para lograr la formulación, gestión e implantación de acciones sostenibles de transformación.
El actual Plan Nacional Estratégico de Salud por definición, es una política pública. Esencialmente, la Ley 1-12 de la Estrategia Nacional de Desarrollo, en sus artículos 11 al 17, impone siete políticas públicas transversales: i) derechos humanos, ii) enfoque de género, iii) sostenibilidad ambiental, iv) cohesión territorial, v) participación social, vi) tecnología de información y comunicación y vii) responsabilidad institucional.
Como mandatos orgánicos condicionantes de este plan, se suma, la Ley de Salud 42-01, el Plan Plurianual del Sector Público y las principales líneas discursivas del Ministerio de Salud. El plan demostrara cómo salimos al fin de la lúgubre y oscura sombra del Covid 19. Fue una proeza del Ministerio de Salud desatar en medio del control de esta catástrofe, la fuerza prospectiva de más de 150 organizaciones para que formularan, la Estrategia Salud 2030.
El desafío fue elaborar junto a diversos órganos del Estado, el Plan Estratégico de Salud 2030. Misión cumplida. Como Nación nos encontramos a punto de mate, para que el Poder Ejecutivo ponga en valor la Visión 2030 y alrededor de 50 proyectos estructurantes. El ministerio se ha movido bien para que varias iniciativas tengan el financiamiento protegido.
Históricamente debiera quedar registrado que en pandemia, al finalizar el 2021, cuando se desplegaba exitosamente la tercera dosis de vacunación, el ministro Daniel Rivera con mascarillas nos convocó y solicitó apoyo para concluir el “plan decenal”, porque la metodología empleada en el ministerio “no funcionaba”.
El funcionario, con apenas meses en el cargo, apeló a sus experiencias en PUCMM; su efectiva dirección del Hospital Cabral y Báez y tradición de actor clave del desarrollo, para comprometernos en apoyar la finalización del plan decenal, vía un convenio con Ricardo Fondeur, presidente del Consejo Desarrollo Estratégico Santiago (CDES).
Hoy, más que entregar una matriz de prioridades a Excel. Un libro lleno de nombres de funcionarios o rosario de buenas intenciones, pronto será oficial, Visión y proyectos estructurantes que gobierno, sociedad civil y sector privado, impulsarán concertadamente.
Fueron 10,867 horas de trabajo voluntario equivalentes a donación ciudadana de 59 millones de pesos. Se laboró en 4 comisiones con más de 35 instituciones cada una, con especialistas y coordinadores asignados. Organismos que realizaron más 40 sesiones; 6 foros regionales y varias investigaciones originales, coronadas con 19,816 horas de estudios especializados.
También con participación de agencias internacionales, se estudiaron 4 grandes pilares, 19 dimensiones y 209 indicadores que aportaron FODA con 73 amenazas y debilidades que explican las razones de muchas mortalidades evitables de hoy. Pero además, con 81 fortalezas y oportunidades para salir delante.
Joan Clos enseña que a los planes estratégicos “se asiste llorao”. Especialmente en naciones que por hacer más de lo mismo, hacen prevalecer sobre el futuro deseado, el pesimismo y la incredulidad.
Clos como epidemiólogo, cofundador de la red planificación CIDEU con sede en Barcelona, y actual director ONU-Habitat, demuestra el peso del proyecto estructurante, para deslindar lo definido como “planificación estratégica genuina”. No hay plan, sin proyectos acordados y concretados.
Un auténtico plan estratégico lo implantan sus proyectos estructurantes, ejecutados con una gestión presupuestaria inteligente, adaptada al perfil epidemiológico nacional y de elevada gobernabilidad y gobernanza.