El año pasado, la empresa más grande de la construcción de China, Evergrande, se declaró en bancarrota. Acontecimiento desconcertante que creó una delicada crisis en la economía china. Evergrande es una de muchas evidencias que muestran la fragilidad de la economía china. Una economía construida en fundamentos débiles, como la construcción, que directamente representa el 30% de su Producto Interno Bruto. Esto no es un simple problema, es un problema grave que podría explotar en cualquier momento, es decir, la economía está basamentada en mucha especulación que se empeoró con todos los estímulos gubernamentales. El crecimiento fue enorme, pero las burbujas y las deudas que se crearon, también fueron enormes, lo que ha desacelerado la economía que, de seguir así, podría acabar derrumbando al país. La falta de solución a este problema impediría a China, no solo convertirse en una potencia global, sino incluso, en una potencia regional, rivalizando con Japón y la India.

 

El demográfico, es otro problema que impedirá a China convertirse en potencia mundial líder. China es el país con más habitantes del mundo, pero esta población tiene un serio problema de demografía. Para que un país se mantenga con el mismo número de habitantes, el índice de natalidad tiene que ser de 2.1. El índice de natalidad oficial en China es de 1.7 (2019). Estudios independientes establecen que el índice real de natalidad es probablemente de 1.1 a 1.2, lo que constituye un serio problema. China tiene ahora una población indiscutible para convertirse en una superpotencia, el problema es que carece de reemplazo. Esto tuvo su origen en las políticas de hijo único, la cual fue descontinuada a partir de 2016, creando un gran desbalance generacional. En China hay menos mujeres que hombres y los envejecientes son cada día más, lo que crea una carga para el Estado. China ahora ha querido establecer por ley que las parejas tengan mínimo de dos a tres hijos.

 

China es un país bastante nuevo en el campo de las relaciones internacionales. Siempre estuvo aislada. En los últimos años ha tratado de forjar relaciones importantes con países de África y Latinoamérica, al proveer diversos tipos de préstamos e inversiones, asicomo formando acuerdos de libre comercio; pero, estos son países en vía de desarrollo. Cuando se trata de los países con las economías más grandes y avanzadas, ninguno tiene una opinión favorable sobre China, según “Pew Research Center”. Todas esas grandes economías desconfían del Partido Comunista Chino (PCCh) y a las acciones que vende China en el mundo, lo que constituye un problema muy grave para un país, más aún, cuando quiere convertirse en líder mundial. Ninguno de los países más desarrollados ve a China como un aliado. En términos formales, China no tiene alianza. La única “alianza formal” o antigua, es con Corea del Norte, “su Estado tapón”. China tiene una relación coyuntural con Rusia, pero esta no es una alianza formal. La historia de ambos países ha sido la rivalidad y la desconfianza, aun cuando estaban llamados a actuar como hermanos ideológicos, por haber nacido de revoluciones comunistas.

 

Los Estados Unidos, al contrario, por décadas han establecido y mantienen alianzas formales y de cooperación con las principales potencias del mundo. Alianzas sólidas. Estas alianzas son extremadamente relevantes para llegar a ser y mantenerse como superpotencia con influencia global. Vista esta realidad, debemos “coger con pinzas” los datos oficiales chinos, ya que podrían ser poco confiables. Es innegable que en las últimas cuatro décadas el país ha experimentado un crecimiento y desarrollo gigantesco, pero lo cierto es que los Estados Unidos siguen siendo muchísimo más ricos que China y, lo más importante, la diferencia en vez de reducirse se está ampliando cada día más. Según “Credit Suisse”, la diferencia de riqueza entre los norteamericanos y los chinos, se ha ampliado desde el año 2011 en más de 12 billones de dólares.

 

Pero, ¿Cómo es posible si China es la fábrica del mundo? Sí, pero es una fábrica muy ineficiente. China produce mucho, por eso su PIB es tan alto, pero, también con unos costos de producción enormes. No solo debemos fijarnos en los bajos salarios (que ya no son tan bajos), sino, el Input, como la energía, agua, materias primas y, sobre todo, el número de trabajadores necesarios para desempeñar una tarea. El crecimiento económico de China puede explicarse, casi por completo, por el crecimiento de los recursos productivos, es decir, entre el 90 y 97 por ciento de su crecimiento ha estado vinculado a la incorporación de más y más trabajadores y a la inversión en capital físico; en cambio, lo que se denomina productividad total de los factores, a penas ha representado entre el 3 y el 7 por ciento de toda la expansión económica. Esta productividad es lo que permite hacer más con menos.

 

A diferencia de China, Estados Unidos tiene una economía mucho más eficiente. Sus empresas se posicionan entre las más competitivas de todo el mundo y, su productividad por trabajador, no solo es más alta que en China sino, que la diferencia es cada vez mucho más grande. China crece más, pero EEUU se hace más rico, lo que significa más capacidad de mantener su estatus de superpotencia. De acuerdo al Banco Mundial y las Naciones Unidas, el capital humano: Formación, Capacidad, Habilidad, Experiencia, supone más de la mitad de la riqueza de la mayoría de los países y, hasta el 80 por ciento de la riqueza de las naciones más desarrolladas, siendo este, precisamente, uno de los puntos más fuertes de los Estados Unidos, tal como vimos en la tercera entrega de este trabajo. De las 50 mejores universidades del mundo, 29 están en los Estados Unidos. Dentro de todas éstas, no aparece una china.

 

Antes de concluir, hablaremos brevemente sobre el Poder Militar. El gasto militar de los Estados Unidos triplica al de China. El ejército chino es más numeroso, supera en más de un millón al de EE. UU., lo que representa, no obstante tener menor salario, un mayor gasto, el cual devora más de la mitad del presupuesto militar chino, aun cuando hoy en día el número de tropas no es sinónimo de capacidad militar, más bien, todo lo contrario. Lo que cuenta a la hora de un enfrentamiento militar es tener unas fuerzas armadas bien equipadas, bien entrenadas y con buena logística, lo que sitúa a EE. UU. muy por encima de China, haciendo de ésta, comparativamente, una potencia regional. Estados Unidos es el único país que ha existido en el mundo con la fuerza, entrenamiento y logística militar, capaz de luchar en tres frentes a la vez, en cualquier parte del mundo. Lo sentimos por todos aquellos que detestan la hegemonía norteamericana, pero la verdad es que, de conformidad con los indicadores reseñados, habrá Estados Unidos por mucho tiempo.