El municipio es el segundo nivel de división política y administrativa de importancia en el territorio.

 

Es un espacio geográfico social donde se integran varios elementos que se relacionan con las buenas intenciones de solución de necesidades de los habitantes que aspiran a un desarrollo sostenido de la comunidad y su población.

 

Las políticas públicas y privadas, así como las iniciativas de las organizaciones comunitarias y no gubernamentales, en el fomento de la resiliencia, deberán atender las situaciones sociales que el conglomerado identifique como dificultades.

 

Las carencias observadas por los sectores organizados en los ámbitos de: educación, salud, viviendas, trabajo, infraestructuras de servicios, transporte, seguridad ciudadana, cambio climático y gestión de riesgos, demandan tareas de bienestar colectivo; y el actuar gobierno las contiene definidas en los planes estratégicos de desarrollo.

 

Sin embargo, en el nivel municipal y territorial, la inexistencia de planes se convierte en obstáculo para el desarrollo, y se observa con preocupación, de una administración a otra, como esa limitación pervive en el tiempo, complejizando las posibilidades de avance y crecimiento sostenido de las comunidades vulnerables.

 

El 13 de octubre se celebró el "Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres". La fecha fue escogida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, para recordar a las personas y a las comunidades la importancia de reducir la exposición a los desastres, mediante la educación y conciencia sobre los riesgos que enfrentan las comunidades.

 

Para gestionar el riesgo de desastres, de forma integral, hay que hacer un abordaje planificado y estratégico desde el territorio.  Con una visión que involucre al liderazgo municipal y provincial representado por los gobiernos locales.  Donde los concejos de regidores, alcaldías, gobernaciones y autoridades electas por las demarcaciones definan y ejecuten planes para el bien de la población.

 

Una integración y coordinación de las principales entidades llamadas a promover el bienestar de la población; capaz de responder con políticas de desarrollo focalizadas y orientadas desde el gobierno central. Por ejemplo, la atención que los gobiernos locales deben prestar a la preparación de planes de gestión integral del riesgo de desastres es una necesidad urgente.

 

Los municipios deben proyectar políticas que garanticen una gestión del riesgo de desastres, con el fin de hacer posible un territorio organizado, ordenado desde la óptica urbana, preparado y capaz de formar y responder ante situaciones de crisis que se presenten.

 

Vincular las acciones estratégicas que desde el gobierno central se planifican, para hacer realidad el desarrollo sostenible de la población, es un imperativo de los municipios y provincias que deseen ser resilientes.

 

La resiliencia, planteada desde la psicología, se define como la capacidad que tiene una persona para superar situaciones.   Y desde el área de los metales, es poder recibir fuerzas repentinas sin romperse. Algo que puede ser moldeado en múltiples formas sin fragmentarse.

 

Las dos definiciones aplican al esquema de municipio, territorio o ciudad resiliente. En pocas palabras, se trata de una comunidad organizada y preparada para absorber el impacto y reponerse a los eventos naturales y humanos.

 

Una ciudad donde las autoridades avanzan de forma planificada, adheridas a líneas de ordenamiento territorial apropiadas, en un ambiente de gobernanza y gobernabilidad correcta.

 

La Defensa Civil y Comisión Nacional de Emergencias, por su parte, promueven las “Ciudades Resilientes” tal como lo hizo el pasado miércoles 13 de octubre desde el palacio presidencial.