La fecha del 8 de marzo tiene una importancia fundamental para las mujeres, es el día en el que se conmemora las luchas de las mujeres por sus derechos con el recordatorio especial del 8 de marzo con un trágico hecho que le costo la vida a cientos de mujeres trabajadoras y sucesivos movimientos en diferentes lugares del mundo.
La conmemoración del 8 de marzo corre el riesgo de tener un abordaje dual y posiblemente contradictorio de inclusión-exclusión en la mirada a la participación de las mujeres y sus derechos.
En la perspectiva de la inclusión se encuentra la integración de actividades donde se muestra el aporte de mujeres sobresalientes en áreas importantes de la vida nacional con la superación de grandes desafíos y retos lo que fortalece a la ruptura del imaginario cultural que relega a la mujer a los espacios reproductivos y de cuidado que son parte de la segregación de los roles de género. Cada vez más se muestra el esfuerzo que hacen las mujeres de capacitación y profesionalización que muchas veces le cuesta la doble y triple jornada al igual que su ascenso social en espacios de toma de decisiones en empresas e instituciones.
A pesar de estos logros continúan las barreras culturales en el ámbito político-social donde se refleja una gran desigualdad entre las candidaturas de mujeres y hombres en los ámbitos municipal, congresual, municipal y presidencial. Lo que se refleja en el contexto electoral actual.
En términos de exclusión además de una mirada a la mujer desde la esfera individual como candidata o como “mujer sobresaliente o meritoria” se excluye la lectura a las “mujeres” como colectivo.
El sentido de colectividad de las mujeres vive así amenazado por las negaciones a los derechos sexuales y reproductivos en los que se les niega el derecho al placer y a las decisiones sobre su cuerpo.
Las mujeres en los distintos estratos sociales tienen un sentido de colectividad muy arraigado lo que se intensifica en los estratos más pobres. Este sentido de colectividad se hace presente en las situaciones de vulnerabilidad, riesgo y violencia. Es así como hay que destacar la presencia de redes informales de mujeres que trascienden el ámbito de “familia” hacia colectividades con distintos rasgos y caracteres donde la amistad, la solidaridad y el apoyo se hacen presente al interior de territorios pero también en la esfera transnacional desde las mujeres migrantes. La solidaridad y apoyo entre mujeres desde estas redes informales se muestra en:
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Casos de enfermedad
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Acompañamiento educativo
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Cuidado de niños y niñas
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Cuidado de personas adultas mayores y personas con condiciones de discapacidad
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Embarazos no deseados
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Abuso sexual
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Violencia de género
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Orfandad por feminicidios
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Encarcelamiento- Mujeres privadas de libertad
Los vacíos de servicios de apoyo psicoafectivo y salud mental hacia adolescentes y mujeres que sufren diferentes expresiones de violencia física y sexual son abordados por las redes de mujeres desde donde existen relaciones primarias. Estas relaciones colectivas que fortalecen la cohesión social en las comunidades se ven afectadas por los discursos estigmatizantes bañados de juicios de valor con rivalidades y competencias entre mujeres en los que juegan un papel importante las religiones y los supuestos “valores morales” que dividen a las mujeres entre las “serias” y las “putas” o “cueros”.
El sentido de colectividad de las mujeres vive así amenazado por las negaciones a los derechos sexuales y reproductivos en los que se les niega el derecho al placer y a las decisiones sobre su cuerpo. El cuerpo de las mujeres se convierte en objeto continuo de sanción y juicio donde el patriarcado ha jugado un papel importante para debilitar el sentido cooperativo que emana de su interacción social.
Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY