Los avances en igualdad de género en nuestro país se evidencian en los peldaños ascendidos por las mujeres dominicanas en importantes escenarios de toma de decisiones y de poder, no solo en el Estado, sino también a nivel privado en el país, y así lo reconocemos este 8 de marzo de 2022. Ellas han trabajado, se han empoderado y han tomado el poder al que tienen derecho.

Las mujeres de la República Dominicana tenemos una mayor visibilidad y nuestro poder es innegable, sobre todo cuando nos unimos en un mismo objetivo, pues potenciamos nuestras capacidades de trabajar en equipo, de relacionarnos, nuestra visión para afrontar dificultades y nuestra empatía, las cuales nos convierten en piezas clave para abordar cualquier aspecto de la vida.

En la actualidad tenemos ámbitos en los que compartimos los aportes y responsabilidades con los hombres, en igualdad de condiciones, y esos ámbitos son más exitosos, productivos y pacíficos. Y eso se nota, se palpa, se ve. Cuando usted acude a una organización en la que se trabaja en igualdad, se da cuenta que allí hay rasgos diferenciadores. Y es bueno.

Hemos avanzado sí, pero aún persisten obstáculos estructurales a la igualdad y la discriminación por motivos de género aún es un escollo a superar en todos los países, tanto en las esferas públicas como privadas y se manifiestan en el mundo del trabajo.

Estas brechas tienen sus raíces en las relaciones de poder históricamente desiguales, entre mujeres y hombres, en el hogar y la sociedad en general.

Si bien las mujeres empresarias constituyen una tercera parte de todos los empresarios en la economía formal a nivel mundial, en las economías emergentes su mayor participación se reduce en la mayoría de los casos a micro y pequeñas empresas del sector informal, con escaso potencial de crecimiento.

Las responsabilidades familiares y las normas sociales discriminatorias pueden, incluso, impedir que las mujeres establezcan empresas o accedan a puestos directivos.

La voz colectiva de las mujeres y su participación activa en el liderazgo económico y la adopción de decisiones son fundamentales para moldear e incidir en el mundo del trabajo y así lograr la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres.

Una mayor participación femenina en organizaciones, cooperativas, sindicatos y el tejido empresarial resulta beneficiosa para las mujeres en particular y para la sociedad en general ya que somos impulsoras de cambio social, en especial las más jóvenes que suelen ser más abiertas, atrevidas y decididas, pues hoy ejercemos unos derechos que las antecesoras pelearon por nosotras.

Es esencial que las mujeres nos organicemos para defender nuestros derechos laborales básicos, obtener trabajos decentes, crear nuestras propias empresas y establecer prioridades normativas.

Las mujeres y, sobre todo, las mujeres jóvenes son poderosos agentes del cambio positivo que es esencial para conseguir nuestro objetivo de igualdad, ya que para las de menos edad es más fácil emprender el proceso personal de transformación que genere las modificaciones positivas y duraderas en mentalidades, actitudes y comportamientos.

Porque una Agente de Cambio es aquella mujer que propicia, deliberadamente o mediante su proceder, transformaciones en lo social, en lo cultural o en el comportamiento de los individuos. Una Agente de Cambio para la Igualdad es quien tiene el valor de asumir un riesgo y abrirse a nuevas ideas, es quien está insatisfecha con la realidad actual, quien asume la responsabilidad donde otros crean excusas.

Esa mujer que logra ver las posibilidades y oportunidades en una situación donde otros ven limitaciones, es quien puede crear en otros la capacidad de soñar con una sociedad justa y equitativa. Ella es quien inspira a otros con la visión de lo que pueden aportar y lograr, quien posee mucha valentía y una mente abierta. Es, en definitiva, quien logra ver sus sueños hechos realidad.

Muchas agentes de cambio pueden no tener dinero, conocimientos técnicos, espacio, contactos o tiempo para empezar algo. Pero con todas las circunstancias y limitaciones, tienen algo en común: su situación actual no determina el tamaño de sus metas futuras ni la dimensión de sus sueños.

Son nuestras elecciones las que nos muestran quienes somos realmente, mucho más que nuestras habilidades: Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento.

Les comparto una cita de Roseanne Barr comediante, actriz, productora ejecutiva, escritora y política estadounidense: “Lo que las mujeres tienen que aprender es que nadie te da poder. Simplemente lo tomas”.