Según los estudios realizados por la Neurociencia (1998-2019), “el cerebro de la mujer es adaptable a situaciones, circunstancias y adversidades complejas, debido a su neuroplasticidad y resiliencia” (Dra. Marian Diamond, Universidad e Oslo, Inglaterra, 2001).

En tal sentido, se sabe que “la neuroplasticidad es la capacidad de las células del sistema nervioso para regenerarse anatómica y funcionalmente, sin importar que estas hubiesen estado expuestas a influencias patológicas ambientales o del desarrollo, incluyendo traumatismos y enfermedades graves” (Reportes de los hallazgos de los estudios de la OMS sobre neuroplasticidad, 1982).

Además, la Neuropsicología ha comprobado que “tanto la mielinización como la formación del lóbulo frontal y la poda neuronal terminan entre los 18 y los 25 años de edad, período en el que, con raras excepciones, ya el cerebro humano ha madurado” (DSM V, 2018).

Por su parte, la Dra. Marian Cleeves Diamond, de nacionalidad estadunidense, fue pionera en el campo de la Neurociencia, quien descubrió que: leer, caminar por lugares desconocidos, realizar ejercicios físico regularmente, la interacción con otras personas, retar o desafiar el cerebro realizando crucigramas y otras actividades complejas, estimula la neuroplasticidad del cerebro y lo mantiene activo.

Según se sabe, las funciones cognitivas del cerebro humano, entre otras, son: (1) La atención; (2) la orientación; (3) la memoria; (4) las gnosias o las habilidades que se aprenden en la niñez y en infancia; (5) las funciones ejecutivas; (6) las praxias o las habilidades motoras adquiridas; (7) el lenguaje; (8) la cognición social; y, (9) las habilidades visoespaciales o de percepción de la profundidad y la distancia.

Asimismo, la Neuropsicología sabe que, “la neuroplasticidad es la capacidad del sistema nervioso de cambiar su reactividad como resultado de las activaciones sucesivas del cerebro”. Como tal, la reactividad permite que el tejido nervioso experimente cambios adaptativos o reorganizaciones en un estado fisiológico, con o sin alteración (DSM V, 2018).

También, la Neuropsicología sabe que ser mujer, es un desafío extraordinario en la sociedad actual, ya que ésta, además de asumir el rol de madre, asume compromisos técnicos, profesionales, empresariales, comerciales, institucionales, comunitarios y, a su vez, asume la gerencia de su hogar.

Como se conoce, ser madre es estresante, abrumador y gratificante, ya que la mujer-madre, pone a prueba todas sus capacidades y habilidades cognitivas y psicoemocionales, para enfrentar, manejar y superar los desafíos y las adversidades a las que la mujer está expuesta en una sociedad globalizada, machista, excluyente y altamente competitiva.

De su lado, los estudios realizados por la Asociación de Neuropsicología con sede en Inglaterra refieren que, desde temprana edad, la mujer desarrolla la Inteligencia Emocional, para “identificar, comprender y gestionar sus propias emociones, así como interpretar y manejar las emociones de las personas con las que ésta interactúa” (DSM V, 2018).

Por su parte, tres estudios neuropsicológicos comparativos revisados por nosotros previo a estructurar este artículo de opinión refieren que, “la relatividad y adaptabilidad del cerebro  de la mujer, es capaz de manejar estrés, construir relaciones sólidas con su compañero de vida y con sus hijos y, al mismo tiempo, asumir responsabilidades altamente desafiantes y/o retadoras” (DSM V, 2018).

Asimismo, los estudios arriba referidos constataron que, “la mujer experimenta una amplia gama de emociones, entre otras: la alegría, el amor, el desamor, la ira, la tristeza, la frustración, la ansiedad, la soledad y el miedo, sin que ésta se abandone o se acobarde, debido a su capacidad de resiliencia. En tal sentido, los pensamientos de la mujer son Energía y tienen mucho Poder.

Como se sabe, “la resiliencia es la capacidad que tiene una persona para recuperarse de la(s) adversidad(es) vivida(s) y, al mismo tiempo, salir fortalecida de esta(s), sin importar su dureza y/o complejidad”. Como tal, la resiliencia es el principal activo psicoemocional que posee una mujer para enfrentar los desafíos de la vida con fuerza y determinación, incluyendo la Maternidad.

En tal sentido, los estudios sobre Emprendimientos a nivel global realizados por la ONU (1998-2018) refieren que, “las mujeres son pioneras en la mayoría de las innovaciones conocidas hasta ahora en el campo científico, empresarial, agroindustrial, comercial, aeroespacial y tecnológico en los Cinco Continentes, desafiando los roles tradicionales que, históricamente, eran liderados y manejados por hombres”.

Como usted ha visto amable lector(a) en el cuerpo de este artículo, las personas debemos cuidar y estimular la regeneración de nuestras neuronas, emprendiendo pasatiempos lúdicos que estimulen nuestro cerebro, realizando lecturas diarias, asumiendo nuevas responsabilidades y actividades que desafíen nuestro confort.

También, las personas debemos dedicar tiempo de calidad para aprender nuevas habilidades, practicar una o más actividades artísticas y fortalecer las relaciones familiares, así como dedicar tiempo de calidad para compartir con nuestros amigos y allegados, como estrategias para fortalecer nuestra neuroplasticidad cerebral.

“La adversidad tiene el don de despertar talentos que, en la comodidad hubieran permanecido dormidos” (Angie B. Morales).