El presidente Luis Abinader destacó que el país está mucho mejor que hace cuatro años. Ciertamente, en muchas áreas importantes existen avances reconocidos por la población mediante una alta valoración del presidente, incluso en todas las encuestas.
Resaltó el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 78,923 millones de dólares en el 2020 a 120,626 millones en el 2023, con una previsión entre el 4.5% y el 5.2% del PIB para este año y la reducción de la deuda externa en un 2% del PIB.
Recordó el aumento de los salarios mínimos en un 40%, el programa de transporte escolar, la cobertura de los programas sociales para las familias más pobres y vulnerables, y la elevación a dos millones la cobertura de los tratamientos de alto costo y enfermedades catastróficas.
El sector empresarial calificó de positivo el discurso, pero lamentó la omisión de las reformas necesarias para mejorar la calidad de la educación, reducir el déficit eléctrico, y reformar el código de trabajo y la seguridad social.
Varios economistas, consideran que se trató de más de lo mismo. “El discurso se enmarcó en lo que ha sido la tradición dominicana de destacar, y en ocasiones sobredimensionar, los logros del gobierno, relegando las cuestiones fundamentales”.
A pesar de la validez de estas críticas, la gran mayoría de los sectores y analistas reconocen una mayor disciplina en el gasto público, menor tolerancia frente a la corrupción y mayor apertura y receptividad del presidente Abinader con todos los sectores del país.
Más varillas y cementos y sin cambios estructurales que eleven la calidad y oportunidad de la atención médica
Lo cierto es que esta rendición de cuentas confirma que en las áreas más críticas e importantes el gobierno continúa “haciendo más de lo mismo”. En la salud y seguridad social, el enfoque sigue el patrón establecido por todas las pasadas administraciones, con un despliegue de información sobre las construcciones y compras de equipos.
Se enfatiza en la falsa premisa de que las mismas, y por sí solas, constituyen la solución a las tantas insatisfacciones populares: alta mortalidad materno-infantil, creciente gasto familiar de bolsillo, encarecimiento de las medicinas y la humillación por los rechazos en la admisión de los pacientes en las clínicas y hospitales.
Compartimos el punto de vista del Dr. Carlos Cuello cuando asegura que “el gobierno está haciendo lo mismo que han hecho todos los gobiernos anteriores, con relación a la estructuración de un sistema de salud nacional” para todo el mundo y de manera universal, basado en la estrategia de la atención primeria de salud.
Basta con recordar que todos los gobiernos realizaron inversiones millonarias en la construcción, remozamiento y equipamiento de los hospitales, sin que por ello le haya garantizado a la gente común servicios de calidad y oportunos. Además, a pesar de esos esfuerzos, la medicina pública ha seguido perdiendo terreno frente a la privada, gobierno tras gobierno. Porque la fiebre no está en la sábana.
Si bien la mayoría de esas inversiones son necesarias, las mismas no son suficientes. ¿De qué sirven más hospitales con un horario de servicio tan reducido, tres veces menor que en las clínicas privadas, y con el agravante de que muchos médicos no asisten, o sólo lo hacen una o dos veces a la semana? ¿De qué valen más centros de salud, si la gran mayoría del presupuesto se gasta en nóminas supernumerarias que minimizan los recursos para insumos y medicamentos?
Se toman medidas importantes, pero insuficientes. Se elevó el límite anual por afiliado del consumo de medicamentos ambulatorios, pero no se dispuso la prescripción obligatoria por el principio activo para ahorrarle miles de millones a la población. Tampoco se han tomado medidas para controlar los precios de los medicamentos genéricos.
La Fundación Seguridad Social para todos (FSSPT) insiste en que haciendo siempre más de lo mismo nunca se logrará el cambio prometido. Abrigamos la esperanza de que el presidente Luis Abinader impulse las reformas en salud y pensiones para cumplir con su promesa de entregar un sistema de seguridad social mucho mejor que el recibido.