En recientes elecciones en América Latina tuvo lugar un movimiento hacia “la siniestra”, hacia la izquierda. Así puede interpretarse la victoria de Gustavo Petro en Colombia, la de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, la de Gabriel Boric en Chile, la de Pedro Castillo (“Pedro el Breve”) en Perú y la de Andrés Manuel López Obrador en México.
Es muy improbable que en nuestro país en las elecciones del 2024 gane un partido de izquierda por la sencilla razón de que ideológicamente los principales partidos son casi idénticos. Para agravar el asunto resulta que según encuestas recientes un 66% de los votantes se definen como independientes. En 1981, cuando comenzamos a hacer encuestas políticas, apenas un 7% se definía como independiente. Ya desaparecieron “el jacho prendío”, “el buey que más jala”, la dictadura con apoyo popular y el caudillismo representado por Balaguer, Peña Gómez y Bosch. Eso implica que el voto en el 2024 será muy volátil e impredecible y quizás hasta aumente la abstención.
Otra interpretación de lo ocurrido recientemente en América latina es que se votó en contra del incumbente y no tanto a favor de la izquierda. Cuando la década perdida de América Latina en el 1984 la región votó en contra de los gobiernos pues les atribuía, erróneamente, las devaluaciones, la inflación y el decrecimiento.
El asunto se complica porque previo a las presidenciales se realizarán elecciones municipales.
Me acuerdo haberle dicho en una reunión a Balaguer, a finales de 1985, que él sería el próximo presidente dada la tendencia generalizada de votar en contra de los incumbentes. Y así fue.
¿En el 2024 se votará en nuestro país contra el incumbente, contra el PRM? En las elecciones del 2020 el PRM y sus aliados ganaron en primera vuelta con 52.52% de los votos. ¿Podrá ser vencido en el 2024?
El PRM tiene suerte pues el principal partido de oposición, el PLD, se ha dividido en tres. Por un lado, está un PLD que fue gobierno por varias décadas encabezado por Danilo Medina (“el callado”), partido con expedientes de corrupción que están saliendo en los juicios y cuyo candidato ahora es Abel Martínez Durán, alcalde de Santiago.
Por otro lado, Leonel Fernández se separó del PLD creando La Fuerza del Pueblo. Un tercer desprendimiento y más reciente es el encabezado por Julio César Valentín. Otros partidos realmente no cuentan y solo viven porque bajo nuestro sistema político el Estado entrega fondos a partidos y los pequeños funcionan como negocios para utilizar esos recursos.
Así, dividido en tres el PLD, es improbable que el PRM pierda las elecciones, más si la inflación se va reduciendo debido a menores precios internacionales de los combustibles y la comida. Se podría especular que el PLD para fines electorales podría otra vez unirse, pero uno se pregunta ¿qué candidato lo encabezaría, Leonel Fernández o Abel Martínez?
El asunto se complica porque previo a las presidenciales se realizarán elecciones municipales. En las elecciones de 1996 elementos tan disímiles como Joaquín Balaguer y Juan Bosch se unieron para votar juntos en contra de José Francisco Peña Gómez. ¿Podrá repetirse en el 2024 lo mismo? Lo dudamos.