La situación de la movilidad vial en el Gran Santo Domingo es de tal magnitud, que no nos cansaremos de escribir sobre este gran problema que afecta a mas de 4 millones de habitantes, es decir a un 40% de la población del país.

 

Aunque cada gobierno ha ido tomando medidas, que entienden que podrían ir en mejoras significativas de este gran mal, lo cierto es que lo que nos enseña el día a día a los habitantes del Gran Santo Domingo es que nuestros tiempos de desplazamiento se hacen cada día mas largos y tortuosos y la eficacia de los correctivos y medidas adoptadas se evalúan por los resultados que se obtienen y aunque esta es una situación que se ha venido agravando en los últimos 20 años, aparentemente no vamos por el mejor camino.

 

Quizás los gobiernos no han evaluado en su justa dimensión como repercute la movilidad en las ciudades sobre sus habitantes, ya que ello afecta en la calidad de sus vidas y su salud física y mental y además tiene un derrame muy negativo sobre las actividades que estos realizan, lo que al final del día también afecta la competitividad de la economía del país.

 

Comenzando con la ya comentada en ocasiones anteriores, anacrónica composición del parque automotor del país, que promueve la anarquía en las vías, siguiendo con la muy poca educación cívica de los conductores y terminando con la inadecuada actuaciones de las instituciones encargadas de aplicar las leyes que regulan y controlan el sector, no se han de esperar muy buenos resultados y los esfuerzos de los gobiernos no serán nunca suficientes para conseguir los objetivos y metas para la obtención de mejoras significativas de nuestra movilidad vial.

 

Porque la movilidad vial requiere de planes a corto, mediano y largo plazo, que involucren a todos los actores del sector, que haya voluntad y conciencia política que sea capaz de apoyar y constituirse en el ente regulador superior en el seguimiento y correcta aplicación de estos planes.

 

Porque una adecuada planificación requiere contar con las informaciones pertinentes, que, por experiencia en muchos países, constituyen los principales obstáculos para ello y en nuestro conocimiento entendemos que es poco lo que se ha hecho en el país en cuanto a estudios y herramientas tan importantes como las encuestas Origen- Destino, tiempos y velocidades de traslados tanto a nivel del transporte público como del privado por mencionar algunos.

 

Porque, lo importante para realizar una buena y efectiva planificación, no es solo tener el personal capaz y con la experiencia suficiente, es preciso contar con las informaciones que nos permitan conocer como se trasladan las gentes en las ciudades y cuáles son sus verdaderas necesidades de trasladarse.

 

Porque adicionalmente a una buena planeación de las acciones en el sector, el respaldo indicado de los gobiernos debe corresponderse con las muy probables proyecciones que requieran las inversiones necesarias en la masificación del transporte público de tal manera que la ciudadanía valore este servicio como lo que es, en base a que se brinde un transporte rápido, seguro y confiable. Indudablemente que tradicionalmente el transporte público ha sido calificado permanentemente como ineficiente, lento e inseguro, lo cual contrasta con sus bondades que hacen del mismo un transporte que ocupa menos espacio y que produce menos emisiones de gases dañinos a la salud y al medio ambiente.

 

Porque también es necesario que los gobiernos, apoyen las inversiones que sean requeridas para mejorar las infraestructuras viales que se desprendan de la planeación que realice el sector.

 

Pero lo mas importante de todo esto es lo que señalamos arriba, si no hay una planeación a corto, mediano y largo plazo, si no se realizan los estudios que servirán en gran parte para esta planeación, si no se ejecutan y damos seguimiento a las acciones que se deriven y si no se tiene el apoyo total de los gobiernos de turno, todos los esfuerzos serán paños tibios que agravarán mas la situación caótica que se vive en las vías del Gran Santo Domingo.

 

No vemos una integración de todos los actores del sector transporte en el país y mientras esto no suceda no podremos contar con una movilidad vial que sea competitiva y, lo que es peor. no conocemos de la planificación y diseño del sistema integrado de transporte público de pasajeros, sus rutas, servicios, esquemas de operación, itinerarios y cualquier otro aspecto, interurbano y a nivel urbano, en base a los estudios de oferta y demanda correspondientes, que le asigna la propia Ley 63-17 al Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT).