Si todos los obispos se vieron en peligro tras la crisis suscitada en las relaciones entre la Iglesia y el Estado con motivo de la Carta Pastoral leída en todos los templos católicos el domingo 31 de enero de 1960 y tras la denegación a Trujillo del acariciado título de “ Benefactor de la Iglesia” , sobre dos de ellos, especialmente, se hizo más patente la saña de la tiranía acorralada y decadente: nos referimos a monseñor Francisco Panal, franciscano capuchino nacido en España, para entonces obispo de la Diócesis de la Vega, y monseñor Tomas F. Reilly, religioso de la Congregación Redentorista, nacido en Boston.

Ordenado sacerdote el 10 de junio de 1933, Monseñor Reilly fue llamado a servir como Capellán del Ejército norteamericano entre 1942 y 1946, en plena segunda guerra mundial.

Monseñor Tomas F. Reilly.

Desempeñó su labor sacerdotal  en la helada Alaska, en el Pacífico, en las Filipinas y en Japón, pero al licenciarse pasa a servir pastoralmente a Puerto Rico a partir de octubre de 1947 y en febrero de 1948 fue destinado a la República Dominicana donde le fue confiada la misión de servir en San Juan de la Maguana y las Matas de Farfán.

Fue ordenado obispo en 1956 y desde entonces se le encomienda la Prelatura de San Juan de la Maguana, de la cual, posteriormente, sería también su primer obispo titular al erigirse en Diócesis. 39 de sus 59 años de sacerdocio transcurrieron en su amado suroeste, donde, como atinadamente expresara monseñor Arnaiz, estuvo “plenamente identificado con su gente sin ceder jamás ni a la fatiga ni al desaliento”.

Los agitados días previos al magnicidio de Trujillo fueron para monseñor Tomas F. Reilly momentos especialmente difíciles, signados por la persecución y el asedio debido a su postura gallarda y rectilínea en defensa de la dignidad mancillada, al punto de escapar con vida por puro milagro, como se verá en la segunda entrega del presente trabajo, la noche misma del 30 de mayo.

Ya el 12 de marzo de 1961, monseñor Reilly dirigió una Carta Pastoral a toda la feligresía  de San Juan de la Maguana “para leerse en todas las misas en la Catedral…”,  en la cual exponía valientes consideraciones contra los atropellos que cada día se tornaban más incesantes e intolerables. En sus párrafos iniciales expresaba:

Mis queridos hijos:

Ayer con la expulsión del Padre Rogelio Rosselle, Misionero belga de la Prelatura de San Juan de la Maguana, se realizó la última de una serie de largas violaciones de los derechos humanos y de los derechos de la Iglesia. Los fieles de Neyba y nosotros mismos estamos muy agradecidos del trabajo noble y desinteresado del Padre Rogelio Rosselle. Lamentamos su salida.

Está claro ahora que el gobierno de Su Excelencia Generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina ha adoptado su modo especial de persecución. Menciono solo actos recientes. En los primeros días del mes de diciembre pasado, un misionero español, el Padre Ángel Barrios, de esta misma Prelatura; fue expulsado sin explicación.

En el primer día de enero, otro misionero español de la Prelatura, Padre Alejandro Bello fue secuestrado y repetidamente golpeado por la policía secreta. El Padre Bello fue llevado de su Parroquia a la capital con los brazos atados durante todo el viaje de cinco horas. En la Oficina de la Inteligencia Militar, le dijeron que todo fue un error lamentable”.

Denunciaba, además, que se había tratado de “intimidar a la juventud de la Acción Católica y a los hombres y mujeres de distintas sociedades religiosas…que en algunas parroquias se encontró prudente disolver las confraternidades religiosas por causa del clima prevalente de temor servil  “, y más aún: “en las horas de la madrugada del primero de marzo, las puertas principales de nuestra Catedral fueron incendiadas”.

No permitieron ninguna mención de estos episodios en la prensa ni por la radio. Sin embargo, tanto la prensa como la radio hallan espacio y tiempo para lanzar diariamente ataques de naturaleza vilísima y calumniosísima contra la doctrina, prácticas y líderes religiosos de la Iglesia Católica, y sus tergiversados informes de las prédicas enviadas directamente o por medio de los síndicos y gobernadores provinciales al gobierno central, quedando aceptados como informes fidedignos de los sermones”.

“Como Uds. saben bien, mientras el régimen de su Excelencia Generalísimo Trujillo públicamente profesa respetar los derechos de la Iglesia Católica, el régimen está, y desde hace mucho tiempo ha estado, cometiendo actos de intimidación y persecución. Uds. Todos están bien enterados sobre la diferencia enorme entre la propaganda oficial y las realidades penosas.

Pero, mis amados hijos, no se olviden nunca de que Uds. No están llamados a servir a Cristo en espíritu de cobardía. En estos días oscuros deben ser Uds., discípulos dignos de Cristo el valiente.

Imiten a los sacerdotes y monjas heroicos que trabajan en medio de Uds. Ellos han sufrido mucho en este año pasado por el amor de Uds. para enseñar, rezar, y administrar los Sacramentos, ofrecer con Uds. la Santa Misa, compartir con Uds. sus numerosos sufrimientos.

Que la paz y las bendiciones de Dios sean con Uds. todos.

Excmo. y Rvdmo. Tomas F. Reilly, C.SS.R

Obispo de San Juan de la Maguana.

Tres días después, se ensañaba contra Reilly la impenitente propaganda anticlerical de Radio Caribe a través de su burlesca columna “Il Nostro Observatore”. En ella afirmaban:

El…gringo que ostenta el título de Obispo de San Juan de la Maguana habló el pasado domingo una serie de necedades en relación con las verdades que se dicen por esta radio.

Criticaba Monseñor el que Radio Caribe no se hiciera eco del conato de incendio en la Iglesia de San Juan, a lo que respondemos:

parece que Míster Reilly, a pesar de los años que tiene dando qué hacer por estos países latinos, no entiende todo lo que oye en español, porque en uno de nuestros noticiarios se dio la noticia del mencionado conato y los detalles del proceso judicial que se abrió en San Juan con tal motivo contra los autores del hecho. Lo que no hicimos fue darle mucha importancia a la noticia, porque todavía estamos lamentando el que la mencionada Iglesia no haya cogido fuego con el Obispo y todos sus curas adentro, para ver si salimos de ellos y dejan tranquilos al pueblo de San Juan.

Por eso fue que nos ocupamos tanto de la noticia, porque no resultó interesante para el pueblo dominicano, ya que no se quemó íntegro ese negocio de Reilly con él y su pandilla de curas explotadores  y engreídos”.

La persecución seguía creciendo en intensidad. A principios de abril de 1961, agentes del SIM colocan una bomba en la escuela parroquial, lo cual Reilly denuncia ante el comandante militar de la plaza General Máximo Bonnetti Burgos.

En la bien orquestada farsa del régimen, un grupo de acusadores presos desde febrero por la tiranía incriminó a monseñor Reilly de ser el autor intelectual de un conjunto de supuestas acciones terroristas, dando pie con ella a que el mismo fuera encausado judicialmente a través del Juzgado de Instrucción de la Primera Circunscripción, la Fiscalía y la Procuraduría General de la República.

El referido auto con la solicitud de encausamiento fue enviado al procurador general, Dr. Federico Cabral Noboa, quien, según declaraciones dadas a la prensa, manifestó que había dado su recomendación favorable por ante el secretario de Justicia visto “el índice de peligrosidad del sujeto”.

Para completar la farsa, el secretario de Justicia remitió el auto ante el secretario de Interior y Cultos a fines de que este tramitara el mismo por ante las autoridades competentes y se notificara a monseñor Reilly la acusación en su contra.

En el atardecer del 12 de abril, la residencia de monseñor Reilly fue atacada por una turba dirigida por el régimen con el propósito de amedrentarle, lanzando piedras que destrozaron las ventanas, muebles y demás objetos de la misma, penetrando en su interior y saqueándola, todo con la connivencia de la policía.

Imágenes inéditas de aquella afrenta inconcebible fueron publicadas por la revista ¡Ahora!, gracias a los archivos que conservara Juan Saladino Figuereo, el fotógrafo de San Juan. En las referidas imágenes se observan las pancartas levantadas por las turbas anticlericales, con frases como “Fuera los ensonatanados yanquis” así como coplas ofensivas contra monseñor Reilly, entre las que cabe citar la siguiente:

El famoso gánster Reilly”

Quiso a San Juan sojuzgar,

pero el pueblo ya consciente

no se lo quiso aguantar.

Al mismo tiempo se producía la expulsión de los sacerdotes redentoristas norteamericanos J. Shomber y John Kelly.

 

Debió salir hacia Santo Domingo, junto a veinte sacerdotes, doce religiosas y tres misioneras españolas al día siguiente, y refugiarse en el  Colegio Santo Domingo a fines de evadir la terrible persecución que ya amenazaba con poner en peligro su integridad personal y la de sus colaboradores, pues había sufrido lesiones en un brazo y una pierna que le obligaban a caminar con lentitud.

A partir de entonces comenzó en todo el país una despiadada campaña dirigida por el régimen exigiendo que los dos obispos extranjeros activos, Reilly y Panal, fueran expulsados del país.

Como una muestra de lo antes expuesto, cabe citar, la inmensa concentración celebrada frente al Palacio Municipal de San Francisco de Macorís, organizada por el Partido Dominicano  la noche del 13 de abril de 1961 clamando por la expulsión de ambos prelados, en la que participaron trece oradores, a saber, Lorenzo E. Brea Mena, Ernestina Grullón de Mirre, Luis V. Concepción Calzada, Doctor Santiago Cruz López, Doctor Antonio Moya, Oriosa Martín de Bergés, Fausto E. Guzmán, Doctor J. Ricardo Ricourt, Dr. Franklin Lithgow, Manuel de Jesús Cruz Basilio, Camilo Almánzar, María Teresa Mena de Meléndez, Doctor Armando García Jiménez, Rafael Piña Batista, Vicente José Liz Linares, Doctor Marino Vinicio Castillo, Licenciado José A. Castellanos, y Licenciado J. Fortunato Canaán.

Entre los meses de abril y mayo, la prensa de la época daba cuenta todos los días del manipulado clamor popular a favor de la expulsión. Ej: “Las fuerzas vivas de Neyba repudian a Obispo Reilly; “Fuerzas vivas Villa María pedirán expulsión de Obispos”; “Localidades del país protestan maquinaciones subversivas de los Obispos Reilly y Panal”; “Villa Riva protesta contra los Obispos”; “Que se larguen los Obispos”, exigían los editoriales de Radio Caribe.

Los irreverentes comentarios de Radio Caribe llegaban hasta el presidente Balaguer: “¡Decídase, Doctor Balaguer, ¡métalo en un avión!”.