Conocida como Ley de Mecenazgo, la 340-19 es un pilar para el desarrollo de las industrias creativas que también son llamadas "Economía Naranja”. Esto así porque su marco incentiva a las personas, empresas y organizaciones dentro del territorio nacional a invertir en el desarrollo de proyectos culturales y artísticos.
Mediante la promulgación del decreto 558-21, el Presidente Abinader ha establecido el marco y los mandatos para la catálisis de una nueva etapa de la inversión cultural en el país, tan necesaria como obviada incluso para sectores que podrían beneficiarse de su desarrollo.
Recordemos que una Ley de Mecenazgo es un mecanismo que permite a los inversionistas deducir un porcentaje de su pasivo por el Impuesto Sobre la Renta, equivalente a su inversión en un proyecto cultural o artístico. Según la pieza ya citada, la deducción permitida será de hasta 2.5 por ciento en cada año fiscal.
Este tipo de legislación ya ha sido implementada en varios países, incluidos Francia, Italia, España, Canadá, Corea del Sur, México y Colombia, para apoyar el crecimiento de la economía creativa.
Un punto que merece atención está relacionado al hecho de que, con la llegada de la tecnología digital la inclusión de las obras digitales en la Ley de Mecenazgo es esencial para apoyar el crecimiento de la economía creativa y promover el valor del arte digital en la sociedad.
Con esto, entendemos que los creadores digitales podrían beneficiarse de una mayor financiación para sus proyectos, repercutiendo en una fuerte ayuda a producir contenido de alta calidad y llegar a una audiencia más amplia.
Además del hecho de que pueden acceder a los mismos beneficios que los creadores tradicionales, incentivando a las personas y empresas a invertir en proyectos culturales digitales.
Incluir obras digitales en las solicitudes al Fondo Solidario de Apoyo a la Cultura (FOSAC) también ayuda a nivelar el campo de juego para todo tipo de creadores, independientemente de su medio. Este movimiento debe ser permitido para fomentar la innovación y la creatividad en el espacio digital y promover el desarrollo de nuevas formas de arte digital.
Esto también elevará el perfil del arte digital y los proyectos culturales, lo cual puede servir en aumentar el valor de las obras digitales en nuestro territorio.
A escala internacional, un proyecto digital debe cumplir con requisitos específicos para ser elegible para la Ley de Mecenazgo. Por ejemplo, el proyecto debe considerarse un proyecto cultural o artístico, registrado en la Oficina Nacional de Derechos de Autor, certificado por el Ministerio de Cultura de su país, tener un presupuesto mínimo, completarse dentro de un plazo específico, estar abierto al público y cumplir con las regulaciones.
Estos requisitos garantizan que el proyecto sea original, esté protegido por las leyes de derechos de autor de una escala particular y se lleve a cabo de manera legal y ética.
Varios ejemplos de proyectos digitales que se han beneficiado de las leyes de mecenazgo digital en diferentes países como "Le Gardien du Temple" de La Halle de la Machine en Francia y en España, el primer museo que lanzó una campaña de crowdfunding fue el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Estos ejemplos demuestran cómo las leyes de mecenazgo digital pueden apoyar varios proyectos digitales, desde animación y videojuegos hasta instalaciones de arte inmersivas y experiencias de realidad virtual.
El mecenazgo digital difiere de las formas tradicionales de mecenazgo en alcance, accesibilidad, transparencia, rendición de cuentas e impacto.
La adopción de un mecenazgo digital proporciona un apoyo esencial a los creadores digitales y ayuda a promover el desarrollo de nuevas formas digitales que fomenten el arte y cultura.
El aumento de la inversión en proyectos culturales y artísticos, incluidos los digitales, puede financiar y expandir nuevos proyectos, creando nuevos puestos de trabajo y fuentes de ingresos para nuestra juventud.
Promover la innovación puede crear nuevas tecnologías o incrementar el uso de éstas, además de productos y servicios online, impulsando el crecimiento de la economía digital.
Tal aumento de la visibilidad puede ayudar a aumentar el valor de las obras digitales en la sociedad, aumentando a su vez, la demanda de productos y servicios digitales.
Fomentar la colaboración entre los creadores digitales, las empresas y el mundo académico puede desarrollar nuevas alianzas y redes de cultura, impulsando la rezagada innovación y el crecimiento en la economía creativa.
Por último, el apoyo a las economías locales puede crear comunidades creativas vibrantes, atrayendo inversión, turismo y otras oportunidades económicas.
La inclusión de obras digitales en la ley también ayuda a nivelar el campo de juego para todo tipo de creadores, independientemente de su medio u origen, fomenta la innovación y la creatividad en el espacio digital y promueve el desarrollo de nuevas formas de creatividad digital, más allá de la comunicación comercial.
Con el anuncio del decreto 558-21 y la figura de la Oficina Técnica de Gestión Electrónica y Plataforma Digital (OTEGED) nuestro entusiasmo sobre la clasificación e inclusión del arte digital estuvo en el punto más alto. Luego de dos años, las referencias de la OTEGED en Google solo dirigen a las noticias sobre el decreto.
Es momento de permitir que el mecenazgo digital contribuya al crecimiento de participación de los "ciudadanos de a pie" en la economía creativa, permitiéndoles participar en los recursos de inversión, promoción de la innovación, a fin de que puedan aumentar su visibilidad, alcanzar contactos para la colaboración y con esto, apoyar directamente a las economías locales.
Consideremos que el Consejo Nacional de Mecenazgo puede brindar un apoyo esencial a los creadores digitales; ayudemos a promover el desarrollo de nuevas formas digitales de arte y cultura.
El mecenazgo digital es la figura más cercana que tiene el país para fomentar el I+D cultural, esa zona gris donde el arte y la cultura se fusionan con la tecnología.