¡Caramba, que cosa esta, diría la gente!, al saber la noticia que Gladys la China estaba armando su viaje al cielo, cuando tendida de bruces y sin escalera, caminaba a su sepulcro mirando al cielo desde la Taveras.
! Y así fue! El murmullo no se detuvo más. Corrió de boca en boca la noticia en su lar pueblerino, y muchos decían, se fue la eterna sonrisa de doncella octogenaria, aquella que junto a su historia recorrió sus caminos. ¡Gladys la china se ha ido! Aquella que en silencio, en cada acto de amor por los suyos y su prójimo, rubricó sus obras en altos relieves, y que hoy brillan desde el firmamento discreto como fulgurantes estrellas, aquellas obras que hacía por los tristes peregrinos y su incierto destino, y contando del uno al infinito con su ábaco de cristal, así estampó con olor a tierra adentro de su Bonao amado, su raíz oriental a la que nunca dejó de lado. ¡Si, era ella! La que fue producto de cuando las olas de migración salieron a encontrarse con don Luis Sang que venía allende los mares, quizás atraído por el olor a cayenas, las flores de nuestras amapolas, o quizás anacahuitas o las flores que atraían al colibrí, a juntar su destino de amor con Ana Josefa de la Rosa-Doña Fefa- aquella que más tarde fuera madre de sus hijos sembrado en su nuevo país.
¡Y todo se consumó! Aun cuando Bonao era la Villa, en una pequeña casa victoriana empezó a llegar la cigüeña, y junto con ella, llegó Gladys Sang de la Rosa como la primigenia, la que hoy después de tanto encender destellos asume el simulacro que ha partido y dejando el alma de su Bonao con el corazón herido.
Y así fue. Hoy también gorjean como pájaros sin nidos, su cosecha de hermanos que en número emularon la novena sinfonía de Beethoven, compuesta por; Neyla, -ya ida-, Luisa, aquella mujer de la patria, que empuñó las armas en la gesta de abril, Liamué, Nelson, Luis Alfonso- Caco-, Raquel-Queliz,-la emblemática softbolista de la casta de Eliot Rosario-, Quico-el impresionante atleta del Taekwondo de alta competencia-, y Charo Sang de la Rosa. Todos ellos formaron las proles del llamado ¨Sangleelong¨, que surgió en Bonao como efecto de una alianza comercial que hicieron tres primos, cuyos apellidos, eran; Sang, Lee y el otro Long.
Y así se fue acrisolando la estampa de los llamados chinos de Bonao, de quienes les cuento que se desprende genealógicamente la gran rama de la cual hoy tras el retiro de Gladys la China, afloran los toques de clarines, anunciando, no su muerte, sino la inmortalidad de su nombre. Y hoy para que nadie diga no lo sé, se los recuerdo ya que esto han de saberlo hasta los chinos de Bonao. Ahora solamente habría un contraste. Y es que cogió bata al hombro con su Negatoscopio dental y ya aviada con su botiquín lleno de pinzas y algunos brises dentales, ya no a tapar las caries de su pueblo, sino a mejorarles las sonrisas a fieles y ángeles que han de forma el coro de los Querubines que desde el cielo corea no a la guerra y, defenderán la libertad de un mundo que cante por la paz.
Con tu partida hoy más creo en la diosidencia, naciste un 15-3- 1936 y subiste a tu otra vida el 26-5-2022 al aplicarle la sumatorio a todos los números que envolvieron tu existencia, justamente, resultan 87 años, ya marcado a cumplirlo en tu próxima primavera. Y más Gladys, y perdona por mi insistencia numerológica, cuando fuiste a llevarle flores a tu madre Josefa al alba del 26 de mayo, apenas faltarían cuatro días para su día, que también sería tu día. Por tanto, doctora del estoicismo familiar, madre abnegada, hermana que hiciste de cobija para cubrir con tu manto de madre sustituta a tus hermanos y familiares, permítame contar del uno al tres tus proles que hoy deberán convertirse por lo menos en tu silueta para recibir de ellos tu bello regalo de madre, que no era más que recibir la albricia que además de segura, sus vidas estuvieran quietas. Y simplemente en un triangulo de amor formado por David, Orlando y Anny De Vargas Sang, a quien criaste en nido de honor, sin importarte el dolor.
Permíteme mi querida china, en nombre de lo que me toca de tu pueblo, cobijarte en un baño de sonrisa en vez de llorar, como todos los tuyos lo quisieran expresar, mas, preferimos enjugarnos nuestras lágrimas, aunque sigamos con la muda elocuencia del alma y su dolor, ya que por ti no cabe llorar, ya que no queremos tus blancas alas mojar para que al subir al cielo no te vayan a pesar.
Por favor deja el trillar de tu máquina chillona guarecida cerca del parque donde siempre te vimos trabajar, que ahora la lucha es más grande y la tenemos que combinar, además de ponernos los dientes blanco, debemos seguir la obra divina de almas que salvar, ya que Sodoma y Gomorra han vuelto a sus bancos, y necesitamos que tu nombre permanezca en ese contorno, así como quedará el escudo y la llama votiva de la fe cristiana de nuestra Gladys la China, ya que hará falta cuando las almas vengan a buscar sus vidas. Ahora el contraste que nos queda, nuestras almas lo adivinan, es que aunque te hayas ido de nosotros, siempre tu imagen estará viva.